sábado, 31 de diciembre de 2011

Se nos va otro año, y van...



Cinco horas quedan de este 2011. Circunscribiéndome solo a esta Ciudad de Málaga, y por cierto de lo que nunca terminaré de dar gracias a Dios el que en 1950, fuera destinado a esta Comandancia cuando ingresé en la Guardia Civil, y digo me refiero solo a Málaga, en cada uno de los domicilios malagueños, se estará tramando seguramente algo relacionado con este final de año. Unos, donde se reunirá la mayor parte de la familia para celebrar la cena; otros citándose para reunirse en cualquier hotel, donde tras la cena, tomar parte en el cotillón que los mantendrá allí hasta altas horas de la madrugada o quizá hasta el amanecido; no faltará quienes estén llorando cualquier circunstancia grave sufrida por algún miembro de la familia, y así por el estilo, cada uno de esos hogares será un mundo distinto, incluso al de su limite físico. Yo, como me viene sucediendo desde hace ya algunos, bastantes años, en que voluntariamente me impuse el pasar esta fecha aquí, en mi casa, en solitario, suelo, como cualquier empresa al finalizar la campaña, hacer balance de resultados, de lo que ha sido el devenir de este año, y que irremediablemente se nos va dentro de pocas horas.

Por cuanto a mí personalmente se refiere, y sobre todo y, principalmente a mi entorno familiar más próximo, no ha podido ser mas rentable. De mí, salvo alguna que otra circunstancia por cuanto a la salud, sin mayor trascendencia, aquí sigo manteniendo una situación física de la que ojala siga disfrutándola por el tiempo que Dios tenga a bien conservármela. A ellos, nada adverso que de cierta importancia pueda reseñarse, tanto en salud física, como en el ambiente que en cada una de esas tres familiar que la conforman sigue respirándose, de lo que nada más pueda sentirse orgulloso un padre y abuelo, yo en este caso, y desde donde me llega todo ese cariño que en estos tramos postreros de la vida de una persona, conforman el principal aliciente para seguir gozándola.

No faltan en estas recordaciones, que al estar solo, sin nada ni nadie que te lo impida, te entregas también a recorrer todo ese tan largo pasado, haciendo parada y fonda en todas esas fechas que finalizaban, el año, y que uno a uno fueron acumulando también finales de décadas, de los 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90 y 100, y que aquí se daba también fin a un siglo, el XX, y en 2010, la primera década del XXI, y de la única que no la recuerdo, fue la de 1920, porque finalizaba cuando había cumplido solo cinco años. Cuán distintas lo fueron siendo esas décadas de las que hoy he traído al recuerdo, tanto en el plano personal como en el familiar, siendo solo dos de ellas, como para olvidarlas por completo, y que lo fueron las de los 30 y los 40, del pasado siglo. Pero no desbarremos y por el momento voy a quedarme con solo el resultado del año que tan próximo está a finalizar. Que en todas las cuestiones señaladas y alguna que haya podido quedar sin citar, el año que está a punto de acabar, colma todas mis aspiraciones y todos cuantos me queden por andar por estos andurriales, lo sean tan positivos como este 2011, y por último dedicar mi ultimo recuerdo a la que supuso tan largos años de felicidad en mi vida y me dejó a la sombra y cuidado de la cumbre en que fue el producto de aquella unión, de lo que solo tengo el pesar de que ella no pueda seguir gozándolo a la par que yo.

Hasta la próxima entrada y que dentro de 366 días, pueda hacer referencia a esta mi última entrada hasta hoy.

Todo esto cuanto he deseado para mí, quiero que llegue a todas esas personas que tanto quiero y como no me cansaré de decirlo, son el principal aliciente de mi vida.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Navidad



Hoy es Navidad. Hoy, y no solo hoy, sino en estas fechas tan tradicionales de la Navidad, es cuando más rebuscamos en nuestros sentimientos y recuerdos, de todos esos seres que formaron, y lo siguen formando, parte de nuestro caminar por la vida.

De aquellos que se fueron para siempre, solemos retornarlos a nuestro sentir desde esos privilegiados espacios de nuestras almas, en los que moran desde que iniciaron su ausencia y donde abonados tienen sus alquileres a perpetuidad, cuando menos hasta tanto las nuestras Dios decida se unan a las suyas para la eternidad. Si un tanto difusas nos llegan sus imágenes, no por el olvido, sino por el tiempo transcurrido que todo lo deforma, sí todo lo que supusieron y nos aportaron para llenarnos de dicha, lo sentimos tan del momento, que aun nos hacen regodearnos como si lo fueran en aquellos momentos en que posiblemente no le dimos el valor de cuanto supuso en nuestro favor.

De los presentes, de los que nos rodean, aún cuando por causas ajenas a ellos, o a nosotros no los tengamos o estemos físicamente a su lado, cualquier gesto, una simple mirada, cualquier evento favorable para alguno de ellos, nos lleva a sentirlo y gozarlo al punto que va dejando ese poso que poco a poco se ha ido formando en nosotros, de lo que en nada puede comparársele a estos sentimientos afectivos, cualquier otro cúmulo de consecuciones de cualesquiera otra índole.

Si estos sentimientos, como cito anteriormente, afloran por estas fechas, a todos los mortales, cuando menos en todo, o casi todo, el entorno de nuestra civilización occidental, los cargados de años, al no tener otras ocupaciones que nos lleven a tener empeñadas nuestras actividades en cuestiones mas importantes, podemos considerarnos unos privilegiados y sentirnos como si las fiestas navideñas lo fueran durante todo el año, ya que cuanto a los demás les hace sentir de esa forma especialmente durante las mismas, nosotros lo estamos gozando a todo lo largo del día a día cotidiano, y se convierte en la "savia" que va alimentando y nutriendo nuestra esperanza de continuar viviendo.

Con el sentimiento embargado por la emoción de todo este cúmulo de sentimientos en estas tan señaladas Fiestas, vaya mi cariñoso y sentido recuerdo a todos mis deudos y muchos y cariñosos besos y abrazos, a los que Dios tiene todavía a bien que yo siga a su lado.

Hasta la próxima entrada.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sin dejar de llorar, pero de alegría


Creo que lo primero que debo hacer es dar gracias a Dios, por la felicísima noticia que ayer tarde recibía, como era el pase al segundo examen, por lo tanto tras haber aprobado el primero, por mi nieto Rafa, que a la vez como sabéis también es el editor de este humilde blog. En mi entrada del día 11 de noviembre pasado, la víspera de su citado primer examen, lo dediqué a él. Todo cuanto pensaba, deseaba y pedía, se ha cumplido. Como muchas veces he dicho , a la vez que los años se van acumulando sobre mí, mis sensibilidades se van disparando cada vez más, al punto que como en este caso, si las lágrimas derramadas, aunque de alegría, se convirtieran en puntuación para el próximo examen, que, creo ha de realizarlo el día 12 de enero próximo, se saldría de la lista, así que trataré de ser un poco mas humilde en mis deseos, y que también cuente con que su abuelo, volverá a estar junto a él, virtualmente se entiende, y seguro habré de insuflarle el ánimo suficiente para que como en el primero, salga tan airoso en el segundo, para lo que capacidad ni entrega no le falta, y, que del tercero, ya hablaremos.

Cada día que pasa, no me canso de dar gracias a Dios por esa felicidad de la que desde hace tantísimo años he gozado, aunque la única contrariedad, haya dejado esa profunda huella, que solo con acontecimientos como esta noticia de ayer, hacen que este trance, que cuando menos creo es el atardecer de mi paso por este mundo, siga, sintiéndome tan agradecido de esta DICHA que me acompaña, y no a mí, si no a todos los míos, y a todos los que tanto quiero, sigan recibiendo concesiones como esta y de las que tan merecedores son todos ellos, aunque, si Dios, a mí tampoco me olvida, será la dicha completa.

Rafita, recibe un fuerte abrazo de tu abuelo, el"Abuelo de Villaharta", Rafael.
Hasta la próxima entrada y a ver si motivos como el de hoy, no me faltan en lo sucesivo para continuar plasmándolos en estos "Recuerdos".

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cuando el recuerdo duele


Desde hace varios días se respiran aires navideños. Como creo señalaba en mi entrada anterior, son estas fechas por excelencia, las que nos traen a la memoria el recuerdo de aquellos seres que quisimos con toda nuestra alma, pero que hace algún tiempo se fueron de este mundo. Es por tanto inevitable traerlos a nosotros en esos actos u ocasiones en que damos cierto aire de celebración, pero que a su vez, tratamos de no exteriorizar nuestros sentimientos a fin de no contagiar con ello a todos nuestros circundantes, con lo que sin duda daríamos al traste al motivo por el cual hubiere sido proyectado.

Cuando los años vividos que rebasan más de lo deseado el número de ellos, y en consecuencia las sensibilidades llegan a dispararse ante cualquier adversidad, el mero hecho de guardarse para sí esos sentimientos, producen como suele decirse rebanar el alma y como apunto en el asunto de esta entrada, yo diría que, hasta duelen esos recuerdos. Quizá ese dolor que nos produce, sea el tributo, aunque yo estimo sería demasiado leve, que nos corresponda pagar a todo lo que nos aportaron esas personas y que a lo mejor fueron la principal causa por la que, nuestro discurrir por la vida fue, y lo seguirá siendo, toda esa dicha y felicidad de la que hemos venido gozando. Si el no acompañarlos en su ida, como en no pocas ocasiones nos preguntamos quizá hubiera sido nuestro deseo, el dejarnos aquí no tendría otro fin que el rendirles la pleitesía y agradecimiento que se merecieron.

Con esta entrada de hoy, quiero redimir esos momentos en lo que anteriormente cito que vienen a nuestro pensamiento sus recuerdos, para que en la ocasión en que hayamos de compartir celebración, me sea menos doloroso el dejarlo guardado solo para mí, sin añadir a los que sin duda también les sucederá lo mismo, acrecentar su dolor, y lo principal de esta entrada, sea el llevar hasta el lugar donde puedan encontrarse este recuerdo lleno del cariño que les tuve, y lo seguiré teniendo, que nunca lo será tanto como el que ellos me prodigaron.

Hasta la próxima entrada y FELICES NAVIDADES Y VENTUROSO AÑO 2012, para todos los mios, y quienes pudieran tener la deferencia de entrar en este mi blog.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡Valientes Navidades!



Faltaba una semana para que terminara el año de 1950. Eran las primeras Navidades que iba a pasar como Guardia Civil. Serían aproximadamente las doce de la noche de aquel 24 de diciembre, de lo que dentro de 10 días se van a cumplir SESENTA Y UN AÑOS, del modo y forma de que todos los míos sabéis como sucedió, y que para los demás creo ni les vendrá ni les viene, un disparo producido por el mosquetón de un compañero, que en unión de otro se hallaban de servicio, el proyectil impulsado por el mismo y atravesando el capote de paño, y el pantalón de la guerrera, me entró por la parte externa de la rodilla derecha y me salió por el creo que llamado hueco pupliter, o algo así, o sea por la corva de la misma pierna, produciéndome la herida propia de un proyectil del calibre 7´92, o sea de cierta importancia, y calificada de "Carácter menos grave". Empezaré diciendo que la localidad mas cercana de donde me hallaba y había médico, era Manilva de esta provincia, que distaba unos tres kilómetros de distancia. En el propio Cuartel del Puesto de Torrelasal, que era donde estaba destinado, con vendas me liaron tanto la entrada y la salida de la herida a fin de evitar en lo posible la abundante sangre que salía de las mismas.. El medio utilizado para mi transporte hasta la mencionda localidad, fue un mulo que nos fue facilitado por su dueño residente en un cortijo distante unos doscientos metros del Cuartel. Cerca de una hora tardamos en el recorrido y que por supuesto cuando llegamos, por el médico de la localidad solo me fue practicada una cura de urgencia consistente en taponarme debidamente las ante dichas entrada y salida del proyectil.

Para el regreso nuevamente hasta mi acuartelamiento tuve mas suerte, y fui llevado por el coche del Capitán de la Compañía que llego al recibir la noticia del hecho. En el cuartel permanecí toda la noche, aquella Noche Buena, primera en la Guardia Civil. El taponamiento del orificio de salida, no dejó de sangrar en toda la noche, al punto de que llegué a calar hasta el propio colchón de la cama

Sobre las ocho de la mañana siguiente, o sea del día de Navidad de 1950, con el propio vehículo del Capitán me trasladaron hasta un servicio de control permanente de la Guardia Civil que estaba establecido en Sabinillas, donde procederían a parar el primer vehículo que medianamente fuere mas o menos apto para mi traslado hasta Málaga.

La festividad del día, y los poquísimos vehículos que había entonces, me hicieron estar esperando hasta aproximadamente las diez de la mañana, en que un autobús, perteneciente a la Compañía del cantante, por cierto favorito mío, Antonio Machín que estaba actuando en Málaga, y que circulaba vacío, acompañado por el Guardia, que precisamente formaba pareja con el que me dio el tiro, me trajo hasta esta ciudad y donde ya cerca de las dos de la tarde fui ingresado en el entonces Hospital Militar, ubicado en la plaza junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, y donde precisamente llegué casi inconsciente por la gran cantidad de sangre que había perdido.

Tan pronto llegué a dicho Centro fui atendido por el Cirujano Comandante Médico Don Francisco Zamarrón, (hace pocos días leí en las esquelas del Diario Sur, el fallecimiento de la viuda, del desde luego excelente cirujano, Comandante Zamarrón), que posiblemente fué lo único que se hizo con cierta diligencia, o sea que estaba avisado y esperando para cuando llegara.

Fui encamado, recuerdo, en la Cama número 2 de la Sala de Cirugía del referido Hospital.

Mi primera determinación cuando fui herido, fue pedir no le comunicaran nada a mi familia, y por supuesto yo particularmente, tampoco lo hice. Quizá este hecho, pueda parecer, como mínimo extraño de que yo procediera de esa forma, Me base en dos premisas principales, o para mejor decir, únicas. La primera y particular evitarle a mis padres y hermanos, el sufrimiento al recibir la noticia, y la segunda y aunque hoy pueda parecer un tanto ridícula, el inmenso sacrificio que suponía el traslado de mis padres desde mi pueblo hasta Málaga con la añadidura de su pernocte en esta Capital, y que su economía solo se lo hubiere permitido, con la la solicititud de un préstamo a algún familiar o conocido del pueblo. Este sufrimiento padecido por ellos en nada me hubieran beneficiado a mí por cuanto a las heridas sufridas, así fue la causa o motivo que me llevó a tomar semejante determinación de ocultárselo a mi familia. Tuvieron conocimiento de todo lo sucedido en el mes de Agosto siguiente, o sea pasados ocho meses del acto, cuando fui con permiso y hubieron de darse cuenta porque aun todavía cojeaba visiblemente por los efectos de las herida sufrida.

Durante aquellas Navidades, fin de año y Reyes de 1951, ni una sola visita recibí de persona alguna en que viniera a darme siquiera compañía por unos momentos, y que dadas las fechas de que se trataba, ni un solo enfermo, excepto yo, se quedó sin sus respectivas visitas de familiares o amigos y que desde mis postración en la cama numero 2 de la Sala, contemplaba y oía todos los saludos, besos y conversaciones que aquellos amigos o familiares sostenián con los suyos. Pese a todo, me daba por satisfecho con la decisión tomada en ocultárselo a los míos.

Permanecí en cama sin levantarme creo que cerca de un mes. Fui dado de alta el día 18 de Febrero siguiente, aunque todavía no estaba totalmente curado, pero fue motivado, a que si permanecía en el hospital sin darme de alta, y rebasara mis estancia mas de 60 días, las heridas sufridas habían de ser consideradas como GRAVES, y el procedimiento iniciado como Diligencias Previas, hubiere tenido que ser elevado a Causa, pero esto son cuestiones jurídicas que no hacen al caso.

En los casi dos meses que estuve hospitalizado, solo recibí una visita de un Guardia de mi Puesto que fue a llevarme la paga del mes de Enero, porque la de diciembre ya la habíamos cobrado cuando sucedieron los hechos. Aparte de esa visita indicada, si estuvo en tres o cuatro ocasiones, el Guardia Santiago Lupión Toret, que fue el nombrado Secretario de las Diligencias que se instruyeron, y que lo hizo para tomarme declaración, y que incluso el Capitán que fue nombrado Juez Instructor de las mismas, ni siquiera apareció por allí.

Quizá, las circunstancias acaecidas en mi familia a partir de Diciembre de 1934, que se enlazaron con las de la Guerra Civil Española y todas las demás durante los cuarto o cinco años posteriores a la misma, creo hicieron de mi, lo que suele decirse de que "En la adversidad, se forjan los grandes corazones". Aquella soledad padecida durante cerca de dos meses, ninguna huella dejaron en mí para lo sucesivo, lo que visto hoy con las perspectiva de 61 años, yo mismo me pregunto como fue posible aquel comportamiento mío.

Como indiqué anteriormente fui dado de alta el día 18 de febrero de 1951. Esta misma fecha ha coincidido en varios acontecimientos mios personales más y que son los siguientes y pura casualidad. 18 de febrero de 1956, mi toma de dichos. 18 de febrero de 1957, el bautizo de mi hijo mayor, y 18 de febrero de 1997, mi fecha de alta cuando fui operado de corazón, cunado el fallecimiento de mi mujer.

Lejanos recuerdos, que junto a otros, muchísimos, mas felices, fueron conformando todo mi acontecer, y lo que sin duda llegan a que cada cual seamos la persona del modo y forma que somos,

Hasta la próxima y que esta entrada, aunque nada alegre, queda ya muy lejos para hacenos el que nos pongamos tristes.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Recuerdo al amigo


Ya soplan vientos navideños. El ambiente que se respira por la calle, las tiendas, y por cualquier parte donde haya medianamente un tránsito de personas, se percibe ese no se qué característico a lo que damos en llamar "ambiente", y siempre motivado por cualquier circunstancia o acontecimiento que se presume próximo, y en este caso concreto es la Navidad.

Estas festividades tienen de especial, el que solemos traer al recuerdo tanto y en primer lugar a los seres queridos que se nos fueron, a los que aún andan por estos mundos de Dios, los que estas cerca o junto a nosotros, y entre ellos, como no, también se encuentran los amigos.

Hoy, y por primera vez, dedico esta entrada en mi blog a un amigo del "alma." Si una de las causas de sentirse feliz en esta travesía que hacemos por la vida, se mide por las amistades que uno ha ido cosechando a través del paso de los años, yo creo he sido y lo sigo siendo, unos de los seres privilegiados que tuvieron la suerte de venir a ella. Pero, esa calificación de "amigo del alma", creo que solo debe hacerse a quienes consideramos como tales, que por cuanto ello encierra, y esto es solo una opinión personal, deben ser escasísimos a quienes los cataloguemos como tal. Yo, concretamente, clasifico así a dos de ellos.


Uno, del que creo en alguna ocasión lo he mencionado en algunas de estas entradas, llamado Francisco Fernández Campoy, que en mi pueblo, y entre la mayoría de las gentes era conocido por el apelativo de "Currito" y el que hace algunos años abandonó esta vida, al que con esta breve alusión lo traigo al recuerdo y le deseo Dios lo tenga en el lugar a que su paso por este mundo lo hizo merecedor.


El otro, del que gracias a Dios todavía se cuenta entre nosotros, quiero dedicarle expresamente esta entrada. Este, como digo, "amigo del alma", que todos los míos mas próximos sabéis de quien se trata, pero para quienes no lo sepan, les diré se llama ALFONSO PÉREZ PLAZUELO. Así, y como suele decirse a "ojos de buen cubero", nuestra amistad comenzó a fraguarse hace así como SETENTA AÑOS. Con mi amigo Alfonso, que en nuestro trato nos llamamos el uno al otro "pariente", es de esas personas a las que mas que apreciarse, se quieren. Un amigo así, como lo somos el uno del otro, es quien nunca te hace falta llamarlo, porque siempre está a tu lado. Es quien tanto se alegra de tus felicidad, como de la propia. Es quién tanto está pendiente de tus cuitas como de las suyas. Es quien tanto siente en carnes propias las adversidades tuyas, como las que a él le sucedan. Es quien nunca te preguntará para que lo quieres, si no cuenta con ello. Si a cualquiera en mi pueblo se le ocurriera, la improbable idea, más que nada por carecer de importancia, de hacer una pequeña encuesta en la que se preguntara, sobre todo a personas de mas de sesenta o setenta años, a quienes consideraría los mas amigos, de todo el pueblo, me aventuro a dar el resultado con mas del 90% de aciertos, que estos dos amigos entrañables, serían Alfonso Pérez Plazuelo-Rafael Galán Rodríguez, o Rafael Galán Rodríguez-Alfonso Pérez Plazuelo. Fueron, lo son y lo seguirán siendo hasta tanto Dios quiera, aquellos numerosísimos paseos el uno junto al otro, tratando de lo humano y lo divino, contándonos incluso esas confidencias que a solo los amigos suelen hacerse.


Este amigo, es a quien yendo yo a mi pueblo, por escaso que sea el tiempo que voy a permanecer allí, nunca regresaré sin haberlo visitado. Es de quien nunca regresaré allí, sin haberme despedido de él. Es a quien no saludaré ni despediré sin darle un abrazo y un beso. Es quien, si algún día, por decisión de Dios dejara de estar en este mundo, se llevaría consigo, miles, miles y quizá millones, del conocimiento de cuantos casos y hechos me fueron sucediendo a lo largo de toda mi existencia, y que sin reparo alguno y a sabiendas de que si con ello pudiera causarme cualquier circunstancia adversa, jamás revelaría cualquier confidencia que le hubiere sido hecha por mí.


Una de las circunstacias especiales que a través de los años venimos cumpliendo, es el que en las vísperas de estas fiestas que ahora se aproximan, las Navidades, nos dirigimos una carta, al uso de como o lo hacíamos desde hace mas de sesenta años, en que las comunicaciones solo eran posible a través de la correspondencia epistolar, y que incluso de que en periodos bastante frecuentes, ahora solemos llamarnos por teléfono, mantenemos ese rito de mandarnos nuestra cartita felicitándonos por Navidades y Año Nuevo.


Pariente dentro de unos días, te escribiré y llegará lo que te diga a través del correo postal, pero esta entrada en mi blog, va dedicada enteramente a ti "MI AMIGO DEL ALMA".


Hasta la próxima entrada.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Triste recuerdo




Esta tarde se cumplen 18 años de la primera operación que sufrió mi mujer, después pasamos un año maravilloso, pero pasado ese periodo, comenzaron a sucederse las operaciones, hasta el desenlace final.



Todo lo de escueto que pienso hacer este relato, lleva de sentido recuerdo hasta aquella víspera de la Inmaculada, en que comenzó la cuenta atrás en la desaparición de este mundo de la mujer, que marcó etapa tan larga y feliz en mi caminar por la vida.

Cuando se aproximan las fiestas Navideñas, en las que parece más se echan de menos los seres queridos que nos dejaron, y aunque procuramos ocultarlo a los demás que aún están por aquí, aunque con seguridad éstos tratarán de emularnos, se nos encoje el alma trayéndolos a nuestro recuerdo, y dediquémosles esa oración pidiéndole a Dios los mantenga en el lugar que por su comportamiento durante su paso por esta vida, se hicieron merecedores. Así sea.


Hasta la próxima, que sea recordando efemérides mas alegres.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Festividad de Santa Bárbara



Hoy 4 de diciembre celebra la Iglesia la festividad de Santa Bárbara. En dos situaciones diferentes, la festividad de Santa Bárbara era la patrona de la actividad o destino en el que me hallaba inmerso.

Años hace celebré esta fiesta tal como la patrona del oficio que ejercía, allá por 1944, que era la de minero. Pese a que ha sido la actividad, no que no estaba contento en ella, sino que casi llegué a odiarla, sin embargo aquel 4 de diciembre del mencionado año de 1944, en compañía de casi la mayoría del personal jornalero de mi pueblo, que a la sazón trabajábamos en la mina, el que por primera vez, en este caso lo digo por mí, ya que muchos lo hacían desde uno o dos años antes, el contar con un día en el que no se acudía al trabajo y encima percibirías el jornal correspondiente, suponía una novedad, dado que en el trabajo en el campo del que yo procedía al incorporarme como minero, en todo el año se tenía un solo día en el que sin trabajar obtuvieras el estipendio correspondiente a una jornada de trabajo, era motivo mas que suficiente para su celebración.


Dado a que el paro era inexistente en aquellas fechas al ser absorbido por la ocupación en la extracción del mineral, que pese a su provisionalidad, fue constituida la empresa denominada Coto Hullero la Ballesta, por la gran carencia
que las consecuencias de la guerra civil española llevaba arrastrando, entre otros del carbón, el aporte de aquellos sueldos, aunque no elevados, si superiores en una proporción importante a los que se percibía en las faenas agrícolas, me recuerda el ambiente casi de euforia que se vivía en la localidad, y es que cuando un pueblo acostumbrado a vivir desde muchos años atrás con las temporalidades de paro que la finalización de las dos o tres campañas que se daban en el campo, suponían la total carencia de ingresos en la inmensa mayoría de los hogares, que arrastraban al endeudamiento de la clase obrera, al punto de supeditar sus ingresos para la próxima etapa de trabajo en pagar las deudas contraídas en su tiempo de carencia de actividad laboral, y así creo se venía sucediendo año tras año, desde sepa Dios cuando. Este caso caso, de la seguridad en el empleo durante todo el año, era lo único que para mí suponía la clase de trabajo a que estaba sometido en el interior de los pozos, y miento, había que agregarle también unas pequeñas cantidades de alimentos de primera necesidad se nos entregaban todas la semanas, previo pago de su importe, que era sin duda incluso de superior valoración al jornal que se percibía, ya que los años cuarenta del pasado siglo, en particular hasta pasada mas de la mitad de la década, fueron los denominados, con toda razón, los años del "HAMBRE". El siguiente año, 1945, igualmente, también fue celebrada en iguales términos que la anterior, dado que aún permanecía laborando en el interior de aquellas "gazaperas", que eran para mí la clase de galerías por donde habíamos de circular o permanecer en el trabajo.

Como todos los mios sabéis, mi trabajo como minero me hubiere permitido no incorporarme al servicio militar, si durante el tiempo que mi Reemplazo, o quinta, como lo llamábamos en el argot popular, hubiera permanecido en dicha actividad, pero no yo, si no la inmensa mayoría de los jóvenes que a ello nos dedicábamos, cuando llegaba la hora de marcharnos al ejército, voluntariamente lo preferíamos, antes que continuar con aquellas, como digo antes casi odiada actividad. Así por tanto cuando en 1946 fue llamado a filas mi Reemplazo, allá que entre otros, yo, decidí incorporarme y hacer "la mili".

Como quiera que una vez incorporado fui destinado al Arma de Artillería, cuya partrona es también Santa Barbara, había cambiado totalmente de actividad, pero no de Patrona. La primera celebración de la de los artilleros, pues da la circunstancia de que todas las armas y cuerpos del ejercito, sus clases de tropa de la inferior categoría se les denomina Soldados, a excepción de los de Artillería que son artilleros, fue tal día como hoy del año de 1946, cuya celebración la recuerdo con gran cariño y los fue, además de totalmente gratis muy superior a las que hice como minero, incluso se nos obsequió con una novillada en la que intervino el entonces famoso matador de toros Pepe Luis Vázquez, que por haber hecho el servicio militar en el Regimiento de Artillería en el que yo fui en principio destinado, se ofreció actuar desinteresadamente, matando dos novillos, que sobre todo con el capote., de lo que era un verdadero maestro y artista, nos deleitó con dos soberbias faenas Al siguiente año, y aunque tampoco estaba destinado en el Regimiento, como me sentía artillero, acudí a la celebración de la patrona Santa Barbara,y que ese segundo año nos faltó la novillada.

Gratos recuerdos de aquella lejana juventud que nunca mas volverá, pero no por ello despotrico de mi situación actual, que siempre como ahora y mejor lo que Dios quiera. Hasta la próxima.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Doce lustros



[Nota del editor: soy plenamente consciente de que la fotografía que acompaña la entrada de hoy no representa a su contenido, pero en mi ardua tarea de búsqueda de imágenes, hoy empecé a buscar por "doce lustros" y el segundo resultado que me aportó el tío Google fue la imagen de un histórico. Evidentemente, no me pude resistir]


A esta hora de hace en estos momentos SESENTA AÑOS, estaba recién llegado o próximo a llegar a las oficinas del entonces 37º Tercio de la Guardia Civil, radicado en el número 9 del Paseo de Sancha en esta ciudad,y donde actualmente se encuentra ubicado un organismo oficial, creo que de la Junta de Andalucía y relacionado con Turismo, y a cuyas oficinas iba destinado en principio provisionalmente. En aquellos instantes, hacía poco mas de media hora había salido de prestar mi servicio nocturno en el muelle de Málaga, precisamente en la Puerta de Colón, y para mayor comodidad yo solo, por espacio del reducido tiempo comprendido entre las ocho de la noche a las ocho de la mañana, del siguiente día, o sea doce horas que eran las que en los servicios de línea se prestaban en el Puesto de la Aduana, sin que ni un solo día de la semana se estuviera libre.

Pese a la onerosa carga de horas de servicio que llevaba sobre mis espaldas, caminaba hacía mi nuevo destino con una de las grandes alegrías recibidas en el transcurso de mi vida.

Durante algo más de dos años, de los dos y medio servidos en el Ejército, de abril de 1946 a septiembre de 1948, ambos inclusive, los pasé destinado como mecanógrafo en las oficinas de la Capitanía General de la II Región Militar, en Sevilla y no es que cuando me incorporé a dichas oficinas, yo fuera mecanógrafo, si no que lo conseguí como todos los mios sabéis tras una de las peripecias mas osadas de toda mi vida, pero en fin esto ahora no viene al caso. Como cuando me incorporé al Ejército dejaba atrás no menos de diez años de ocupaciones trabajando en el campo, e incluso, el ultimo trabajo en una mina de carbón, digo cuando mis jornadas en la mili lo eran trabajando cómodamente en unas oficinas, pero de las que solo percibía como remuneración cincuenta céntimos diarios, creo no pasaba ni un solo día auto preguntándome, si algún día, aquel trabajo que yo realizaba lo fuera compensado aunque fuera con un sueldo medianamente justo, me sentiría el hombre mas feliz del mundo. BUENO PUES ESOS DESEOS QUE TANTA ILUSIÓN ME IMAGINABA PUDIERAN APORTARME, SE COMENZABAN A CUMPLIR CON MI INCORPORACIÓN A LAS OFICINAS DEL 37º TERCIO DE LA GUARDIA CIVIL, aquel lejanísimo día 1º de diciembre de 1951. Pero sin lugar a dudas, muchísimo más de lo que suponía estar en un trabajo que me encantaba, remunerado, no excesivamente, pero sí bastante superior a los percibidos hacía años en trabajos mucho más duros, este destino ya como Guardia Civil, me supuso pasando el tiempo un cambio radical en el modo y forma de vivir, y que dio lugar, por esas casualidades de la vida, que a escasos dos meses de incorporarme a mi nuevo destino, conocí a la mujer que al fin me proporcionó, no solo cuarenta y cinco años felicísimos de mi existencia, si no toda la descendencia de que a estas alturas de la vida comportan la mayor de las riquezas de que ni siquiera hubiere podido soñar entonces.

El discurrir de la vida de una persona está jalonada de infinidad de casualidades que llevan a continuar o desviar el curso de la misma, en las que unas veces la perjudican, otras no la varían y otras las benefician, y que doy gracias a Dios que en mi caso particular, siempre, siempre, siempre lo fueron en esta última de las direcciones.

Si cuando aquella mañana del primero de diciembre de mil novecientos cincuenta y uno, se me hubiere explorado el deseo en mi situación particular y familiar, para cuando se cumplieran el paso de SESENTA AÑOS, seguramente no habría tenido la suficiente claridad de ideas para pedir lo fuera tal cual hoy, 1º de diciembre de 2011, gozo de la completísima felicidad de la que me veo rodeado, y como no, los más o menos años que me resten de estar en este mundo, me la conserven, o cuando menos sobre todo y especialmente a todas las personas de mi entorno, a las que tanto quiero, y sentir, que aquella que fue la principal artífice de esos logros no pueda compartirlos, por haber sido seguramente llamada por Dios para otros menesteres.

Bueno, no terminemos con tristeza lo aquel ya lejano día traído hoy a colación a este mi blog supo llegar hasta hoy con todas las felicísimas metas alcanzadas en mi vida.

Hasta la próxima.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El cántaro a la fuente

Ayer recibí un vídeo que me envió mi sobrina Rafi, de la exposición presentada por el Ayuntamiento de mi pueblo y que tiene por título el mismo que yo he dado a esta entrada.



Ya lo he visto dos veces pese a que dura varios minutos, y la verdad me ha hecho retornar nada más y nada menos, que a ochenta años atrás. El visionar todos esos utensilios que se muestran en la exposición me llevan a la acepción del aserto de que para la supervivencia, pocas cosas se precisan.

Como no recordar aquellos humildísimos hogares de las gentes de mi pueblo, que sin duda era extrapolable a la inmensa mayoría del país, en los que se carecía de casi todo, por ejemplo agua corriente, en mi primera niñez, de luz eléctrica, de todos los electrodomésticos que hoy existen en todas aquellas viviendas que antes he citado. Entonces en casa de mis padres, no propiedad sino de alquiler, tan pronto se entraba a la misma, a mano derecha estaba la cocina, con su correspondiente chimenea donde se hacía la candela que sobre todo en invierno estaba casi todo el día encendida con leña de encina, y donde se hacía toda la comida; las cantareras donde se colocaban dos cantaros del agua potable que se empleaba para beber y cocinar y que se sacaba de un pozo que se hallaba a unos cuatrocientos metros de la misma y de donde mi madre había de dar cuando menos dos viajes diarios, llevando un cántaro a la cadera y un cubo en en la mano contraria a la que llevaba el cántaro; una pequeña alacena en la que se guardaban todos los útiles de cocina, que serían un par de ollas, otras tantas sartenes, varios platos y algunas vasijas para contener el aceite, garbanzos, judías o poco mas que había que comprar casi a diario. Además de los cántaros, también había una botija, que era la que generalmente mi padre se llevaba al campo con el agua para beber; un botijo, que en el verano se echaba el agua porque sin duda la hacía un poco mas fresca de la temperatura ambiente. Teníamos un lavabo de hierro con una palangana, que en su parte central y en el fondo tenía una abertura con su correspondiente tapón y una vez efectuado el lavado de la cara y manos, se destapaba y el agua caía a un cubo que estaba depositado en una pequeña repisa en la parte baja del lavabo. Al carecerse de agua corriente, y por tanto de ducha o bañera,, mi madre utilizaba un baño de cinc con una capacidad de cuando menos veinticinco o treinta litros que casi llenaba, donde en verano a la temperatura ambiente y en invierno añadiendo un poco de agua caliente para que no estuviera tan fría, pasábamos los cinco hermanos, donde, solamente los domingos, nos daba unos fletes con estropajo y jabón verde, que en algunas ocasiones llegaba incluso a producirnos arañazos en los que llegaba a aparecer algo de sangre. No faltaban tampoco en la casa algunas de esas orzas que aparecen en el video de la exposición y en las cuales solía echarse tanto agua, como algún que otro producto, y en las de menor capacidad, solían echarse los productos de matanza, el año que se hacía la misma, tales como el chorizo, el lomo, costilla, hígado, todo ello una vez frito con aceite de oliva, y así duraban hasta la próxima, si es que se conseguía hacerla.

Si los enseres y utensilios de cocina eran tan escasos y modestos como queda indicado, aún lo eran mucho más el mobiliario, que aparte de las camas precisas para dar cobijo a toda la familia, en no pocas ocasiones durmiendo los hermanos cuando eran pequeños, tres o cuatro en la misma cama, eso si, siempre se llevaba con rigurosidad la separación de sexos; cuatro, cinco o seis sillas, las solo suficientes para el número de personas que componían la familia; solo había un baúl y una llamada arca, donde se guardaba toda la ropa de la familia, e incluso las mantas en la época del verano.

Era frecuente contemplar aquellas caballerías con sus correspondientes aguaderas
llevando dos cántaros a cada lado del costado del animal, bien de agua, vino, aceite u otro producto que en muchas ocasiones solía transportarse de ese modo, que era el mas cómodo, moderno y eficaz que había.

Bueno, una vez haber repasado dos veces como digo, el mencionado vídeo (nota del editor: el vídeo citado anteriormente ya se encuentra ubicado en su posición) y el que espero que como siempre mi eficientísimo editor lo aporte a esta entrada , me llega ese regodeo al momento actual, por esa diferencia de elementos que tan cómodo hace nuestro cotidiano vivir que ni punto de comparación puede hallarse con aquél de hace, en cuanto a mí, más de ocho decenios, y que si nos hubieran dicho algo así como el que algún día tendríamos televisión, teléfonos móviles, ordenadores, Internet, frigoríficos, etc. etc. etc., hubiéramos puesto cara de tontos. Como suele decirse en estas ocasiones, "si los antiguos levantaran la cabeza", por ejemplo, mis abuelos.

Hasta la próxima, que al recordar aquellas miserias y estrecheces en la forma de vivir, cuan satisfacción, me produce, más que lo que para mí supone, el de todos los míos, que ni imaginarse pueden como vivía su padre y abuelo, en la fecha en que los cachivaches del video eran utilizados entonces.

jueves, 17 de noviembre de 2011

La dicha de ser feliz



Pido perdón de antemano, porque precisamente creo que voy a filosofar un tanto, para lo cual se de sobra que no estoy capacitado, pero es que escuchando a la gente, muchas veces tiene uno que filosofar por fuerza.

Voy a referirme precisamente a dos conversaciones oídas, la primera anteayer por la mañana, y la segunda ayer tarde, y las dos concretamente yendo y viniendo en el autobús de línea, de la calle Héroe de Sostoa a Guadalmar y de Guadalmar al Mercado de Huelín.


Demos preferencia al orden cronológico. Antes de ayer por la mañana cuando iba para casa de mi hija en el autobús de línea, lo hacían igualmente un matrimonio que aproximadamente rondarían ambos los setenta años, sentados en los asientos tapizados de color rojo y destinados para las personas discapacitadas físicamente, asientos que según el estado que ambos a simple vista presentaban no debían de ir ocupando, pero dejémonos de divagar que no es esto a lo que yo quiero ir. He de precisar que cuando yo tomé el autobús este matrimonio ya iba en el mismo.


El marido, al cual yo no le veía la cara, porque ambos íbamos sentados en sentido opuesto a la dirección del vehículo, él mas hacía la parte trasera, lo hacía leyendo uno de esos periódicos que diariamente reparten gratuitos y tras estar un momento ojeando una de sus páginas, levantando la cabeza y mirando hacia su esposa, profirió la siguiente frase que señalo literalmente. "Estos políticos de mierda no les dará vergüenza con la crisis que hay gastarse un millón de euros que dice aquí van a costar las elecciones". Creo que esa cantidad sería solo por lo que respecta a Málaga. Y añadió: "Había que mandarlos a todos a la mierda, que solo van a chupar sin que se preocupen de los demás". Momentos después y tras seguro de haberlo leído, otra vez dirigiéndose a su esposa dice: "Mira, niños con tres años de edad trabajando, si es lo que yo digo que este mundo es una mierda, no hay trabajo para los mayores y niños de tres años trabajando". No se de que país serían esos niños. No mucho rato después, pero ya había dejado de leer el periódico e ir charlando con su mujer, no se a causa de qué le oír decir lo siguiente: "No se porqué mierda tenía yo tanta gana de jubilarme, para estar ahora casi todo el día aburrido".


Por la forma en que este hombre se manifestaba, parece se trata de una de esas personas que están siempre "amargás" y son capaces de amargarle la vida a todo el que esté a su lado, aunque dicho sea la verdad, la mujer, sería por la costumbre a la forma de ser de su marido y llevar mucho tiempo a su vera, no le hacía el menor puñetero caso a cuanto comentaba o decía, pero a mi pensamiento venía oyendo a tan alegre caballero y a quien la palabra "mierda", no se le caía de la boca, que delicia sería pasar una temporada con semejante compañía. Como decía El Guerra, al torero cordobés me refiero, "hay gente "pa tó". Esa mujer que lo acompañaba, que sin duda era su esposa, porque de vez en vez lo tomaba de la mano o ponía la suya sobre sus piernas, como digo esa mujer o es una santa o su vida, cuando menos muy alegre no ha debido ser.


Bueno ahora vamos a la segunda parte que ha motivado mi entrada hoy en el blog.
Ayer tarde y en la parada de San Julián subieron dos hombres, el uno también rondaría los setenta años y el otro quizá cinco o seis mas joven. Por el modo y forma en que hablaban debían ser, sino amigos, cuando menos si conocidos a fondo el uno del otro. Cuando yo comencé a coger el hilo de la conversación, y que el de mayor edad se sentó en un asiento próximo al mío y el otro se quedó de pié junto a su amigo o conocido, el primero y según sus palabras, iba a una visita al médico, se había quedado viudo hacía mas de seis años, tenía tres hijos, pero él, no es que vivía solo, sino que se sentía totalmente solo, ya que sus hijos casi no le echaban cuenta, ni parecía preocuparse mucho de su "padre", a cuya confesión su amigo añadía "y eso que viven tan cerca de ti", no se si residían en la misma barriada o en algún punto no muy distante de donde el lo hacía. A esta manifestación de su amigo, el que aparentaba ser unos años mas joven que el primero, le contestaba lo siguiente: pues fíjate mi hijo, dijo el nombre, pero no me acuerdo, que otra vez se ha presentado en mi casa, porque se ha separado de la mujer con quien se había juntado después de separarse de su esposa, y ella creo que se ha ido a Inglaterra y mi hijo a mi casa, " a darle trabajo a su madre que es lo único que hace", añadiendo, por que los hijos lo único que hacen es aprovecharse de los padres y luego cuando somos mayores, ni se preocupan de nosotros, como te pasa a ti y cuando vienen a la casa es para dar trabajo. Y la guinda de su manifestación fue la siguiente: "Si yo volviera a ser joven y me casara, no iba a tener ni un hijo siquiera".


Cuan diferente ha sido y lo sigue siendo mi vida, en comparación con las personas de las que he relatado sus conversaciones y la catalogación que hacían de su forma y modo de lo que era la suya.


De todo este relato, creo que para ser y sentirse uno feliz, principalmente habrán de darse las condiciones para ello, primordialmente que procedan de la propia familia, e incluso para adobarla un tanto, de las amistades que durante el transcurso de la vida se hayan ido acumulando, pero también a todo ello, supongo habrá de tenerse la condición y los sentimientos para primero, a la vez que se reciban esos comportamientos de los suyo, ser recompensados cuando menos con hechos y gestos que, incluso a ser posible, superen a los recibidos. Así, la DICHA DE SER FELIZ, estriba esencialmente del entorno familiar en que te veas rodeado, contar con esas amistades con quienes también puedan compartirse momentos de esparcimiento, y en edades como la mía, poder contarse esas batallitas que tanto nos reconfortan a las peqrsonas mayores, por no decir otra palabra que parece nos hace aun mas viejos.


Si ya el solo hecho de venir a la vida es un regalo de Dios, además hemos tenido la dicha de hacerlo feliz y amorosamente rodeado de nuestros seres mas queridos, démonos inmensamente por satisfechos, procurando que cuando quien nos ha facilitado ese paso por esta vida, decida llamarnos a la otra, dejemos un sentido recordar a los que se quedan, de haber hecho por ellos todo cuanto nos fue posible. que suponga siquiera parte de lo que nosotros recibimos.


Hasta la próxima entrada.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Va por él



Hoy mi nieto y editor de este blog, tiene un día de reflexión o meditación, en la víspera del día de mañana, en el que se le presenta una escala de esas que van marcando las etapas de una persona en su caminar por la vida.

Mañana 12 de noviembre tiene el primer examen de una oposición dificilísima, tanto por la dificultad de los temas, el inmenso número de los opositores que se presentarán y el reducidísimo número de las plazas convocadas. Pero, y sin que sea pasión de abuelo, tiene inteligencia, conocimiento de los temas con los que ha de enfrentarse y capacidad para adaptar su determinación a resolver cuanto le sea interesado y que figure en el examen respectivo. Yo, poco o nada, podría ayudarle aún estando a su lado y me fuere permitido hacerlo, pero todo lo que carezco de conocimientos de cuanto haya de resolver, me sobran deseos de darle ánimos y que, tampoco le falte la suerte que en todos los envites de la vida, son también necesarios.

Rafita, aunque tu no me veas y no se note mi presencia física donde tengas que enfrentarte a la prueba piensa que tu abuelo estará con su pensamiento y deseos junto a , no para "chivarte" la respuesta acertada a cuanto figure en la pregunta, pero sí, pidiendo a Dios que no te nuble el don de la inteligencia que llevas dentro de tu magín, que con ello, cuando menos estoy seguro darás la suficiente batalla a todos tus oponentes opositores, y ten la seguridad de que obtendrás el resultado, que además de tus padres y otros familiares desean, y que tu abuelo el blogero, ansía.

Aunque el resultado de la prueba tardará un tiempo en que lo conozcas, seguro estoy que mañana mismo, tan pronto termines de hacerlo tendrás la sensación de haber tenido una proporción suficiente de aciertos, para pasar adelante al próximo examen.

Con todo el cariño del mundo, te lo desea tu abuelo, Rafael.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Silencio



Esta mañana y unos minutos antes de las seis, me desperté y acurrucándome con la tapa de la cama, en ese regodeo que produce cuando el fresco o el frío que presientes existe en el ambiente exterior, se amortigua dentro de la "piltra", me sorprendía el profundo silencio que se notaba en la calle, no en mi domicilio que solo se origina el que yo solamente produzco. Tan es así que incluso me levanté, subí un tanto la persiana de la ventana de mi dormitorio desde donde se divisa un semáforo que no mas distante de cincuenta metros del bloque se halla y por el que una cantidad muy elevada de tráfico, parte de la que procede de Torremolinos o de la de la Misericordia circula, cuyo aparato se divisaba en color verde para peatones, cambiando al ámbar y después al rojo para los mismos, y cosas mías, que no dejo de reconocer que a tales horas puedan producir extrañeza para cualquier otra persona, permanecí observando unos momentos hasta que nuevamente volvió a dar paso para que lo hicieran otra vez las personas. Ni un solo vehículo pasó en el lapsus que le permitía la luminosa señal hacerlo, circunstancia que creo puedan darse en rarísimas ocasiones en todo el año, y por descontado tampoco ningún peatón lo hizo en su momento, cosa ésta, que realmente y a esa hora, es más que normal. Como veréis, poco sacrificio resultó para mí semejante observación, pero reconozco que para conseguir tan insignificante experimento, pueda considerarse excesivo.

Pero este fútil relato, no es lo que me lleva a esta entrada en el blog, sino que vuelto al regazo que aún todavía conservaba un tanto el calorcito que bajo la tapa había producido mi cuerpo, me dio por rebinar sobre el significado que podía darse a la palabra "silencio", y a las varias cuestiones que podía aplicarse, que fue lo que me produjo la extrañeza al despertar.

Lo primero que se me vino a la mente fue el comienzo de la letra de un tango muy antiguo que creo cantaba Carlos Gardel y que recuerdo comenzaba así: "Silencio en la noche, ya todo esta en calma, el músculo duerme, la ambición descansa". Verdadero axioma. Cuán relajados se hallan los cuerpos cuando dormimos y cuántas ambiciones descansan en esos momentos, aunque creo no faltarán que algunas de las que despiertas suelen ser demasiado ambiciosas, y valga la redundancia, incluso hasta dormidos los que las ansían, llegaran hasta soñar con ello.

Otro recuerdo, es el de cuando estaba haciendo el servicio militar, y el corneta de guardia realizaba el último toque de la jornada y que ya tomado su servicio el primer imaginaría, daba la voz de "¡Batería Silencio!". Y ya nadie podía hablar, si no querías exponerte a que oído por el Sargento de Semana, te cayeran cuando menos una o dos imaginarias de castigo.

En varios actos suelen guardarse minutos de silencio, o el silencio profundo que se produce durante la Misa en el momento de "alzar" el Sacerdote.

Suele usarse esta palabra cuando a uno lo mandan callar. También se aplica cuando se solicita cualquier cosa a la Administración, bien sea local, provincial, Autonómica, o del Estado y dan la callada por respuesta. En tales casos, creo debe darse por concedida la petición realizada.

En las relaciones personales, suelen etiquetarse muchas situaciones con la palabra de silencio, y sin duda lo que para mí ese significado implica lo mas doloroso de todo, es en el caso de que por cuestiones de gran interés o necesidad personal se pida a otra se manifieste o te responda a cualquier petición tuya, aunque no lo sea de obligado cumplimiento, no consiguiendo que se pronuncie sobre ello, lo que en la mayoría de estos casos suela ser por indiferencia al peticionario, que es la demostración mas elocuente del desprecio.

Hay que ver que de una majadería de una persona mayor, por no decir una palabra que a mi asidua lectora y comentarista de las más de mis entradas, dice que no le gusta, llevo escribiendo media hora y en vez de enmendar la plana al primer acto, creo que lo que he hecho ha sido emborronarlo, convirtiéndolo en no una, si no varias majaderias, pero bueno como con ello no he molestado a nadie aquí lo dejo.

Hasta la próxima y Dios me de mas agudeza para que el tema que trate sea de mayor enjundia que este que por fin doy por concluso.

martes, 1 de noviembre de 2011

Festividad de Todos Los Santos


Sin duda la festividad de hoy, dedicada a Todos los Santos, no sé porqué es la que me llega más, como suele decirse, al corazón. Pese a que la dedicada a Todos los Difuntos es mañana 2 de noviembre, la de hoy suele traernos al recuerdo aquellos que ya abandonaron este mundo.

Esta mañana que como siempre pasa en mí, suelo madrugar para todos mis deberes, llegué a la iglesia donde iba a oír la Misa, con algunos minutos, no menos de diez, de adelanto. Sentado en un banco en el que permanecí solo hasta instantes antes de comenzar el acto, como es natural, y en relación a lo que cito anteriormente, se me venían en tromba a mi recuerdo, primero esos seres tan queridos y a los que, no hoy, sino todos los días del año hacen frecuentes visitas por nuestras mentes, nos abandonaron hace ya más o menos tiempo, y formando esas ondas similares a las ocasionadas cuando se tira una piedra a una superficie de agua en reposo, se iban esparciendo trayendo a la memoria, otros familiares, amigos, compañeros y hasta un sin fin incluso de solo conocidos de los que de una u otra forma llegaron a formar parte de alguna manera en lo que ha sido nuestro caminar por esta vida, pero que ya había sido abandonada por ellos.

Se encoge el ánimo en todo ese trance cuando nuestros sentimientos se ven invadidos por tantos y tan dispares recordaciones y pese que ello nos produce cierto no se que de tristeza, por otra parte se ve compensado con lo que consideramos un deber de traerlos a nuestra memoria e interiormente y aunque pueda ser demasiado tarde, agradecerle todo lo que supusieron y trajeron de felicidad en nuestro vivir.

Hoy también, y sin que nada de relación tenga con lo expresado anteriormente, guardo algunos recuerdos o se cumplen efemérides, de las, o los que, algunos no puedo dejar de señalar.

Tal día como hoy, pero de 1995, operaban por segunda vez a mi mujer, cuando no hacía siquiera un mes habíamos vuelto del último viaje que hicimos juntos. A partir de ahí, aunque con diferentes alteraciones, fue casi un permanente calvario y que al final, de nada valieron los sacrificios soportados. Para ELLA, principalmente he ofrecido mi asistencia a la misa de hoy.



Hoy también, y recuerdo de signo diferente al anterior, mi tercer nieto, Alberto, cumple 23 años y aunque ya lo he felicitado por teléfono, sirva esta breve reseña como prueba del cariño de su abuelo.



Otros recuerdos como no, de aquella juventud mía, el día primero de noviembre se celebraba en mi pueblo el "Día del Cafe", que consistía en que varias jóvenes se reunían para a primeras horas de la noche preparaban café y algunos dulces caseros, y en el domicilio de alguna se celebraba una reunión en la que solían invitar a tantos jóvenes varones, como de chicas había, principalmente a los novios de alguna de ellas. y muy especial a los pretendientes de las restantes y también algún que otro familiar. Esas reuniones además de descabezar un tanto el hambre que llevábamos arrastrando desde tiempo atrás, también y pese a todo, para nosotros los jóvenes el poder reunirnos con jóvenes, y los que mas agradecían estos hechos, éramos los que estuviéramos pretendiendo a alguna.

Una vez consumido el café y los dulces, la reunión continuaba varias horas después lo que nos deparaba ese tiempo valioso para tratar de ultimar nuestra conquista. En mi juventud, algunos noviazgos tardaban en formalizarse incluso años, dado que si por parte de la mujer se ponían algunos impedimentos, como el volver a poder reunirse nuevamente, podía tardar semanas o en alguna ocasión hasta más de un mes, lo que habías adelantado en la entrevista anterior, con el paso de los días se había enfriado tanto la relación, que era como el comenzar de nuevo. Así era nuestro modo y manera de conseguir una novia. Y eso de tener amigas, era casi inexistente, o se eran novios, o nada de nada.

Bueno como veis, he comenzado en Misa y he terminado buscando novia, pero también y aunque hayan pasado los años, no tiene nada de malo el "alegrarnos las pajarillas", trayendo al recuerdo aquellos felices años de la juventud y que a veces nos cuesta trabajo el dejarla atrás, o por lo menos intentamos retornarla.

Valga por hoy, esta ensalada de cuestiones que he traído al blog. Hasta la próxima.

viernes, 28 de octubre de 2011

¡Cómo cambian las cosas!



Hace unos momentos, un tanto pensativo y dando vueltas a la memoria he terminado finalmente conectándome a un programa de música, y como no, la flechita impulsada por el ratón se ha ido a pinchar en el Trío Los Panchos y seleccionando el bolero "Bésame, bésame mucho" interpretado por los mismos, llevándome durante todo el rato que ha durado la canción a ese embeleso que a toda persona pasada en años, como a mi me pasa, suele sucedernos al traer a la memoria aquellos momentos que allá por nuestra lejana juventud dejaron una huella tan profunda, que irá acompañándonos por la vida hasta el final de la misma. Como en alguna ocasión le he oído a Carmen, mi asidua lectora y comentarista de este blog, haciendo alusión a efectos similares al que acabo de referirme, que parece como si una mariposa revoloteara por nuestro estómago.

Vista la sensación que en mí produce escuchar ésta y otras canciones de mi juventud, que incluso a la distancia de tantísimos años parecen elevarme a lo mas sublime de la recreación y el gozo, con mucha extrañeza llego a preguntarme: ¿pero cómo es posible que un bolero interpretado, por Los Panchos, Lucho Gatica o por la Orquesta de Xavier Cugat, no les guste a los jóvenes de hoy? Pues no quiero ni pensar lo que me dirían, o por lo menos pensarían de mí si a ellos directamente les hiciera semejante pregunta. Y es que, oyendo la música que a ellos les divierte hoy, a mí me resbala tanto, que incluso no me dice nada. Así que, si cuesta arriba se nos hace a los viejos comprender sus gustos y preferencias musicales, que tan de moda puedan estar hoy, que sería si ellos hubieren de comprender lo que a nosotros tanto nos complacía, teniendo que retrotraerse cincuenta, sesenta e incluso setenta años atrás. Preferible es no hacer siquiera referencia de ello en presencia de esos jóvenes, si no queremos ser objeto, cuando menos de hacerles sonreir con cierto sarcasmo, y eso aún que fueran bien educados y respetaran las canas, si no, la mofa sería lo mínimo que saliera de ellos.

Y a todo lo dicho, añado más. Aquélla música de cuerda de las guitarras, bandurrias y laudes, que causaban en nuestros sentidos el creernos transportados al séptimo cielo, ¿cómo es posible que solo puedan oírse hoy, si pones música grabada hace cuando menos treinta, cuarenta o cincuenta años? Sin que la juventud se entere. Yo, y con toda seguridad todos mis coetáneos, y coetáneas, también, para nuestros adentros nos decimos "Hay que ver el poco gusto que tiene esta juventud de hoy", y como no, nos quedamos tan panchos y hasta nos desahogamos un tanto.

Desde luego, como bailar un bolero llevando estrechada entre tus brazos, no pensar nada malo, solo para bailar "agarrado" como se hacía en mis tiempos,una mujer que te hiciera tilín, y si la estabas pretendiendo de amores, susurrándole al oído lo que ella suponía para ti, y si para colmo eras un tanto correspondido, entonces era para echarse a morir. Recordando ésto parece que me he quitado un montón de años de encima y he vuelto por mis fueros de entonces, pero tan pronto termine de cerrar esta entrada, se me pase esa virtual euforia y me cueste cierto trabajo el levantarme de la silla, volverá la triste realidad a mis pensares, y aunque no falte ocasión en que uno quiera aparentar que no es tan viejo, sucederá como suele decirse, que" se me caerán los palos del sombrajo.

Lo bueno que es tener los sentidos despiertos, supone que en ciertos momentos puedes hacerte la ilusión de que aquellos tan lejanos años, han vuelto por unos instantes a posesionarse en tu ya ajada persona.

No valdrá para nada esta entrada, pero a mí que me "quiten lo bailao", y si con esto puedo hacerme la ilusión de que me quito algún añito de encima, mejor que mejor. Hasta la próxima.

lunes, 24 de octubre de 2011

San Rafael, en Villaharta



Hoy en Villaharta, al igual que también lo es en Córdoba, se sigue celebrando el día de San Rafael, pese a que la Iglesia Católica, trasladó la festividad del Arcángel al 29 de septiembre, donde unió a los tres Arcángeles, y yo Rafael, villaharteño y por tanto también cordobés, sigo celebrando, o para mejor decir, considerando que hoy es mi onomástica.

Sin duda, uno de los recuerdos que prevalecen sobre los demás en este día, es la primera felicitación que yo recibí en mi vida y que no podía ser menos que me era enviada por mis padres en 1946, cuando me encontraba prestando el servicio militar en Sevilla, conservando aún la postal y que era como no, la imagen de San Rafael de Córdoba. Cada año que llega este día, saco esta postal y dedicándole unos momentos a contemplarla. me llevan hasta allá aquella lejanísima fecha, recordándolos, y que a la sazón, paréceme mentira, eran aún, mas jóvenes que hoy lo son mis dos hijos varones, teniendo en cuenta que se cumplen precisamente nada menos que 65 años de aquel recibo, lo que al extraer la tarjeta del sobre correspondiente, fue tal el impacto que en mi produjo, que no pude evitar el que algunas lágrimas, no solo asomaran a mis ojos, sino que incluso no faltaron las que se deslizaron por mis mejillas y alguna llegó hasta las comisuras de mi boca.

¿Qué insignificante valor metafísico, pudiera llegar a surtir un efecto tan profundo y duradero? NINGUNO. Todos los demás recuerdos, que aun siendo muchos, conservo de esta festividad, ninguno puede igualarse en sentimiento al que termino de relatar. No por ello, han desaparecido aquellos paseos y bailes de mi primera juventud, cuando tantísimas ilusiones y esperanzas esperábamos del futuro, y de lo que gracias a Dios, en cuanto a mí respecta, lo han sido mucho más fructíferas de lo que incluso nunca siquiera llegara a SOÑAR.

Con estos recuerdos, cada año me doy un garbeo por todo ese larguísimo pasado que suponen, vivir, aunque sea virtualmente, lo que tan gratos recuerdos fueron dejando mi feliz discurrir por esta vida.

Hasta la próxima entrada.

domingo, 23 de octubre de 2011

Triste efemérides


Hoy hubiera cumplido mi hermano Antonio 81 años. Pero no ha sido así, lo que si se ha cumplido es el primer aniversario de su fallecimiento. Por tanto tal día como hoy estábamos velándolo. El llegar a ciertas edades, una de las contrariedades que tiene, es el que se van acumulando hechos como el que se cita y que forman parte de ese desgarro del alma que conllevan estos acontecimientos, lo que a mayor edad, mas desgarrada se halla.

Recordando este hecho, por imperativo ineludible lo llevan a uno a traer también a su vez a la memoria la pérdida de otros seres queridos que igualmente se fueron, y que el desfile de esas ausencias te van ocasionando ese encogimiento del ánimo, que a mayor paso del tiempo, en vez de irse menguando esas sensaciones, lo que hacen es producir mayor desazón, sin duda a que esos sentimientos se van haciendo mas sensibles a esta clase de acontecimientos.

Esta escueta entrada de hoy solo quiero dedicarla a su recuerdo, a la vez que también quiero hacerlo al de su mujer, que poco tiempo después se fue en su busca, y como no, a mis sobrinos, sus hijos y también a sus nietos, unir mi pesar al de ellos, en su recuerdo.

Hasta la próxima entrada y que no sea con el mismo motivo que la de hoy.

lunes, 17 de octubre de 2011

Nostalgia


La segunda de las acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, de la palabra "Nostalgia", dice así: "Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida". Su definición no puede ser más exacta y concreta, como no podía ser de otra manera, dada su procedencia.

Sin duda, de ahí nos viene a los "ancianos", o a las personas mayores, para no molestar a quienes parece ser no les va mucho la primera definición, el que tan pronto tengamos un momento de relax, venga a nuestros sentimientos ese "nosequé" melancólico que nos lleva a esas dichas, que yo no llamaría perdidas, sino que ya pasaron y de las que en su mayoría pocas esperanzas quedan de que pudieran volver tal cual. Pese a esa tristeza melancólica que la RAE le aplica en su definición, nos complace y nos recreamos en esas recordaciones, que pese a que en su momento tal vez las dejáramos pasar, sin que en ello pusiéramos el mayor entusiasmo, con el paso de los años, nos damos cuenta dejaron una profundísima huella en nuestros sentires. Como en alguna otra ocasión creo recordar he manifestado, al ser escasas las perspectivas de futuro que por razones obvias nos embargan, ¿qué otra cosa mejor podemos hacer que volver nuestros recuerdos hasta aquellos lejanos acontecimientos que aportaron a nuestro bagaje tan profundas sensaciones? Para mí, ninguna o casi ninguna, y cito ese "casi", ya que pese a lo avanzado de la edad que llevemos consigo, no faltan causas o motivos para que ciertas circunstancias personales o familiares, también nos lleguen a aportar satisfaciones o deleites de los que igualmente nos sintamos reconfortados.
La ilusión y la esperanza en alcanzar alguna meta, como cito anteriormente, personal o familiar, ni la perdemos y aún menos debemos perderla, ya que esto sería llevarnos a sentir que nuestra vida no tendría razón de ser, y ésto, creo que mientras Dios mantenga nuestros sentidos en su estado normal, nos lleva a mantenerlas, y por tanto a desearlas.

A medida que se van acumulando los años, tal vez por la propia experiencia que extraemos de las situaciones favorables o adversas que nos han ido sucediendo, nuestros sentimientos adquieren una mayor sensibilidad, pero ello también nos lleva a que todo aquello que nos resultó indeseado o perjudicial, lo vamos dejando aparcado en los arcenes de nuestros caminos y a la vez que nos hace mas liviana la carga, vamos rumiando con profundo regocijo solo aquello que fueron causa de todo lo que supuso la felicidad propia y, lo mas importante, la de todo nuestro entorno más próximo.

Con la esperanza y el deseo, de que nada me prive de gozar de aquellos recuerdos, y tampoco lo haga de cuanto pueda desear en lo futuro, doy por conclusa esta entrada en el blog, que pese a que no haya sido el relato de una efemérides, no por ello deja de ser tan, o mas importante, en todo lo que han sido mis sucedidos a lo largo de toda mi vida.

Hasta otra entrada.

miércoles, 12 de octubre de 2011

12 de octubre. DIA DE LA PATRONA



Para mí, y mientras Dios me conserve el meollo como ahora lo tengo, el día 12 de octubre de los años que me queden por pasar por esta fecha, seguirá siendo el "DÍA DE LA PATRONA", como siempre, cuando menos antes cuando yo estaba en activo, citábamos los "civiles" el día de hoy. Con la de hoy, son SESENTA Y DOS, los días doce de octubre que sobre ellos he pasado, y si en todos aquellos en los que pertenecí a este honroso Cuerpo del que tan orgulloso me he sentido de ello, procurábamos celebrarlo con la mayor solemnidad y alegría, que gracias a Dios siempre lo conseguimos, y me refiero principalmente a mi familia y a mis amigos y compañeros mas próximos. Hoy, esa celebración, aunque posiblemente la más austera y reducida en cuanto a los que la hemos celebrado, cuatro compañeros y además amigos, de cuya amistad, del que menos me separan 59 años, como no podía ser menos, los comentarios antes y después de la comida en la Residencia Militar Reyes Católicos de esta capital han girado alrededor de esas celebraciones y que además en la mayor parte de esos recuerdos, han girado acerca de nuestras propias familias, ya que se da la circunstancia, de que los cuatro que nos hemos reunido, perdimos a nuestras esposas, el que menos hace tres años.

Tras esta celebración y nuevamente aquí en mi casa, sin nadie que me distraiga de ello, mis recuerdos han recorrido en ambas direcciones de ida y vuelta, esos mas de sesenta y un años pasados desde mi ingreso, haciendo parada en los cada uno de esos felicísimos eventos, que no por lo espaciado en que se fueron produciendo con el paso de los años, siempre, siempre, siempre, en cada una de esas festividades, nunca faltó causa o motivo por el que dar gracias a Dios por todo lo concedido. Hoy como no, en este tranquilo sosiego que me acompaña en estos instantes, y ahora mismo, a mis ojos se han asomado algunas lágrimas, añorando la pérdida, así tanto de mi mujer, como también lo fue la madre de mis hijos. Ella por nada del mundo quiso perder nunca la asistencia a todos los actos que con motivo de la festividad solían celebrarse, y de lo que tan orgullosa se sentía de querer a este Cuerpo, incluso antes de conocernos, pero aún mucho mas tras casarnos y, multiplicado si acaso podía ser, cuando nuestro hijo mayor ingresó también en la Guardia Civil.

En la fotografía, que espero que por mi insuperable y eficiente editor coloque al principio de esta entrada, que creo recordar pudo ser hecha cuando terminó la Misa de la Patrona del año 1976, cuando mis dos hijos estaban en el primer y segundo curso como Cadetes en la Academia General Militar, mi hija, todavía una niña, mi mujer tan guapa como siempre lo fue, y yo con TREINTA Y CINCO AÑOS MENOS.

Élla, a la que tanto sus hijos como yo, la hemos recordado muchas veces, sin duda, y donde quiera que esté, habrá celebrado también a su manera el día de LA PATRONA.

Hasta la próxima.

domingo, 9 de octubre de 2011

Dos efemérides

 
Hoy 9 de octubre se cumplen dos efemérides, que dejaron profunda huella en mi vida, aunque con una diferencia entre ellas de CINCUENTA Y SIETE AÑOS.

La primera de ellas, se remonta allá hasta el 9 de octubre de 1936, primeros meses de la Guerra Civil española. Tal día como hoy, pero de dicho año, como consecuencia de que las tropas de Franco, o para mejor decir del general Queipo de Llano, que era el que dirigía las operaciones en Andalucía, rompiendo los frentes de guerra que estaban establecidos provisionalmente en pueblos vecinos al mío y por su aproximación a éste, más de la mitad de los vecinos de Villaharta, abandonábamos el pueblo ante el temor de las represalias que según la propaganda del Frente Popular llevarían a cabo los fascistas contra todo aquél que no comulgara con sus ideales.

Uno de los momentos que mas efecto produjeron en mí, fue cuando en el momento de unirse a la caravana que formábamos toda la familia de mi madre y sus hermanas, otras cuantas familias y que entre ellas venia una mujer que se hallaba pariendo a lomos de un burro, de cuyo animal llevaba del cabestro el marido de la parturienta y la misma sostenida por dos o tres personas, dado que en aquellos momentos transitábamos todos por una vereda con un pronunciamiento de pendiente bastante considerable, a la que la estrechez del camino y el ramaje de los olivos que se hallaban a las inmediaciones del mismo, dificultaban aún más el tránsito incluso para personas en su estado normal, máxime lo que debía suponer para la parturienta. Ésta era prima hermana de mi madre, y en un cortijo no distante mas de unos dos o tres kilómetros desde donde nos encontramos ambas caravanas, hubimos de pernoctar y donde se terminó el desenlace del parto, dando a luz un niño, al que durante toda su vida, se le ha conocido en el pueblo con el sobrenombre del "rojete", por la circunstancia en que vino al mundo.

En aquellos momentos yo contaba con once años de edad, y por detrás de mí había cuatro hermanos más, lo que contando solamente con los servicios de un mulo para transportar los escasos enseres que para toda la familia llevábamos, además de dos cabras que cuando menos nos proporcionaban la leche suficiente para el desayuno y algún aporte más para ayudar a otras comidas del día. Como citaba que yo era el mayor de los hermanos, por mis padres se me asignó la misión de llevar a mi hermana a cuestas, que contaba con dos años de edad, y así del primer día con solo un caminar de no mas de cuatro o cinco kilómetros, pero no así al siguiente día, 10 de octubre en que hasta llegar a Pozoblanco donde lo hicimos a ultimas horas de la tarde, recorrimos en la jornada alrededor de los 25 kilómetros. Salvo algunos descansos de escasos minutos, aquella entrañable, pero al fin pesada como carga para llevarla a cuestas, era quizá la jornada mas penosa de las que hasta aquella escasa edad había soportado en mi corta existencia. Los dos años y medio que siguieron desde aquella salida hasta el regreso al pueblo el día 12 de abril de 1939, fueron en su mayoría una continuada vida de padecimientos y calamidades. y que por desgracia continuaron aún hasta algunos años después de nuestro regreso.De todo nuestro devenir durante la guerra creo ya ha sido expuesto, además de mis memorias, en diversas entradas a este blog.

El segundo de los aniversarios que se cumplen hoy, lo son por una parte, uno de esos días mas felices en la vida de un padre, pero por otro pesaba una posible contrariedad, que pasados los días se confirmaba como uno de los reveses también mas penosos en el discurrir de mi existencia, que terminó consumándose tras algo mas de tres años después de constantes y alternativos sufrimientos.Este aniversario del que hoy se cumplen 18 años, no es nada más y nada menos que el aniversario de la boda de mi hija, y de la que que siguiendo la costumbre de la fecha fui su padrino de boda, cuya circunstancia la ejercía por tercera vez. Las dos anteriores lo fueron a tres hermanos de mi mujer, y que en una de ellas llevé a dos novias a la vez, dado que los que se casaban eran como digo dos hermanos gemelos de mi mujer. Esas dos anteriores vestía de uniforme y en la de mi hija, de paisano y media etiqueta, ya que el llamado "pingüino" para los que no tenemos buena estatura, tendrías que andar con cuidado para que no te arrastraran las colas. Este padrinazgo en sí, es sin duda uno de los momentos mas emotivos en la vida de un padre. Si en cualquier otro caso de ejercer como tal, procuras que tu comportamiento en todo el trance de la ceremonia sea lo mas correcto posible, en el caso de ser padrino de tu propia hija, creo llega uno hasta estirarse en lo posible, por parecer mas alto, mas guapo e incluso llevar tu traje con mas porte que si lo estuvieras exhibiendo en una pasarela y conduciendo a la novia hasta el propio altar con ese exquisito cuidado y cariño que parece retornarte a como lo hacías cuando era una recién nacida. Una vez llegados hasta el altar, la colocas al lado del novio y a partir de ese instante, se consuma una independencia de los padres que por esa ley natural nos viene impuesta desde que venimos al mundo y desde ese instante, principalmente a las madres se les encoge el alma, al tener el presentimiento de que han perdido a su hija, cuestión que no piensas cuando ellas se casaron.

Toda celebración de la boda se desarrolló sin un mínimo siquiera de contrariedad, sin embargo yo de vez en vez, pero de tal manera que solían enlazarse uno con el otro, dirigía la mirada a mi mujer, y a la que por momentos veía que su aspecto físico en poco tiempo había sufrido tal deterioro, que era incluso irreconocible para quien hiciere algún tiempo que no la había visto. De todo lo que vino después hasta la pérdida definitiva de ELLA, aún pasados mas de catorce años no se ha borrado el sufrimiento a que me llevó su pérdida. El recuerdo de su persona es cosa sagrada para mí, tanto por lo que fue mi esposa, como así lo fue la madre de mis hijos.

Ya de aquella boda, como digo han pasado 18 años, y de su consecuencia me llegaron otros dos nietos que forman el sexteto, que lo son unos de los principales alicientes que me sirven de aliento para dar razón de ser de mi vida.

Estas dos efemérides, me llevan también al recuerdo de mi mujer, mis padres y dos de mis hermanos, que ya todos ellos se fueron de entre nosotros.

Que mi hija, con su marido y sus dos hijos pasen un feliz día doy por terminada esta entrada.

Hasta la próxima.

martes, 4 de octubre de 2011

La Cumparsita



Desde hace varios días en que Carmen, mi asidua lectora, me envió un correo que traía por título "El Otoño en la Patagonia argentina", en el cual, si las fotografías son de una belleza insuperable, están amenizadas por el popularísimo tango "La Cumparsita". Ni un solo día se ha pasado desde que recibí este correo, que para mayor facilidad lo tengo en el panel de escritorio para su acceso directo, en que lo vea como mínimo dos veces.

Hace unos minutos y cuando pensaba meterme en la cama para echar ese par de horas de lectura como en mí es habitual, decidí antes de ello, visualizar en última vez por hoy ese conjunto de paisajes y música, que siempre, siempre suelen producir en mí un efecto sumamente relajante.

Esta noche, cuando con el embeleso propio de todos los días mis sentidos de la vista y del oído estaban imbuidos en su contemplación, se me venía también al pensamiento que hoy era la festividad de San Francisco de Asís, y que a su vez me traía al recuerdo la persona de mi entrañable amigo Francisco Fernández Campoy, "Currito", con el que tomé la desastrosa y única borrachera de mi vida que hace unos días relate en este blog, y que hace unos años abandonó este mundo. A mi amigo "Currito", no lo apreciaba, lo quería lo mismo que se puede querer a un buen hermano y al recordarme que hoy hubiere sido su onomástica, y oyendo la Cumparsita, que al tener el disco de este tango en la sociedad de baile que teníamos en mi pueblo, me retrotraía en el tiempo hasta allá cuando menos setenta años, y siempre, siempre, una vez que terminaba el baile, bien en su casa o en la mía, nos pasábamos un par de horas comentando todo el acontecer que nos había pasado, entre lo que formaba parte de todo el entramado de nuestra aventura, el que no pocas veces lo había sido bailando una de nuestras piezas favoritas, que solían ser dos principalmente, y que como íntimos amigos, teníamos el mismo gusto, y que eran el vals "Danubio Azul" y el tango "La Cumparsita".

Amigo Paco, valga este breve relato en mi blog, en el día de tu onomástica, en que al traerte al recuerdo oyendo nuestro tango favorito, unas lágrimas se han asomado a mis ojos posiblemente creyendo que podrían encontrarnos a los dos juntos, y que no se han engañado, que si no físicamente, "pariente", como íntimamente solíamos decirnos, no estabas conmigo, pese a los varios años que hace te marchaste de este mundo, sigues ocupando un lugar de privilegio en mi recuerdo.

Con el ánimo un tanto afectado, ahora sí me voy a la cama. No lo recibirás, no obstante ello, ahí te mando ese abrazo con la misma fuerza y sentimiento que te lo hubiere dado si hubiéramos estado juntos, viendo los bellísimos paisajes del "Otoño en la Patagonia argentina", amenizado con La Cumparsita.



Hasta la próxima.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Tirando "palante"

El pasado día 25 hice mi última entrada en este Blog y que pensaba haberla hecho el día anterior, por la circunstancia que en el mismo señalaba.


Hoy, sin ninguna efemérides que traer a este blog me pongo a escribir sin que al principio tenga tema previsto que desarrollar. Puedo decir, que aquí en casa de mi hija me hallo convaleciente y sujeto a recomendaciones de no excederme en actividades físicas que puedan conducirme a la pequeña recaída de días pasados.

Antes de proceder a esta nueva entrada, he pasado la vista por la anterior, donde por mi eficiente editor ha colocado las dos fotografías que previamente le había remitido. Y que le vamos a hacer, en la primera de ellas me he pasado un rato contemplándola, y se me ha venido al pensamiento que en mi infancia, en casa de mis padres solamente había tres fotografías; una de mi madre, que se la hizo cuando tenía 17 años...

 

Otra de mi padre de cuando se encontraba prestando el servicio militar en Melilla, en la que sobre una repisa que está a su derecha, tiene colocada la foto de la entonces su novia, de la que yo hago referencia anteriormente...

De esa observación, como no, mis recuerdos han pasado sobre lo que fue la vida de mis padres, que solamente el traerlas a la memoria destrozan el alma, de las adversidades que les tocó vivir, y el sufrimiento que debió causarles, no solo los padecimientos de ellos, sino los que hubieron de padecer con los que también les alcanzó a sus hijos. Me miro a mí mismo, y que afortunadísimo he sido una vez pasados algunos años de mi adolescencia y primeros de mi juventud, donde todo ha sido felicidad, no solo para mí, sino por lo que fue todo mi matrimonio, y lo mas IMPORTANTE, como lo ha sido, y es, para mis hijos, y como igualmente lo está siendo para mis nietos. Y de toda esta consecuencia que acabo de señalar, yo ahora me veo atendido como suele decirse "entre algodones", única circunstancia que alcanzó, no tanto a mi padre que falleció cuando la situación, principalmente la económica, todavía en España atravesaba con los flecos que quedaban de los llamados "años del hambre", pero sí a mi madre que su óbito lo fue 35 años después que su marido.

Que más puedo pedir a estas alturas de la vida, y que iba a colocar una palabra, que la asidua lectora de este blog y por añadidura amiga, parece ser que dice tengo la obsesión de colocar a troche y moche, y que cuando menos eso daba a entender en el comentario que hizo a mi anterior entrada, y voy a darle satisfacción no poniéndola, aunque creo no tardaré mucho en hacerlo.

Bueno, con cuanto queda dicho, por lo menos he salido del trance y otra entrada más que llega a engrosar este humilde blog.

Hasta la próxima y que a ver si me encuentro ya totalmente fuera de esta convalecencia.