lunes, 27 de abril de 2009

Cumpleaños (Feliz)



Después de veintisiete días de sequía blogera, vuelvo a entrar de nuevo en el blog. Sin duda la anterior entrada que lo fue el día primero de abril y hoy 27 del mismo mes, han sido con toda seguridad, las fechas mas importantes, por lo que respecta al discurrir de mi propia vida. Esta última, la fecha de mi nacimiento; aquélla en la que contraje matrimonio. ¿Quién da más?

Hoy cumplo OCHENTA Y CUATRO AÑOS, algunos más, quizás bastantes más, de los que yo pensaba cuando era joven y, no tan joven. Alguien dijo alguna vez, que nadie es tan viejo que no piense que aún todavía puede vivir un año más. Doy fe de ello.

Como cada vez que esta efemérides se cumple desde hace algunos años, mis pensares hacen un recordatorio de todo lo que ha sido mi propia existencia. Vuelvo a rebobinar todos los aconteceres, que así con el pensamiento se recorren en un instante, pero que en su transcurso real, sus inicios parecen perderse en lo remoto del tiempo pasado. Estos pensamientos te llevan sin duda a que hagas un balance de lo que ha sido todo el discurrir de esa larga vida. Siempre se piensa que se pudiera haber hecho algo mejor de lo que se hizo, no obstante, consultada mi propia conciencia apruebo todo lo acontecido. Recuerdas con sentimiento los seres queridos que se han ido marchando de entre nosotros a través de los años, circunstancia inevitable de esa pérdida cuando se lleva vivido tanto tiempo.

Transportarme en el tiempo a los años de mi infancia, niñez y primera juventud, se me presentan en el recuerdo aquellas familias carentes incluso de mucho de lo imprescindible para la normal supervivencia de sus componentes. La lucha titánica que permanentemente tenían que sostener nuestros progenitores para poder sacarnos adelante y que no obstante ello, algunos de sus hijos no podían soportar las adversidades que con relativa frecuencia se presentaban y los condenaban a la pérdida de su propia existencia. En mi propia familia, de ocho hijos nacidos, solo cinco, pudimos sobrevivir a los contratiempos surgidos. Tres no llegaron siquiera a cumplir el año de edad. Estos últimos sentimientos me vinieron hace un rato al pensamiento, cuando al consultar el movimiento de mi cuenta en el banco, comprobé que con fecha de hoy se me ingresaba en el mismo, el importe de mi paga de jubilación correspondiente al mes de Abril. Proporcionalmente, el importe de esta paga y transponiéndola a lo que era mi familia antes de la guerra civil española, con ella, hubiéramos vivido los 7 componentes de la misma, cuando menos el 200% ó 300% mejor de lo que lo hacíamos. Y hoy, lo es para mí solo. Y luego, nos quejamos.

El año que viene, tal día como hoy si yo no puedo hacer una entrada en el blog, por cumplimiento de mi estancia aquí, con que alguien siquiera lo lleve a su memoria, me doy por satisfecho y doy las gracias por adelantado.

Hasta otra nueva entrada que espero no tarde tanto como ésta.

miércoles, 1 de abril de 2009

Primero de Abril

Sin duda, el día primero de abril jamás podrá pasar inadvertido para mí mientras mi vida alentare y mis condiciones psíquico-físicas se mantengan como hasta ahora.

Van a dar las nueve y media de la mañana del día uno de abril de 2009. Como quiera que mi memoria me sigue respondiendo, puedo jurar en este momento, que cuanto voy a señalar es rigurosamente cierto.

Comenzando por orden cronológico, hace setenta años a estas horas, algunos de mis hermanos, varios primos y otros de los que residíamos entonces en el Cortijo de Don Elías Cabrera, término municipal de Pedroche y sito cerca de el Apeadero de la Jara, en la línea férrea de vía estrecha, Peñarroya-Puertollano, nos encontrábamos dando viajes desde unos Almacenes que los servicios de Intendencia del Ejército rojo habían abandonado dos días antes, y en los que había almacenados víveres diversos, la mayoría en conserva, y que los residentes de todos los cortijos limítrofes habíamos invadido, y llenábamos nuestros sacos con todo lo que había, proveyendo con ello nuestras maltrechas y raquíticas despensas. La distancia desde nuestro cortijo al que se hallaba habilitado de Depósito de Intendencia, estaría alrededor de los dos kilómetros, lo que no impidió que diéramos durante aquel día por lo menos cinco o seis viajes.

La única circunstancia adversa de aquel evento, fue el que todos los niños, sin excepción, nos entrara una diarrea de órdago a la grande, debido a que como entre los víveres existentes había grandes cantidades de chocolate, el hambre atrasado que arrastrábamos y lo goloso del producto, nos dimos verdaderos atracones de tal producto, que varios días después todavía no habíamos conseguido desterrar los efectos de los retortijones.

El mencionado día, como habréis podido adivinar, se daba por terminada la Guerra Civil Española.


La segunda efemérides a la que me refiero al principio de este relato, es que a esa hora de las nueve y media de la mañana de aquel primero de abril, pero de hace hoy CINCUENTA Y TRES AÑOS, me dirigía en aquellos momentos en busca de mi novia, para ir a la Iglesia de San Pedro, donde a las diez de la mañana estábamos citados para confesar y comulgar, dado a que a las cinco de la tarde, habíamos de contraer matrimonio. Si en el relato anterior hubo una circunstancia adversa, en la celebración de nuestro matrimonio, a partir de entonces y como se nos recomendaba en los consejos del sacerdote celebrante, hasta que la muerte nos separó, fue una continua consecución de venturas que en su inmensa mayoría perduran al día de hoy.

Largo camino he recorrido desde la primera de las fechas mencionadas, las inmediatas a la misma, las hubo de toda índole, quizá la mayoría adversas, o bastantes adversas, pero con el paso del tiempo, fueron mejorando y en estos momentos no puedo por menos que dar gracias a Dios, por todo lo que me ha sido concedido, incluso con algunas afectaciones personales, excepción hecha, como no, con la pérdida de la que me acompañó durante la consecución de tanta dicha.

De todo ello, solo me queda el recuerdo. ¡Cómo pasan los años!