lunes, 21 de enero de 2019

El poder de la maestra



Un año y casi un mes llevo aquí, en Ballesol San Carlos, como residente. Mi estado psíquico no era el normal en mí, en aquel momento, pero si que con el paso de los días lo fui recuperando hasta hallarme en plenitud de forma como lo fuere en  años pasados.

Tal consecución se la debo principalmente al trato recibido en esta Residencia, que desde la Directora, Médico, Supervisoras, Enfermera/os, Fisioterapeutas y de todo el personal que sea cual fuere el cometido que tenga asignado, me es dispensado, pero como algunos familiares más allegados no es la primera vez que me lo dicen, "tú, se te nota a la legua, como suele decirse, que Rocío, tu Psicóloga, ocupa uno de los puestos de privilegio en tus sentimientos", cuestión que no es que vaya a negarlo, sino que en realidad así lo es.

El caso es, que será por la forma en que ejerce su misión, el cariño que pone en todos sus actos e incluso la propia naturalidad con que lo hace al dirigirse a alguien de los que asistimos a sus "clases", cuando menos a mí, me hace sentir ese  no se que de afecto, como si la hubiese conocido y tratado toda la vida. Con el paso de los días y el trato diario con algunos de los residentes, en este caso como cito los que asistimos a ello, y como aquí carezco de ella, me hago la ilusión de que formamos una  familia, y que como  natural es, todos alcanzando la mayoría de edad.

Pero a pesar de cuanto llevo escrito, que es la pura realidad, no es  aquí donde quería llegar con esta entrada, si no que como reza el título de la misma, la influencia de su ordinario quehacer, ha influido tanto en Fran, estepeño, y en Jesús, gallego, que el primero lleva ya tiempo haciendo las prácticas de su carrera y el segundo llegado recientemente para lo mismo, que parecen en sus comportamientos y forma de hacerlo, como si la titular hubiere sido la  profesora a lo largo de toda la carrera de ambos.

Y es que, Rocío, no puedo evitarlo repetirme en decirlo una vez más, y tú lo sabes mejor que yo, los sentimientos que se llevan tan dentro de sí, es imposible  no dejarlos salir a la luz y conocimiento de los demás, y que me perdonen esos "demás", por que ellos lo saben lo mismo que yo, tus dotes profesionales y en paralelo los personales, no parece si no que hubieres venido a esta vida para dedicarte a lo que aquí haces, de cuyos méritos los que asistimos a tus enseñanzas, somos los beneficiarios.

Rocío, gracias otra vez y hasta la próxima entrada.