jueves, 17 de noviembre de 2011

La dicha de ser feliz



Pido perdón de antemano, porque precisamente creo que voy a filosofar un tanto, para lo cual se de sobra que no estoy capacitado, pero es que escuchando a la gente, muchas veces tiene uno que filosofar por fuerza.

Voy a referirme precisamente a dos conversaciones oídas, la primera anteayer por la mañana, y la segunda ayer tarde, y las dos concretamente yendo y viniendo en el autobús de línea, de la calle Héroe de Sostoa a Guadalmar y de Guadalmar al Mercado de Huelín.


Demos preferencia al orden cronológico. Antes de ayer por la mañana cuando iba para casa de mi hija en el autobús de línea, lo hacían igualmente un matrimonio que aproximadamente rondarían ambos los setenta años, sentados en los asientos tapizados de color rojo y destinados para las personas discapacitadas físicamente, asientos que según el estado que ambos a simple vista presentaban no debían de ir ocupando, pero dejémonos de divagar que no es esto a lo que yo quiero ir. He de precisar que cuando yo tomé el autobús este matrimonio ya iba en el mismo.


El marido, al cual yo no le veía la cara, porque ambos íbamos sentados en sentido opuesto a la dirección del vehículo, él mas hacía la parte trasera, lo hacía leyendo uno de esos periódicos que diariamente reparten gratuitos y tras estar un momento ojeando una de sus páginas, levantando la cabeza y mirando hacia su esposa, profirió la siguiente frase que señalo literalmente. "Estos políticos de mierda no les dará vergüenza con la crisis que hay gastarse un millón de euros que dice aquí van a costar las elecciones". Creo que esa cantidad sería solo por lo que respecta a Málaga. Y añadió: "Había que mandarlos a todos a la mierda, que solo van a chupar sin que se preocupen de los demás". Momentos después y tras seguro de haberlo leído, otra vez dirigiéndose a su esposa dice: "Mira, niños con tres años de edad trabajando, si es lo que yo digo que este mundo es una mierda, no hay trabajo para los mayores y niños de tres años trabajando". No se de que país serían esos niños. No mucho rato después, pero ya había dejado de leer el periódico e ir charlando con su mujer, no se a causa de qué le oír decir lo siguiente: "No se porqué mierda tenía yo tanta gana de jubilarme, para estar ahora casi todo el día aburrido".


Por la forma en que este hombre se manifestaba, parece se trata de una de esas personas que están siempre "amargás" y son capaces de amargarle la vida a todo el que esté a su lado, aunque dicho sea la verdad, la mujer, sería por la costumbre a la forma de ser de su marido y llevar mucho tiempo a su vera, no le hacía el menor puñetero caso a cuanto comentaba o decía, pero a mi pensamiento venía oyendo a tan alegre caballero y a quien la palabra "mierda", no se le caía de la boca, que delicia sería pasar una temporada con semejante compañía. Como decía El Guerra, al torero cordobés me refiero, "hay gente "pa tó". Esa mujer que lo acompañaba, que sin duda era su esposa, porque de vez en vez lo tomaba de la mano o ponía la suya sobre sus piernas, como digo esa mujer o es una santa o su vida, cuando menos muy alegre no ha debido ser.


Bueno ahora vamos a la segunda parte que ha motivado mi entrada hoy en el blog.
Ayer tarde y en la parada de San Julián subieron dos hombres, el uno también rondaría los setenta años y el otro quizá cinco o seis mas joven. Por el modo y forma en que hablaban debían ser, sino amigos, cuando menos si conocidos a fondo el uno del otro. Cuando yo comencé a coger el hilo de la conversación, y que el de mayor edad se sentó en un asiento próximo al mío y el otro se quedó de pié junto a su amigo o conocido, el primero y según sus palabras, iba a una visita al médico, se había quedado viudo hacía mas de seis años, tenía tres hijos, pero él, no es que vivía solo, sino que se sentía totalmente solo, ya que sus hijos casi no le echaban cuenta, ni parecía preocuparse mucho de su "padre", a cuya confesión su amigo añadía "y eso que viven tan cerca de ti", no se si residían en la misma barriada o en algún punto no muy distante de donde el lo hacía. A esta manifestación de su amigo, el que aparentaba ser unos años mas joven que el primero, le contestaba lo siguiente: pues fíjate mi hijo, dijo el nombre, pero no me acuerdo, que otra vez se ha presentado en mi casa, porque se ha separado de la mujer con quien se había juntado después de separarse de su esposa, y ella creo que se ha ido a Inglaterra y mi hijo a mi casa, " a darle trabajo a su madre que es lo único que hace", añadiendo, por que los hijos lo único que hacen es aprovecharse de los padres y luego cuando somos mayores, ni se preocupan de nosotros, como te pasa a ti y cuando vienen a la casa es para dar trabajo. Y la guinda de su manifestación fue la siguiente: "Si yo volviera a ser joven y me casara, no iba a tener ni un hijo siquiera".


Cuan diferente ha sido y lo sigue siendo mi vida, en comparación con las personas de las que he relatado sus conversaciones y la catalogación que hacían de su forma y modo de lo que era la suya.


De todo este relato, creo que para ser y sentirse uno feliz, principalmente habrán de darse las condiciones para ello, primordialmente que procedan de la propia familia, e incluso para adobarla un tanto, de las amistades que durante el transcurso de la vida se hayan ido acumulando, pero también a todo ello, supongo habrá de tenerse la condición y los sentimientos para primero, a la vez que se reciban esos comportamientos de los suyo, ser recompensados cuando menos con hechos y gestos que, incluso a ser posible, superen a los recibidos. Así, la DICHA DE SER FELIZ, estriba esencialmente del entorno familiar en que te veas rodeado, contar con esas amistades con quienes también puedan compartirse momentos de esparcimiento, y en edades como la mía, poder contarse esas batallitas que tanto nos reconfortan a las peqrsonas mayores, por no decir otra palabra que parece nos hace aun mas viejos.


Si ya el solo hecho de venir a la vida es un regalo de Dios, además hemos tenido la dicha de hacerlo feliz y amorosamente rodeado de nuestros seres mas queridos, démonos inmensamente por satisfechos, procurando que cuando quien nos ha facilitado ese paso por esta vida, decida llamarnos a la otra, dejemos un sentido recordar a los que se quedan, de haber hecho por ellos todo cuanto nos fue posible. que suponga siquiera parte de lo que nosotros recibimos.


Hasta la próxima entrada.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Menos mal que no abundan muchas personas como ese Sr. "amargado" al que te refieres en primer lugar... en cuanto al segundo si es más frecuente, desgraciadamente yo tambien he sido testigo de conversaciones parecidas, siempre digo que lo mejor de mi vida son mis hijos y le doy gracias a Dios por su forma de ser y su proceder hacia "sus padres", pienso que en algo habremos influido por nuestro comportamiento, nuestra dedicación y cariño hacia ellos... algunos le llaman "suerte" pero yo pienso que en todo caso será una mezcla de todas esas cosas, a mi me da muchiiiiiisima pena oir a algunos padres hablar asi . Creo que debemos darle gracias a Dios por las familias que nos han "tocado" y que tanto disfrutamos, lo que no cabe duda influye muchiiiiisimo en que seamos unas personas Felices. Así que debemos felicitarnos por lo bien que lo "hicimos" ¿no crees? ¡Hasta la próxima! Saluditos: Carmen

Anónimo dijo...

Que gran verdad con la que concluye el articulo. Pues sin duda la dicha de ser feliz tiene mucho que ver del entorno familiar en que nos encontremos. Ojalá le demos prioridad a mantenerlo como una de las mas importantes relaciones. Sin duda cosecharemos felicidad! Saludos cordiales desde: www.animoparavivir.com