lunes, 16 de julio de 2018

Sesenta y ocho años hace...

Dos meses y medio sin realizar entrada alguna en este blog o sea, que lo tengo totalmente abandonado. Pero, y como esta titulado de recuerdos, hoy se cumple uno de los de mayor trascendencia a lo largo de mi vida, y es que tal día como hoy, pero de 1950, salía como Guardia Civil de la Academia de Úbeda. Mi ingreso en el Cuerpo lo, fue por verdadera vocación, además de que mis circunstancias laborales en aquellos momentos, también me lo demandaban.


Academia de Úbeda

Infinidad de veces lo he dicho, que el ser Guardia Civil ha sido una de las grandes ilusiones de mi vida, con la añadidura de que nunca, y en las que en no pocas ocasiones hubieron de costar ciertos sacrificios, aparte de los no muy elevados emolumentos que se percibían, tuve el menor desaliento en sus realizaciones y en las que ponía el mayor de mis empeños, con  lo que Dios y el destino parece estaban siempre de mi parte terminaban con el éxito del que a veces ni siquiera esperaba.

Venía con cierto disgusto por haberme destinado a Málaga que como he dicho en otras ocasiones, las Comandancias de Teruel y Granada con la de Málaga, eran las peores de España, y mis propósitos eran que tan pronto cumpliera un año en el destino solicitaría cualesquiera otra Comandancia, pero Dios y el destino, como siempre lo estuvieron conmigo y a los quince meses vine destinado a Málaga Capital y dos meses después a las oficinas del Tercio como mecanógrafo y ahí comenzó  mi dicha en el Cuerpo, a la vez que en todo lo personal, que puedo decir que comenzó la etapa mas feliz de mi existencia, que aun continúa, salvo hechos de la mayor gravedad que se sucedieron y que dejan huella imborrable.

Como digo en el título de la entrada, esos 68 años de mi llegada Málaga se cumplen el día 26 de este mes, y de tanta felicidad he disfrutado que ahora bendigo la idea de quien tuvo el pensamiento de mandarme destinado a donde no quería por nada del mundo, y de haber sabido cual iba a ser mi vida en ella, entonces me hubiere vuelto loco de alegría.

A lo largo de los más de treinta y un años que permanecí en activo tuve la suerte y el honor de desempeñar destinos de cierta importancia en el Cuerpo, en los que además de la suerte, la cooperación de los demás componentes daban excelentes resultados.

En una palabra, Málaga ciudad que me deparó cierto disgusto en aquella lejana fecha cuando supe que venía destinado a ella, hoy la bendigo y le doy gracias a Dios de que me trajeran hasta ella  donde tanto en el desempeño de mis obligaciones en el Cuerpo, como en lo que a mi personal vida, nadie ha podido gozar de mayor dicha de la que yo he disfrutado, y disfrutando la sigo. Valga ese sentido y humilde relato para dar gracias a todos y todo de lo que han hecho posible, y haciéndolo siguen, de cuanto me ha dado la vida.

Málaga, Calle Larios

Hasta la próxima, que desde la 109 continuare realizando alguna que otra entrada, para ir contando lo que vaya acumulando como recuerdos.