martes, 26 de julio de 2011

¡MÁLAGA!


En estos instantes se cumplen SESENTA Y UN AÑOS, de mi llegada a Málaga. A las cinco y media de la tarde del día 26 de julio de 1950, a bordo del tren correo Madrid-Málaga, llegaba a esta Capital, donde había sido destinado cuando salí como Guardia Civil de la Academia de Úbeda, el día 16 del mismo mes, o sea el día de la Virgen del Carmen, cuya referencia la dejé anotada en mi entrada del citado pasado día.

Mi destino a la Comandancia de Málaga, la verdad sea dicha, no me causó la menor alegría cuando me lo comunicaron el día anterior de terminar el curso. Pese al desencanto sufrido en principio cuando me comunicaron el destino, lo superé enseguida, con toda seguridad, primero por mi talante y forma de superar las contrariedades, de las que en bastantes ocasiones en mi pasado hube de afrontar, con la añadidura de mi dispoisición para acomodarme con facilidad a las situaciones creadas.

La llegada a Málaga aquella calurosisíma tarde de julio, y desde la estación hasta el Cuartel que estaba en el Pasillo de Natera, varios compañeros y yo, lo hicimos a pie, y las maletas y el equipaje a bordo de un carrito que alquilamos, tirado por un hombre. Confieso, que encontré la ciudad en que su estado de limpieza dejaba bastante que desear. Llegados al acuartelamiento y dado a que yo venía de jefe de la expedición, cuando hice mi presentación recibí un pequeño "chorreo", como en el argot militar solemos decir a cuando te echan una pequeña bronca, y todo motivado a que uno de los compañeros verificó su presentación el día anterior, adelantándose un día a lo que habíamos concertado y todo dentro de lo legal. Pero en fin, el superior ante quien hice la presentación tenía un carácter un tanto agrio, por cuyo motivo, después tuve noticia le tenían adjudicado el sobrenombre de "El Cura del Penal". Aparte de su talante, no era tampoco como suele decirse "mala persona", pero en fin mis inicios en Málaga, no comenzaban muy bien que digamos.

Esta efemérides ha sido motivo de que la madrugada pasada, me tuvo un mínimo de dos horas, trayendo al recuerdo todas las preguntas que interiormente me hacía en aquella fecha, de cómo se desarrollaría todo el devenir en la que a partir de entonces sería una nueva vida para mí. Entonces, todo eran incógnitas, deseos, sueños, esperanzas y para todo ello, yo solo contaba con mi disposición para la consecución de cuanto bullía por mi cerebro. Tan solo estaba, que ni en Málaga ciudad, ni en toda su provincia, yo conocía a persona alguna, tanto en la vida civil, como en personal del Cuerpo, de los que ni siquiera tenía la menor noticia de su existencia de nadie en cualquiera de las categorías o empleos en el Cuerpo. Así, sin mas bagaje que unos buenos deseos se iniciaba mi paso por la Guardia Civil.

¡Quién me iba a decir entonces cuales serían los afanes que llegaría a conseguir con el paso de los años!

Hoy, cuando se cumplen sesenta y uno de mi llegada a esta Ciudad, unos meses mas de treinta y uno desde que me jubilé de la Guardia Civil, volviendo la vista y el recuerdo hasta aquel 26 de julio de 1950, no me canso de dar gracias a Dios y a esta BENDITA MÁLAGA, en la que llegué a conseguir y obtener, todo lo que, aún si mi mente hubiere estado dotada de una mucho mayor inteligencia, ni siquiera hubiere sido lo suficiente para siquiera soñar todo aquello que me llevó, y lo mantengo, a considerarme uno de los seres mas felices que hayan pasado por esta vida.

Si en la fotografía, que vuelvo a pedir a mi nieto, y no por ello, editor coloque al principio de esta entrada, se manifiesta el estado físico del que entonces gozaba, las señales que el paso del tiempo haya ido dejando sobre mí, tales como canas, arrugas, disminución en mis aptitudes físicas y también, como no, la pérdida de seres queridos, no dejan por ello de restar mérito a cuanto ha supuesto mi gozo, y el de todos los mios, que con tanta largueza durante el tiempo que pasamos y pasaron por esta vida, nos ha sido y fue concedido.

La ciudad a la que miraba, si no con desdén, sí con cierta indiferencia, la primera vez que llegué a ella, hoy la proclamo a los cuatro vientos, LA TIERRA QUE POR SIEMPRE, HASTA LA ETERNIDAD, LLEVARÉ EN LO MAS PROFUNDO DEL ALMA.

Hasta la próxima entrada y GRACIAS MÁLAGA

1 comentario:

Carmen dijo...

Me alegro muchiiiiisimo de que hayas conseguido todos los objetivos de tu vida en nuestra querida Málaga, me imagino que cuando viniste no sería ni parecida a la que es ahora, pero siempre ha tenido su encanto, sobre todo las personas que son muy acogedoras y porque no decirlo "mu guena gente" (no es porque yo sea malagueña, ji ji) tu has tenido casi toda la vida para comprobarlo y se puede decir que ya eres MALAGUEÑO, me gusta que le tengas tanto cariño a esta tierra, que es la de toda tu familia. Saluditos esta vez desde Málaga: Carmen