Treinta y dos años se cumplen hoy. Largo rato llevo retrotrayendo mi pensamiento a los dos hitos que en el día de hoy se cumplen los dos aniversarios, de dos de los hechos que marcaron en este día de entre los mas felices de nuestras vidas. Digo nuestras, porque juntamente fueron gozados por mi mujer y yo. Sin mas preámbulos voy a los hechos.
1979.- 15 de julio.- En este día de 1979, le era entregado a mi hijo mayor el despecho de Teniente de la Guardia Civil. Cuando aquella calurosa mañana en el Patio de Armas de la Academia General Militar de Zaragoza, totalmente abarrotada de público, por medio de los micrófonos se lanzaba al aire lo siguiente: "Teniente de la Guardia Civil, número UNO de su promoción, le entregará el Despacho S.M. el Rey Don Juan Carlos I" En el instante en que nuestro hijo saliendo de su formación, sable suspendido, al compás de marcha militar y una estruendosa ovación de todo el público, se dirigía hacía la Tribuna donde el Rey le entregaría el correspondiente Despacho, mi mujer y yo abrazados, derramando abundantísimas lágrimas que casi nos impedía la visión de nuestro propio hijo. En aquellos instantes, a mí lo que más se me apetecía era el gritar a los cuatro vientos: "Ese que atraviesa el patio, "ES NUESTRO HIJO". Cuando llegó hasta la Tribuna, por el Rey le fue impuesta la Medalla del Mérito Militar correspondiente a su justificación como número UNO, de su promoción, seguida de la entrega del Despacho correspondiente.
Dos veces más hubo de realizar el mismo itinerario, dado a que también por los respectivos Embajadores de Chile y Perú, le fueron impuestas otras tantas Cruces, por iguales motivos a los anteriores, y debido a que también en la Academia Especial de la Guardia Civil donde mi hijo había cursado sus estudios, lo hicieron igualmente Cadetes de los países mencionados.
Mi hijo contaba en aquella fecha 22 años de edad. Yo ostentaba entonces el empleo de Subteniente de la Guardia Civil, 54 años de edad y casi treinta años de servicio en el Cuerpo. A partir de los instantes reseñados anteriormente, yo debía obediencia y saludo a mi hijo.
1980.- 15 de Julio. Si la entrega del Despacho de Teniente de la Guardia Civil a mi hijo mayor, en igual día del año anterior, no colmaba nuestra felicidad, en esa misma fecha del siguiente año, mi segundo hijo, con la misma edad que lo fue a su hermano, recibía él, el mismo Despacho de Teniente de Infantería. Este mi segundo hijo, siete años antes de ser promovido al Empleo de Teniente de Infantería, y que por tanto esos siete años atrás, contaba con quince de edad, le dijo a su madre, y su madre a mí, que el niño no quería seguir estudiando, si no que quería trabajar. Yo co,mo buen padre, le busqué un trabajo con una cuadrilla de albañiles que lo hacían en la Urbanización de Torremuelle, y bajo la dirección de un cuñado mío, hermano de mi mujer, y por tanto, tío del nuevo fichaje para el trabajo. Le recomendé a mi cuñado que se olvidara del grado de parentesco con el neófito y su trabajo lo fuera igual que el resto de los obreros. Una sola semana bastó, para que cambiara de opinión de dejar los estudios por trabajo. Treinta y ocho años después de su bautizo en el trabajo, todavía no ha dejado de estudiar.
Si cuando ascendió su hermano le debía obediencia y saludo militar, a partir del ascenso del segundo, ya estaba a las órdenes y obligado profesionalmente el saludo militar a dos. Como dice el refrán: "Cría cuervos...".
La satisfacción que supuso para nuestro matrimonio, que nuestros dos hijos varones, a la edad de 22 años, ostentaran el empleo de Tenientes en la Guardia Civil y de Infantería, y en su consecuencia toda una carrera por delante, fue de una ilusión que solo por quienes la gozan, saben valorar en sus justos términos.
No he podido remediar que algunas, bastantes lágrimas, se hayan asomado a mis ojos. El recuerdo de aquellos momentos en compañía de ELLA, sólo saben valorarse, cuando ya se ha perdido toda posibilidad de que pueda repetirse semejante evento.
Hasta la próxima entrada.
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