Hoy cumplo 86 años. Esta madrugada como otra de tantas en las que el desvelo suele visitarnos a los viejos, por mayor o menor espacio de tiempo, se me venía al pensamiento de que hoy es mi 86º cumpleaños. Aunque así de bote pronto y volviendo la vista hacia atrás da la sensación de que esos ochenta y seis años han sido como un soplo, en ese espacio de vela que cito anteriormente, lo estuve empleando en desmenuzar los hechos y acontecimientos que se fueron produciendo a lo largo de toda mi existencia, y aunque para todo el entorno exterior a mi propia persona resulten una insignificancia, para los míos y como no, también para mí, dejan en el devenir de toda persona unos hitos que son los que van marcando y jalonando ese discurrir.
Allá desde mi adolescencia y juventud, el mero hecho de salir a colación el año 2000, yo lo veía como esa altísima y escarpada cima, a la que mis fuerzas no parecían estar preparadas para su ascenso, ya que para llegar a ello yo habría de cumplir setenta y cinco años de edad. Como se puede comprobar, no sólo cumplí aquellos que tan inalcanzables me parecían, sino que de propina llevo ya once más. En ese desbroce que mentalmente hacía esta madrugada, aquellas lejanas esperanzas que solían vagar por mis pensamientos y deseos de entonces, hoy no dejaba de dar gracias a Dios de que se habían cumplido mucho mas allá de cuanto en su momento hubiera siquiera llegado a soñar. Todo el ambiente familiar íntimo que me circunda, resulta el axioma de cuanto dejo expuesto, aunque no por ello, eche en falta la ausencia de AQUELLA que al marcharse, dejó marcado el antes y el después de su pérdida.
Hoy también, se han cumplido 30 años, de mi jubilación, o mi retiro como nosotros siempre lo hemos llamado, de la Guardia Civil. Igualmente aquí, quien me iba a decir a mí aquel 27 de abril de 1981, que treinta años después, yo iba a seguir transitando por esta vida y lo que mas agradezco es en el estado, tanto físico personal, como en el familiar en el que me hallo.
Aquel día, del que hoy se han cumplido tres décadas, me traen hoy al recuerdo dos circunstancias muy especiales. La una, lo que suponía que por imperativo de la edad tenía que abandonar una Institución, que no solo supuso el que, aunque con cierto comedimento, fue lo que me aportaba lo indispensable para llevar adelante mi familia, sino una profesión a la que quise con todo mi alma y a la que entregué todas mis fuerzas y buenos deseos, aunque por mi humilde aportación no fuese para enaltecerla, cuando menos para no menoscabar lo mas mínimo todo lo que fue, era y lo siguió siendo y que con todo ello, llegó a que el pueblo español la conozca por la "Benemérita".
La otra circunstancia, y que pasados treinta años me siguen llegando al alma, fue la despedida que se me dio por los componente del Servicio de Información (S.I.G.C.) de la Comandancia que me hicieron entrega de una estatuílla en bronce, de un Guardia Civil en traje de servicio, precisamente el que estaba en vigor cuando yo ingresé en el Cuerpo. Este homenaje para mí tenía doble valor, dado a que me fue ofrecido por un personal al que había dejado de mandar hacía mas de cinco años, de lo que ahora mismo siento cierta emoción, pensando que mi paso por el "Servicio", como en el argot de todos los componentes solíamos llamarlo, mereciera pasados algunos años, aquella muestra de agradecimiento.
Valga por hoy esta entrada y hasta otra.
1 comentario:
¡¡¡Muuuuchas Felicidades!!! Aunque sea con un poquito de retraso, espero que pasaras un dia estupendo junto a tu familia. Lo del pase a la reserva yo no lo entiendo, es cuando la persona está en la plenitud y se pierden la experiencia de los años de servicio, creo que debería ser voluntario, sus razones tendrán, pero no lo comprendo ¿tu si?. Saludos: Carmen
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