miércoles, 6 de abril de 2011

Y pensar que ya han pasado sesenta y cinco años...


Aquel 6 de abril de 1946 que lejos se va quedando. Aún no había salido siquiera el sol de aquella lejana mañana del 6 de abril indicado, en unión de catorce o quince "quintos", salíamos de mi pueblo, a patita por cierto, para trasladarnos hasta la Estación, que aún denominánose "El Vacar-Villaharta", distaba de este mi pueblo unos 10 kilómetros, y donde habíamos de tomar un tren especial que habría de llevarnos hasta Córdoba capital, a fin de verificar nuestra presentación en la Caja de Recluta de dicha ciudad y donde nos destinarían a los distintos regimientos o cuerpos del Ejército. Desde Villaharta hasta la estación, las maletas hubimos de transportarlas en algunas caballerías puestas por algunos familiares de alguno de los "quintos". Este detalle, dice a las claras la situación tan precaria por la que atravesaba todo el país. En los vagones que componían el convoy, algunos de los utilizados para el transporte de ganado iban todos abarrotados, dado el caso de que nosotros lo tomábamos en la penúltima estación del recorrido.

Al tomar hoy como el motivo de mi entrada en este blog, dicha efemérides, lo primero que me viene al sentimiento es el recuerdo de mis padres. Aquel fuerte abrazo de mi madre, que anegados sus ojos en lágrimas parecía no querer soltarse de mí, sin que el sentimiento de mi alejamiento de ella por primera vez y como el primero de sus hijos que lo hacía, fuera siquiera capaz de articular palabra alguna, y pese al tiempo transcurrido, siento en este mismo instante el mismo encogimiento del ánimo que entonces me produjo. En cuanto a mi padre, también de lágrima fácil, tengo en el recuerdo tan fresco como si en este momento me lo hubiera dicho y que fue el consejo literal siguiente: "Pórtate como siempre lo has hecho". Hoy valoro su consejo con mayor sentimiento que en su momento lo hice, y tras haber pasado sesenta y cinco años de su pronunciamiento y mas de cincuenta y dos de su fallecimiento, vaya para él mi mas cariñoso agradecimiento, por el concepto que entonces y siempre tuvo de mí.

En cuanto a otros sentimientos míos particulares, a la par que iba dejando atrás la presencia física de mis padres y hermanos, millones de pensamientos vagaban por mi mente y todo ello cual o en que podría derivar el inicio próximo de una nueva forma de vida, para un futuro inmediato, a medio o largo plazo. Era totalmente consciente de que cuando menos en algo habría de tener influencia en cambiar el modo y forma de vida, en cuanto a la que dejaba atrás y aunque hubieron de pasar algunos años, finalmente así sucedió y como no, doy gracias a Dios, por lo que tan beneficiosa lo fue. Los motivos y causas para ello, se precisarían muchas páginas para enumerarlas. Pero, la mayor diferencia de aquel 6 de abril de 1946 al 6 de abril de 2011, es la de que entonces, mis pensamientos se encaminaban todos a cuál sería mi futuro, hoy, a todo cuanto ha sido mi pasado. También a cuantos seres queridos faltan de aquellos, pero no más de los que después han venido y hoy gracias a Dios lo siguen estando. Desde entonces sobre mis espaldas pesan 65 años más y vaya que se nota.

Hasta la próxima.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Me quedo asombrada con tu memoria fotográfica, veo normal que guardes los recuerdos de la despedida de tus padres tan emotiva y la inquietud hacia tu futuro, pues son cosas que marcan, pero que recuerdes exactamente el dia en que te fuiste a la mili, creo que es de una mente privilegiada, a no ser qe tengas algun pequeño diario con las fechas importantes de tu vida, ya me contarás. Un saldo: Carmen

Carmen dijo...

No es un saldo es un saludo ji ji.