Posiblemente habrá quien piense que es mucha casualidad que un día 11 de abril, sé de la circunstancia de cuanto voy a exponer a continuación, pero todos cuantos me conocéis estoy seguro que daréis por cierto todo lo que relate. Se trata concretamente de que tal día como hoy, aunque de distintos años, bien yo personalmente o formando parte de mi familia, iniciábamos la salida de un viaje, que todos y como indicaba en mi entrada del día de ayer, todos tienen su porqué para traerlos al recuerdo. Comenzaré su exposición atendiendo al orden cronológico desde el más lejano en el tiempo en que sucedió, hasta el más próximo.
11 de abril de 1939. Hacía diez días había terminado la Guerra Civil española. Toda mi familia, más las de las dos hermanas de mi madre, y de los dos años y medio que llevamos exiliados por diferentes puntos del Valle de los Pedroches, desde primeros de diciembre de 1937 nos hallábamos residiendo en un cortijo conocido por "Don Elías Cabrera", enclavado en la comarca de La Jara, término municipal de Pedroche, en el cual se había constituido una "Colectividad de Trabajadores", formada por unos cuarenta hombres, todos ellos con sus familias, en la misma situación que nosotros, o sea también exiliados y procedentes de varios pueblos de las provincia de Córdoba y de Sevilla. La terminación de la guerra, exigía que cada familia abandonara el lugar de donde nos encontrábamos, y toda la mía indicada al principio, y el mencionado día, las mujeres y los niños menores tomaron un tren de vía estrecha en un apeadero que estaba cerca de donde residíamos, con destino a Peñarroya y de allí hasta una estación distante de mi pueblo unos diez kilómetros, y el único hombre, marido de la hermana mayor de mi madre y los tres niños mayores, juntamente con varias cabras, tres caballerías mas un carro que alquilamos, tomábamos el camino hacía mi pueblo, distante unos 50 kilómetros.
Unos dos kilómetros antes de llegar a Pozoblanco, el carro metiendo la rueda derecha en la cuneta quedó tumbado sobre el terraplén. Ayudados por varios hombres de los bastantes que con dirección a sus respectivos pueblos circulaban, se consiguió poner el carro en posición normal y continuamos la marcha. La noche nos alcanzó en plena sierra de La Chimorra, precisamente donde había estado el frente de guerra durante todo el tiempo que nosotros habíamos permanecido exiliados. A varios lados de la carretera había grandes cantidades de munición, granadas de mano, y armamento desde fusiles, ametralladoras, morteros e incluso cañones de artillería, la mayoría emplazados en sus respectivos asentamientos y que ante la proximidad de los fascistas como se les llamaba al Ejército Nacional, los rojos en su desbandada lo habían dejado abandonado. En un cortijo medio derruido hicimos noche.
11 de abril de 1946. Cinco de la tarde. Un grupo de unos doscientos "quintos", mandados por un Teniente, y varios soldados, todos de artillería, nos llevaban desde la Caja de Recluta hasta la estación de Córdoba, donde habíamos de tomar el tren con destino a Sevilla. Durante el trayecto entre la salida y la estación, nos cayó una fuerte tormenta que nos pusimos todos chorreando. A la misma hora, aquella u otra tormenta parecida, mataba a un vecino de mi pueblo que hallándose trabajando en el campo con una yunta de mulas, se cobijó bajo una encina, para resguarde del agua, siendo fulminado por un rayo que cayó sobre el mismo. La noticia de este fallecimiento la tuve yo cuando recibí la primera carta de mis padres una vez ya en mi destino.
El viaje desde Córdoba hasta Sevilla, se prolongó siete horas.
11 de abril de 1950. Sobre las nueve de la mañana, llevando consigo la misma maleta que portaba en el enunciado anterior, salía de mi pueblo para la capital cordobesa, donde una vez en la misma y verificada la presentación, en unión de unos cien mas, en la Comandancia de la Guardia Civil de dicha ciudad, nos pasaportaron para dirigirnos a Úbeda donde en la Academia que existía en la misma, cursaríamos el correspondiente curso de capacitación para Guardias civiles. En la capital cordobesa tomaríamos el tren correspondiente.
Quienes hayáis leído hasta aquí, la presente entrada en este blog, estaréis un tanto extrañados al daros cuenta de que los anteriores relatos están todos inconclusos. No ha sido un olvido, sino hecho adrede. El motivo, que los tres viajes iniciados un 11 de abril, terminaron al siguiente día 12. Como suele decirse, la solución mañana.
En consecuencia, hasta mañana.
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