sábado, 15 de diciembre de 2018

Señorita Alba, otra vez usted



Esta noche pasada y conforme lo he hecho constar, esta mañana  en la comunicación al grupo familiar, la pasada noche hube de pedir la ayuda a la enfermera de guardia debido a un ataque de tos del que no había forma de pararlo.

Como supongo que estas novedades acaecidas a los residentes, serán comunicadas a la Supervisora de servicio, esta mañana a primera hora, cual no sería mi sorpresa cuando entraba en mi habitación la señorita Alba, sin duda como Supervisora en su correspondiente misión, y acompañada por la Doctora de Guardia del vecino Hospital El Ángel. Sin duda conocedora de la causa o misión de lo que la traía estuvo auscultándome un rato, y en su caso me recetó unos sobrecitos conteniendo un granulado, cuyo contenido de uno de ellos tomé disuelto en agua en ese momento.

Creo lo he hecho constar en alguna que otra ocasión, y si no ha sido así, lo digo ahora, es mi agradecimiento por el trato que se me da desde que llegué como residente y sin duda por casualidad, hasta ahora casi siempre lo ha sido por la Señorita Alba como punta de lanza para hacerlo llegar hasta mí.

No tengo la menor duda de que si lo hubiere sido por otra supervisora, como tiene que ser por fuerza, dado a que toda la Plana Mayor de esta Residencia de Ballesol está constituida por un Matriarcado, excepto el médico, que si lo está ocupado por varón.

Sin duda por la experiencia, los órganos rectores de esta entidad, tendrán probado que este organigrama, que me supongo será muy parecido en el resto de sus Residencias, da los resultados apetecidos, y si así es,  porqué hay que cambiarlo.

No quiero que ese resto de Plana Mayor pueda pensar que solo este sentido agradecimiento lo sea exclusivo para la señorita Alba, sino que la casualidad haya querido que así sea y, así he de describirlo. Esta reincidencia me ha llevado a sentir ese gusanillo de envidia, de que en no pocas veces nos vemos inmersos los pasados en años, y en este especial, me lleva en que usted es la nieta que no tuve, pues de 6 nietos que tengo, todos son  varones, y de ahí me vendrá ese sentimiento que 
latente lo llevaré en mis sentimientos.

Señorita Alba, otra vez  gracias por el gesto de hoy, haciéndolo extensivo a la Doctora de El Ángel.

Hasta la próxima entrada.

sábado, 8 de diciembre de 2018

¡A bailar!


8 de diciembre de 1945.

Resulta que en el mes de noviembre de 1945, hubo unos misioneros en mi pueblo, creo recordar eran Jesuitas, que daban conferencias para niños, matrimonios, y como no para  mujeres y hombres jóvenes y solteros.

El Cura que había en el pueblo, Villaharta, era de Pozoblanco, mutilado de guerra, recuerdo su nombre y apellidos  pero no viene al caso.

Entonces en el pueblo la única diversión que había para la juventud era el baile, y el párroco la tenía tomada con esta diversión, al punto que no pasaba un solo domingo que en sus sermones no le diera un repaso a tal menester, y en la conferencia que nos dieron a los jóvenes solteros nos pusieron como suele decirse, a caer de un burro, y nos consideraban los culpables de tan horrendo pecado y además se inducía a las jóvenes solteras a caer en lo  mismo. Y ahí terminaron los cargos que se nos hacían.

Pero en la tarde noche siguiente les tocó el turno a las jóvenes. Y que tal repaso no le darían entre el cura párroco y los tres misioneros, que tras comenzar por dos o tres de ellas no muy jóvenes, de las de comunión diaria y que nunca iban al baile, les hicieron jurar ante un crucifijo y besándolo de que nunca volverían a asistir al mismo. Ante semejante acto las que le seguían en orden fueron haciendo lo mismo hasta el final de todas las que asistían a la conferencia.

En el pueblo había dos salones de baile, uno público y otro de una sociedad de la que yo era Secretario. La sociedad teníamos un salón alquilado y en el que teníamos derecho a celebrar por lo menos tres bailes al mes, mas los de los días festivos locales o nacionales.

Recuerdo que el último domingo de noviembre, abrimos el baile de la  sociedad y también el público que se celebraba en el salón del llamado casino. La música en ambos lo era por medio de una radio-gramola con los correspondientes discos y pasado cada disco había que cambiar la aguja. El día anterior a celebrarse el baile, o por la mañana del mismo día, había dos jóvenes que estaban en la sociedad, aunque no pagaban cuota alguna, y además de ser los encargados de poner los discos  tenían también la misión de ir de casa en casa donde había mujeres jóvenes e invitarlas al baile si eran por la tarde y noche o también si eran más de un día seguidos.

Pero a aquel baile para el que eran invitadas no asistió ninguna, y hallándonos próximos de las fiestas de la Navidad, donde durante los tres días se celebraba baile por la tarde y noche, para el baile de la tarde y de la noche del día de la Purísima, hubimos de confabularnos los jóvenes para llevar al mismo una joven, bien fuera, hermana, prima, novia o amiga y así lo hicimos, consiguiendo sacar de la  encrucijada en que se habían metido, o para mejor decir, las habían metido con tal juramento. Todo   resultó tal lo habíamos proyectado y las Navidades fueron celebradas como todos deseábamos.

Como diría Cervantes en el Quijote, "con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho" pero nuestros proyectos dieron su fruto, y después de ello, y nunca mas hubo injerencia alguna por parte del clero o de la iglesia en tal menester. Durante algunos años posteriores a la Guerra Civil trataron y a poco lo consiguieron por hacerse los dueños del cotarro. Como en estos casos suele decirse, "¡QUÉ  TIEMPOS AQUELLOS!".

Hasta la próxima entrada         

lunes, 26 de noviembre de 2018

44º Aniversario



Hoy se cumplen 44 años que yo dejaba el mando del Servicio de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga por pase voluntario a la Jefatura de Armamento de la misma.

Con tal motivo se me ofreció una comida por todos los Guardias y un Cabo que tenía a mi mando, más otro Guardia que estaba de Radiotelegrafista en la misma y autor del documento que copio a continuación:
   
"DEDICADO  AL SARGENTO D. RAFAEL GALAN RODRIGUEZ, EN EL DÍA DEL HOMENAJE QUE EL SERVICIO DE INFORMACIÓN DE LA 251ª COMANDANCIA POR SU EJEMPLAR COMPORTAMIENTO, COMO SUPERIOR Y COMPAÑERO DURANTE SU MANDATO EN EL (S.I.G.C.)
   
Queridos compañeros: Me habéis encargado la grata embajada de ser el portavoz de vuestros sentimientos. Esta comisión me produce una gran alegría, no por lo que entraña,  mi yo personal; es la alegría de comprobar una vez mas que pese a los materialismos que rodean a nuestro paso por la vida, existe algo muy importante, muy espiritual, que es la base de la convivencia humana; el verdadero sentido de la amistad y respeto que nos debemos unos a otros, que nos califica e identifica como personas y como cristianos y que afortunadamente vosotros sois un ejemplo vivo de esta cualidad humana. 

Esta comunión nos tiene aquí reunidos en fraternal abrazo para testimoniar con este sencillo y emotivo acto, el respeto y fraternidad que profesamos a  nuestro superior y buen amigo, Sargento Don Rafael Galán Rodríguez. 

Todos conocemos profundamente las virtudes que adornan a nuestro superior, entre las que cuentan su sencillez y su modestia; huelga hacer su panegírico, pero no podemos sustraernos de hacer una semblanza de lo que con su digno sentido del mando y del compañerismo ha creado entre sus subordinados. 

Por considerarle así, voy  a recordar unas palabras de aquel personaje creado por Don Antonio Machado en su ensayo humorístico y filosófico titulado  "Proverbios y consejos de Mairena, el cual decía:

"Sed modestos; yo os aconsejo la modestia, o, por mejor decir, yo os aconsejo un orgullo modesto que es lo español y lo cristiano. Nadie es mas que nadie. Esto quiere decir cuanto es difícil aventajarse a los demás, por que por mucho que un hombre valga, nunca tendrá mas alto valor que el de ser hombre. Huid de escenarios púlpitos y pedestales. Nunca perdáis el contacto con el suelo por que solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura".

Este emotivo acto no es para dedicar frases floridas como cumplido de sobremesa a la persona homenajeada, pero si momento para exteriorizar con honradez, hombría y satisfacción, respeto  y cariño el sentimiento unánime de los que en este recorrido de la milicia hemos convivido con hombres de altos valores castrenses y espirituales como los que concurren en nuestro Superior y amigo.

Es justo dedicarle este homenaje, este recuerdo,  como prueba de nuestro incondicional afecto y gratitud prescindiendo  de todo protocolo, de todas las fórmulas que no sean necesarias cuando se siente y se habla con el corazón.

Amigo Rafael: Con tu elevado  sentido y concepto de la responsabilidad, con tu estilo innato y con esa bondad que Dios te ha dado, has conseguido las dos esencias mas sobresalientes del mando: ejercerlo con toda dignidad, sin mácula que lo empañe y aportar con tu amor y comprensión el complemento necesario para que la dura misión del mando, no siempre comprendida, sea mas efectiva contribuyendo  crear la mejor milicia, por que cuando el superior y el inferior llegan a  conocerse, a  comprenderse, a estimarse y  hablarse de corazón a corazón, es cuando se ha alcanzado la mayor plenitud de la disciplina.

Esto no es una alabanza sin fundamento; aquí tienes el fruto de tu buen hacer; recógelo como prueba de lo que te apreciamos y te respetamos. Te has hecho acreedor a ello y sin vanidad, por que tu eres muy sencillo, sabes que es verdad, que todos nos sentimos honrados con tu amistad.

Tu paso por el Servicio de Información ha dejado una huella imborrable. Sin adulación  de ninguna clase (por que nos consideramos muy hombres para incurrir en una bajeza) te decimos que esto es una verdad evidente que la testimonia, no solo los que estamos subordinados si no otro émulo de tus virtudes, tu Teniente, nuestro Teniente, que ratifica con su presencia nuestras sentidas palabras y con orgullo podemos decir que mientras haya hombres como vosotros, podemos decir que hay Guardia Civil.

Este abrazo que te doy, como hermano, como amigo y como subordinado, es el abrazo de todos mis compañeros que sella cuanto te decimos con el corazón.

Málaga 26 de Noviembre de 1974"

Hasta la próxima entrada. Esta me ha traído recuerdos de una época de mucho trabajo, pero en la mayoría de los casos, de grandes satisfacciones. 

sábado, 10 de noviembre de 2018

Feliz cumpleaños, Alba



La entrada de hoy en el blog es tan inesperada como gratificante.

Resulta que a mi conocimiento ha llegado que hoy cumple  la preciosa cifra de VEINTITRES años y por ello le deseo muchas felicidades, que se trata de la señorita Alba, que con esa temprana edad, alterna dos importantes cometidos en esta Residencia, tal la una como enfermera y no conforme con ello, también la de SUPERVISORA, cuyos servicios lleva a cabo con la capacidad que los mismos requieren. Todo ello seguro estoy lo son por sus méritos y conocimiento de ellos según el modo y la forma de llevarlos a cabo, pero y también y por si eso no fuera suficiente, lleva el añadido, de cuanto en uno de sus aforismos morales decía Séneca, " No hay mejor recomendación QUE UN ROSTRO HERMOSO".

Esta  felicitación no lo es por exponer aquí frases o expresiones más o menos floridas, si no el sentimiento que tanto a ella, como a las demás que llevan el buen hacer de esta Residencia, le debo, y lo hago a título personal, por los servicios que me prestan y el trato que se me da.

Como creo que alguien dijo alguna vez, lo bueno si breve, dos veces bueno, aquí lo doy por concluso.

Hasta la próxima entrada.

martes, 6 de noviembre de 2018

Desde la 109. Y ya no está

Santorini, Grecia

Hace unos días, no se cuántos, pero podrían ser diez por ejemplo. Desde una mesa en el comedor, próxima a la que con otros tres comensales yo ocupo en esta Residencia, esa también ocupada por cuatro, pero del sexo femenino, a una de ellas le oía decir "hoy es el último día que estoy aquí, mañana me voy a mi casa ". Y así sucedió, pasado aquel día no la he vuelto a ver.

Esa señora de una edad que podría estar entre sesenta y setenta, ignoro los motivos que hasta aquí la trajeron, ni la causa por la cual se iba, y aunque creo recordar su nombre no voy a citarlo toda vez que no viene al caso. Pero desde entonces si me he preguntado a mí mismo: "¿Y yo cuando voy a decir lo que ella dijo?". Y a la vez me respondo, "yo nunca". Y cualesquiera que llegue a leer esta entrada podrá pensar, y porque no. Y aquí podría responder como aquel paisano mío y además torero, apodado El Guerra, aquello de "porque no puede ser y además es imposible", añadiendo otra cuestión y la más importante, porque yo no quiero. Es que aquí estoy mejor que estaba en mi casa, no, aunque si totalmente satisfecho dado el porqué me hallo en esta residencia y las  vicisitudes a lo largo del camino a recorrer, van dictando como y de que manera deben o pueden llevarse a cabo.

La vida de cada persona está jalonada por diferentes etapas que pueden ser diferentes para cada una, según las circunstancias que puedan asistirle, el entorno en que haya estado antes y en fin todo eso que nos lleva a que las cosas sean así.

Por ventura, mi "cabeza" la mantengo tal si estuviera en la plenitud de mi vida y sin duda ello, ayuda a determinar, que la única y mejor modo  y manera de continuar mi paso por ella es ésta. Me siento debidamente atendido, eso sí, por un casi matriarcado como creo lo he dicho en alguna otra ocasión, exceptuando el médico, algún  enfermero, y poco mas, pero si digo que ese matriarcado ejerce sus funciones, para mí, a plena satisfacción.

Hago constar, que sin duda será una de las exigencia impuestas por la dirección, pero tan en pleno lo llevan a cabo, que los residentes parece ser que somos una entrañable parte de la familia de quienes nos asisten.

Por propia experiencia se, que cualquier consulta e incluso que se haga alguna protesta es recibida de buen talante y tan pronto sea posible procuran resolverlo.

Si todo es tal lo relato, ¿ que mas puedo pedir ?. Como en mi casa solo no puedo estar y las circunstancias familiares no permiten otra cosa, aquí seguiré, que como dejo escrito bien me va, hasta que cuestiones de fuerza mayor no decidan otra cosa.

Agradecido estoy de todo el personal desde la directora y  toda su Plana Mayor como se diría en el argot militar, y aprovecho esta oportunidad y antes de que haya de irse, quiero felicitar por su buen hacer en sus prácticas como psicólogo, y creo se llama Francisco González, que dado las aptitudes que demuestra y dependiendo de quien tiene por "maestra", seguro será un profesional como lo es la mencionada de quien depende en sus prácticas.

Aquí me hallo, aquí continuaré y si  recibiendo las atenciones tal viene siendo, donde mejor puedo hacerlo.

Hasta la próxima entrada y ya tendré tema en que hablar, o para mejor decir, escribir de ello.

domingo, 21 de octubre de 2018

Desde la 109 del MATRIARCADO


Como suele decirse en el argot militar, la Plana Mayor, de la Residencia Ballesol San Carlos, es un matriarcado, excepción hecha del Médico titular que pertenece al sexo masculino. Y no es que con esta entrada yo vaya a discrepar del citado organigrama, sino es señalar una realidad, con el añadido de considerar que es un acierto del mismo, dado a los menesteres a los que han de dedicarse. Pero no es este el quid de mi entrada de hoy.

Unos días faltan para cumplir diez meses de mi estancia en esta residencia, y completamente gratificado me hallo del trato recibido y de su asistencia por todos los dedicados a ello. No obstante lo expuesto, quiero señalar una cuestión personal y que como tal lo hago, y lo es con respecto a una profesional de quien recibimos una atención diaria de lunes a viernes, y desde ahora, a ella directamente me dirijo.

"Doña Rocío," como parece lo indicado el trato que ha de darse aquí a cada uno, para ti está dedicada la entrada de hoy. Perdona cuanto voy a decirte porque no podrá llegar a ser lo suficiente de tu  merecido, pero primero, yo sigo uno de los aforismos morales de mi paisano Séneca, que así dice; "Prefiero molestar con la verdad, que complacer con la adulación". Por tanto si esto no fuera un real sentimiento, no sería yo digno de mí mismo.

Sí, quisiera ser psicólogo como tú, lo es un hijo mío, como la carrera que está cursando un nieto mío o licenciado en psicopedagogía, como lo es una hija mía, para poder decirte mejor los méritos profesionales de los que yo pienso que dotada estás. Pero no está ahí todo el mérito de lo que yo considero te asiste, si no el sentimiento que pones en todo cuanto nos transmites en tus clases en el que no se puede poner mas entusiasmo y mayor sentimiento, con el añadido del cariño que  todo  ello  consigo lleva.

Puede que tal vez, y como suelo decir con relativa frecuencia desde hace un tiempo, los metidos en  años, se nos acentúan las sensibilidades, el caso es, que cuando menos a mí, me reconforta todo cuanto nos dices y expones, al tiempo que creo no ha pasado un solo día sin que me haya hecho la siguiente interrogación: ¿Por qué tan escasos somos los que asistimos a tus interesantes clases? Y la verdad es que no llego a comprender la causa o motivo de ello.

Pero ellos se lo pierden, y yo con esta entrada en mi humilde blog, te muestro mi agradecimiento y de verdad te lo digo, los sábados y domingos, deseando estoy de que pasen para poder a las doce y media de cada mañana recibir tus interesantes enseñanzas.

Rocío, muchas gracias.

Hasta la próxima entrada.

jueves, 11 de octubre de 2018

Recuerdos desde la 109


Mi situación en la 109 continúa siendo la misma desde que a ella llegué. 

Como ninguna obligación tengo a cargo, mi sueño, con que llegue a las cinco horas, satisfecho me hallo. Por tanto mi cerebro libertad de pensamiento tiene, tal es así, que creo no ha pasado un solo día sin que el mismo haya ido desbrozando, quizás hasta detalles ínfimos, de ese largo caminar por este mundo de Dios.

A medida que los días han ido pasando, y como creo lo he dicho en alguna que otra ocasión, traer a mente algunos de los muchísimos recuerdos acaecidos, ha sido lo que la mayoría de mis pensares han hecho. Pero, ¿dónde está el punto o lugar donde se sucedieron su inmensa mayoría? Allí, En aquel hogar que entre sus cuatro paredes les sirve hoy de prisión, con la agravante de que su condena es a PERPETUIDAD. Allí continuaran  vagando como fantasmas sin que nada ni nadie los moleste, pero tampoco lo traigan a recuerdo. Otros moradores ocuparan el mismo, pero que ignorarán todo aquello que se fraguo durante varios lustros y que así permanecerán por los siglos de los siglos, y como diría Cervantes, "nadie los arrancaran de donde están ni a tres tirones".

Cierto es que las personas pasamos y los recuerdos quedan, pero aquello que fue del mayor gozo y felicidad de los que lo vivieron, de nada vale, ni a otros les sirve, si no que se irán con nosotros e ignoro si de algo valdrá en ese misterioso mas allá.

Si el venir a este mundo, aparte de ser como un milagro para nuestro bien, también el contrato de nuestra venida, tiene una clausula que nos obliga a abandonarlo, y que solo el notario que lo formuló, sabrá cuando hemos de hacerlo.

Esos recuerdos que del mayor gozo nos fueron, si hubiere la posibilidad de que pudieran repetirse, para que tal lo fueren, tenían que darse en  el mismo lugar y por los mismos actores, de lo contrario nada tendrían que ver lo uno con lo otro, pero esto son disquisiciones que ya a nada nos conduce.

Una cuestión es la principal que a Dios pido me la mantenga, y es que no me retire ese don del recuerdo y con ello el regodeo que produce poderlo hacer. Sin ninguna duda es uno de los privilegios del ser humano, y que así también es uno de los acicates de nuestro vivir.

Los que ya pasados de años nos hallamos, y como creo me he repetido en muchas ocasiones, vivimos más del recuerdo que de las expectativas, porque éstas escasas son y al tiempo de dudosa posibilidad, así seguimos meciéndonos en aquellos y quizás sea del mayor deleite.

Si puedo dar fe de una cuestión, sin que por ello se me exija tener la titulación de notaría, y es que las sensibilidades se acentúan con el paso del tiempo, tanto para el mayor goce como por la contra son para el sufrimiento. El llegar a la nonageriedad tiene dos cuestiones totalmente diferentes la una de la otra: la una seguir gozando del paso por la vida, y la otra, el ir dejando en el camino seres que te rebanaron el alma con su ausencia, y por muy largo que sea el camino y tiempo que pasa, no es que no se puedan olvidar, si no que esa herida ni siquiera se cicatrice por completo. Así es la vida.

Otra entrada más en este blog, y que mientras mi vida alentare, como se dice en una canción religiosa, y mantenga las facultades para ello, continuaré escribiendo cuanto considere merece la pena, por lo menos que a mi me parezca.

Por cuanto a la alusión que no abiertamente se hace de la que fue mi casa, y digo lo fue, por la seguridad que tengo no volverá a serlo en el sentido de su habitabilidad permanente y en este momento que tal escribiéndolo estoy, se me encoge el alma, al punto que algunas lágrimas se han asomado a mis ojos para justificar ese sentimiento. Todos aquellos acontecimientos y actos que allí se dieron, allí prisioneros están y solo queda la posibilidad de traerlos al recuerdo, que como digo anteriormente, por satisfecho me doy con poder continuar haciéndolo.

Hasta la próxima que será cuando algo se me ocurra merezca la pena relatar.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Desde la 109, el número marcado no existe



Hoy me ha dado por marcar el número de teléfono 952 31 17 27 y al otro lado del teléfono me sale un grabado de voz femenina del siguiente tenor:

"INFORMACIÓN GRATUITA DE ORANGE. EL NUMERO MARCADO NO EXISTE. POR FAVOR COMPRUÉBELO Y MARQUE DE NUEVO".

Marcar de nuevo el mismo número sería recibir la misma respuesta, por tanto huelga hacerlo.

Pero no es ese el quid de la cuestión, si no otro muy distinto. A lo más profundo del alma me ha llegado esa respuesta, tal como un latigazo de pena que parecía habérmela hecho añicos. Tantísimos años ese número estuvo siendo el contacto oral entre, principal y especialmente,  los miembros más cercanos de nuestra familia, con la añadidura de lo que suponía, y aun lo sigue siendo,  para la sociedad en que vivimos, aunque con otros medios  técnicos añadidos. Pero, y perdón por la redundancia,  me place hacerlo, el número 952 31 17 27, es como un sagrado recuerdo que lo llevaré grabado en mis sentimientos hasta el fin de mis días, y si algo hay en ese mas allá, también lo tendré. Es uno de esos hitos que van jalonando los hechos mas sobresalientes en nuestro caminar y por tanto imposible de que no sea así.

En cada uno de esos números que forman el conjunto, están contenidos más de 50 años que estuvo siendo el apéndice que especialmente unía a una familia de cinco miembros cuando a lo mejor tres de ellos estaban en puntos mas o menos alejados de donde estaba su instalación.

Pasado el tiempo, que es inmisericorde, se llevó para siempre, lo que suele decirse y es la realidad, la reina de la casa, y aunque si consigo iban girones del alma de cada uno de los que aquí quedábamos, ese número continuó prestando la labor para el que fue instalado por espacio de más de veinte años, pero a su vez fueron unidos a esa especie de cordón umbilical cinco descendientes, y dos meses después de aquel óbito llegaría otro mas. Las nuevas tecnologías trajeron otros medios móviles para la comunicación que individualmente podíamos, y seguimos pudiendo llevar consigo, pero aquella base continuaba  fija en aquel hogar quizá no demasiado amplio, pero no por ello menos acogedor e íntimo.

Aquel hogar es ahora como el nido vacío cuando los pajarillos lo abandonan por haber alcanzado su desarrollo para comenzar a ir valiéndose por sí mismos. Aquellos pajarillos volaron hace tiempo, pero allí quedaba uno de los dos pilares que lo habían constituido, caminando por la vida con las alternativas que el paso de los días impone, y paso a continuar el relato en primera persona, el peso de los años y alteraciones en mi estado de salud, me obligaron a tenerlo que abandonar y forzosamente buscar refugio en una residencia donde se me asignó la habitación 109 y de ahí el título dado con que comienza  la presente entrada. En su consecuencia, aquel medio ya no tenía razón de ser y por tanto fue dado de baja. De ahí su desaparición.

Como quiera que a lo largo de toda mi existencia he tenido que pasar por muchas y diferentes situaciones, y además se me presta el servicio y atenciones de mi plena complacencia, aquí me hallo, no como en mi casa como suele decirse y  sin duda será la plataforma desde donde inicie ese viaje en que al venir a este mundo se nos entrega el billete, sin fecha  de su caducidad, que solo Dios y el paso de los días lo ponen.

No sé las entradas que pueda volver a realizar en este blog, pero mientras mi estado físico y psicológico continúe tal lo tengo, no me importa continuar algún tiempo más, y como creo dijo alguien una vez, nadie es tan viejo  que  no piense  pueda vivir por lo menos un año más, de lo que yo no voy a discrepar.

Doy por concluida la presente entrada y la próxima espero que no se retrase más que ésta.


viernes, 14 de septiembre de 2018

La mesa del silencio desde la 109

La Mesa del Silencio


Aquí en la Residencia Ballesol San Carlos, tienen  por norma tener las mesas del comedor para cuatro personas, con separación de sexo, excepto para los matrimonios que comen juntos. Además de ello, también son ocupadas siempre por los mismos comensales.

Por tanto yo calculo que con dos de los de la mía, llevo compartiendo mesa y mantel unas quinientas veces, dado que el cuarto de los ocupantes llegó unos meses después que yo,. que soy el tercero en incorporarme. Cualesquiera de los pocos que puedan leer esto, podrán pensar que ya estaremos al tanto de parte de las vidas que lo hayan sido de nosotros. Tales  como si somos casados, viudos, separados, solteros o medio pensionistas; si somos de Málaga, de algún pueblo de la provincia o de otra localidad distinta; cuáles han sido nuestras profesiones u oficios y hasta las causas o motivos por los que estamos en la residencia...

Pues nada de eso conocemos los unos de los otros.

Y ahora viene el motivo o causa del  titulo dado a la entrada. Salvo en rarísimas ocasiones que podrían ser no mas de cinco o seis en todo este tiempo,  haya habido una pregunta, la inmensa mayoría hechas por mí, precisamente sobre el fútbol, que uno de ellos se que es muy aficionado, pero aparte de esto, las palabras escuchadas de los tres, son las de buenas tardes al llegar a  la mesa, y si se está esperando la llegada del primer plato, a veces cinco o diez minutos, ese tiempo transcurre poniendo los brazos y manos en diferentes posiciones, dándose el caso en muchas ocasiones en coincidir los tres teniendo las misma posición, tales como los brazos cruzados sobre el pecho y los dedos de las manos entrelazados;  la mano izquierda o derecha como acariciando el mentón, como simulando al "pensador de Rodin", e iguales gestos y modos se utilizan en los lapsus de tiempo de uno a otro plato, y lo mismo hasta que llega el postre.

Así comida tras comida, cena tras cena, día tras día, semana tras semana y mes tras mes, circunstancia que ya me lo tomaba con cierta resignación y deje de hacer ninguna mas palabra dirigida a ellos.

Pero aunque lo dicho hasta ahora pueda parecer un tanto raro, hace un par de semanas y con motivo de una ligera alteración de mi estado salud del corazón, hube de ser hospitalizado en el Quirón de esta Ciudad  donde permanecí 48 horas en observación, en que fui dado de alta, y otras tantas horas sin salir de mi habitación donde me era servida la comida y la cena, (el desayuno lo hacen a diario a todos), así que estuve cuatro días sin acudir al comedor.

Personal empleado de la residencia y muy especial las camareras y camareros, así como enfermeras y enfermeros, estando sentado en la mesa  me preguntaban por mi estado de salud, pero ninguno de mis dos compañeros de mesa, se dignaron siquiera en dirigirme la palabra, como si no hubiere faltado una sola vez a la cita. Ante todo ello, incluso procuro salir del comedor antes o después que ellos, para no coincidir siquiera en el ascensor.

Por cuanto al otro comensal del que no he dicho nada de su comportamiento, es totalmente normal en consonancia con su salud, y este no es que no hable, si no que no calla, pero casi siempre lo hace para sí mismo y la mayoría de las veces lo es en relación a la comida.

Si puedo añadir de los otros, que nunca los he visto sosteniendo conversación alguna con otra persona de la residencia, aunque también quiero señalar que su comportamiento aparte de que no hablan nada, es totalmente correcto y educado. Me gustaría ser psicólogo para poder aproximarme siquiera para conocer o sospechar la causa o motivo de tal actitud.

Durante mi ya largo caminar por la vida, de vez en vez me he topado con gentes que tenían comportamiento diferente a la mayoría de sus congéneres, aunque en los demás fueren totalmente normales.

Uno de los que cito, en raras ocasiones  se ve circular por la residencia, y si en verlo salir o entrar por algún paseo fuera de la misma, pero una vez regresa de esos paseos o lo que sean sus salidas, directamente se mete en su habitación y no se vuelve a ver hasta su llegada al comedor.

El otro compañero de mesa si se ve pasear por los pasillos de la residencia y especialmente por el  patio-jardín, pero siempre, siempre en solitario y por tanto sin conversación con nadie, y supongo que hará y pensará como diría Luis de Góngora, eso de "A mis soledades, voy de mis soledades vengo, por que para hablar conmigo, me bastan mis pensamientos".

Creo que lo expuesto me da pie y razón para exponerlo en esta entrada, que como tanto se cacarea en España eso de la libertad de expresión, esto que es de menor calibre por que no hacerlo. Pedir cambio de mesa, no lo considero oportuno dado que tanto la comida como la cena la hacemos con toda tranquilidad sin nada que nos altere. Puedo decir con toda razón, que la mesa en la que yo, con tres más, como y ceno es la mas silenciosa de la Residencia Ballesol San Carlos.

Y como finalizaban los antiguos pregoneros, "he dicho"

viernes, 24 de agosto de 2018

En la 109 PENSANDO


Sin duda alguna el tiempo para pensar aquí en la 109, no es que no falta, sino que lo que faltan son temas o cuestiones en las que emplear ese tiempo.

Hoy voy a contravenir esa opinión casi generalizada de que no solo es que hay que pensar, sino también mirar hacia el futuro. Y no es que me haya levantado hoy protestón, sino que si yo me pongo a mirar y pensar en ese futuro, el horizonte que se me presentara no sería mas allá de donde por ejemplo puede llegar una piedra lanzada con la mano. Porque con 93 años ya bien cumplidos, me pregunto qué podría encontrar yo si no fuera incluso el que ya habría dejado de hollar con mis pies este planeta en el que habitamos. Por tanto dejemos que ese futuro venga con no demasiada prisa y que se quiera o no, seguro es que va a llegar, y lo máximo que por muy benevolente que Dios conmigo lo sea, y ya es bien pensar, y tampoco sea bastante allá, es dejarme como estoy que tampoco esta mal.

Pero y si miro hacía atrás, ¿qué daño hago a nadie con ello? Y yo puedo regodearme trayendo al recuerdo hechos y circunstancias que lo fueron y aún llegan hasta hoy sus efectos, lo mas bienaventurado que sucederme podría. Y porque no, también en ese recuerdo me vería, aunque fuere virtualmente, acompañado de esos seres que al dejar este mundo se llevaron consigo girones de mi alma, y que jamás pueden ser repuestos.

Sabéis el placer que me produce recordar aquellas correrías infantiles con algunos amigos, buscando grillos, cogiendo y comiendo ciertas hierbas comestibles que se sabia que así eran por traspaso de ello de generación en generación, buscando nidos de pájaros que por lo tan recalcado lo teníamos por nuestro maestro como por nuestros padres y mayores, solíamos tratarlos con todo cariño, y así nuestros juegos y otras muchas cosas que solo quedan en el recuerdo de los que entonces las hacíamos, que en aquellos tiempos como solemos decir con demasiada frecuencia los que cargados de años estamos, no solían cambiar los usos y costumbres, con la celeridad que hoy se hace. Seguro que lo que mis coetáneos y yo solíamos hacer, venía la mayoría de varias generaciones anteriores, y actualmente, tan lejano está el vivir diario de mis nietos como la distancia en años que nos separa.

Bueno voy a dar por conclusa la entrada de hoy, no sin señalar antes que la que hice ayer, desapareció como por arte de magia, al punto que mi editor, que a la vez es mi nieto y experto en esa lides de encontrar casi lo imposible,  tampoco fue capaz de hacerlo.

Como seguro estoy de que posiblemente sea la última etapa de mi paso por este bendito mundo al que también tuve la suerte de venir, lo sea residente  en ésta, que ya es mi  casa.

Otra cuestión y que se dice también nunca se debe perder, es la esperanza.  Pero también a medida que se van acumulando las primaveras, no es que se llegue a perderla del todo, pero del listado de cuestiones, hechos o cosas de las que se pueda tener esperanza, queda tan reducido que como suele decirse pueden contarse con los dedos de una  mano. Especialmente dos cuestione son principalmente  las que mantenemos en nuestros deseos, que no son otras que el bien de nuestros seres queridos, que dichosos los que como  yo son gran número de ellos, incluso los de fuera de la familia., y nuestro estado de salud que es  el mayor bien que a estas alturas dársenos puede.

Hasta la próxima que seguro, si llego a hacerla, tendré como base esta 109, que ya es mi plataforma de despegue y aterrizaje

jueves, 2 de agosto de 2018

Desde la 109


Yo que me lo venía pensando y algunos familiares y amigos que lo han pedido, la entrada de hoy estará dedicada a mi estancia de la residencia donde me hallo, denominada BALLESOL SAN CARLOS, en esta bendita ciudad de Málaga, siéndome adjudicada la habitación 109, de  ahí el titulo dado a esta entrada, y así seguirá llamándose cada vez en que se haga a mi estancia aquí.

Mi llegada a la misma tuvo lugar el día 29 de diciembre del pasado año, tras haber pasado algunos días en el hospital Parque de San Antonio también de esta ciudad. con algunas dolencias que me dejaron tocada, tanto mi situación física como la psíquica.

Una sola vez había visitado esta residencia que vine a ver dos paisanos míos, una mujer y un varón, hermanos y ambos hijos del médico de mi pueblo, ella en estado muy avanzado de alzheimer y el hermano no sé que padecimiento tenia. Él falleció hace unos dos años y ella creo fue en el mes de marzo pasado, que yo llevaba aquí un par de meses. Ahora esta residente una hermana de ambos, de 97 años de edad y también con la misma enfermedad en fase terminal. Extraña coincidencia que cuatro villaharteños hayamos venido a parar aquí.

La vida residencial, como creo se puede llamar si se habita en una residencia, es distinta a la que suele hacerse fuera de la misma, dado a que también la mayoría de los residentes somos personas pasadas de años y rara es la que no tenga un padecimiento en su mayoría en su estado de movilidad, otros los menos, psíquicos. Unos valiéndose de los llamados andadores y los bastantes en sillas de ruedas. Yo sin duda me hallo entre el grupo de los de mayor edad, pero también de los que en realidad no tengo ningún padecimiento crónico, sino es la acumulación de los muchos años.

Muchísimas y variopintas han sido las etapas por las que he ido atravesando en mi ya larga vida, pero ésta, que por razones de edad, yo la considero sin duda la última de todas es tan distinta, como distante de aquellas primeras de mi vida, que en nada tienen semejanza alguna a las demás.

Para un residente que mantenga su cabeza libre de cualquier perturbación, así como tampoco problemas con el aparato locomotor, en los primeros días de su ingreso en este centro, y creo será igual en los demás de su especie, causa cierta sensación deprimente al observar a estas personas, muchas muy mermadas de facultades de distinta índole, por lo que a uno se le viene al recuerdo, por ejemplo aquellos versos de Calderón de la Barca uno de los cuales decía así:

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que solo se sustentaba 
de unas hierbas que cogía.

Habrá otro entre sí decía,
más pobre y triste que yo
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó


                
   
Sin duda yo en los primeros días de mi ingreso no podía darme cuenta de esos detalles porque venía un tanto tocado, como citaba al principio, en mi estado físico como en el psíquico, si no que lo iba siendo a medida que yo recobraba mi estado de normalidad.

De lo que si he podido observar, es que la condición y forma de comportamiento de esas personas se acentúa al punto, de que por ejemplo en estado normal era sin duda atenta y respetuosa con las demás, y en la actualidad por cualquier motivo insignificante, suele reaccionar de forma un tanto violenta. Si en su normalidad sobrellevaba con cierto agrado cualquier circunstancia  insignificante, ahora reacciona de modo que pareciera que  le va la vida en ello.

A todo esto, yo creo que si alguna virtud tengo, es la de adaptarme a todos los avatares que  se me vayan presentando y no ahora, si no desde por lo menos a los dos meses de estar aquí, lo llevo como si en realidad estuviera en mi propia casa, con la de si no es, echar de menos detalles que allí permanecen y que sentimentalmente se llevan dentro del alma, pero que por alguna cosa u otra, no es posible tenerla donde quiera que te halles.

Diré que las atenciones personales por parte del servicio de la residencia son extremadamente todo  lo buenas que puedan darse, ahora bien, no puedo decir lo mismo en cuanto a la comida, que ahí si, debe ser francamente mejorable.

Tan todo cuanto anteriormente digo es así, que ya cualquier desplazamiento que hago fuera de aquí, tengo la sensación de hallarme fuera de mi ambiente y entro en total relax cuando paso por las puertas de mi 109.

Voy a dar por conclusa esta mi primera entrada en que lleva por titulo ese número, que no se porqué me da la sensación de que aquí se van a dar los últimos episodios de esta POSTRERA ETAPA, a lo largo de lo que fue y sigue siendo mi VIDA.

Hasta la próxima que iré diciendo que a lo mejor es la penúltima que haga.


lunes, 16 de julio de 2018

Sesenta y ocho años hace...

Dos meses y medio sin realizar entrada alguna en este blog o sea, que lo tengo totalmente abandonado. Pero, y como esta titulado de recuerdos, hoy se cumple uno de los de mayor trascendencia a lo largo de mi vida, y es que tal día como hoy, pero de 1950, salía como Guardia Civil de la Academia de Úbeda. Mi ingreso en el Cuerpo lo, fue por verdadera vocación, además de que mis circunstancias laborales en aquellos momentos, también me lo demandaban.


Academia de Úbeda

Infinidad de veces lo he dicho, que el ser Guardia Civil ha sido una de las grandes ilusiones de mi vida, con la añadidura de que nunca, y en las que en no pocas ocasiones hubieron de costar ciertos sacrificios, aparte de los no muy elevados emolumentos que se percibían, tuve el menor desaliento en sus realizaciones y en las que ponía el mayor de mis empeños, con  lo que Dios y el destino parece estaban siempre de mi parte terminaban con el éxito del que a veces ni siquiera esperaba.

Venía con cierto disgusto por haberme destinado a Málaga que como he dicho en otras ocasiones, las Comandancias de Teruel y Granada con la de Málaga, eran las peores de España, y mis propósitos eran que tan pronto cumpliera un año en el destino solicitaría cualesquiera otra Comandancia, pero Dios y el destino, como siempre lo estuvieron conmigo y a los quince meses vine destinado a Málaga Capital y dos meses después a las oficinas del Tercio como mecanógrafo y ahí comenzó  mi dicha en el Cuerpo, a la vez que en todo lo personal, que puedo decir que comenzó la etapa mas feliz de mi existencia, que aun continúa, salvo hechos de la mayor gravedad que se sucedieron y que dejan huella imborrable.

Como digo en el título de la entrada, esos 68 años de mi llegada Málaga se cumplen el día 26 de este mes, y de tanta felicidad he disfrutado que ahora bendigo la idea de quien tuvo el pensamiento de mandarme destinado a donde no quería por nada del mundo, y de haber sabido cual iba a ser mi vida en ella, entonces me hubiere vuelto loco de alegría.

A lo largo de los más de treinta y un años que permanecí en activo tuve la suerte y el honor de desempeñar destinos de cierta importancia en el Cuerpo, en los que además de la suerte, la cooperación de los demás componentes daban excelentes resultados.

En una palabra, Málaga ciudad que me deparó cierto disgusto en aquella lejana fecha cuando supe que venía destinado a ella, hoy la bendigo y le doy gracias a Dios de que me trajeran hasta ella  donde tanto en el desempeño de mis obligaciones en el Cuerpo, como en lo que a mi personal vida, nadie ha podido gozar de mayor dicha de la que yo he disfrutado, y disfrutando la sigo. Valga ese sentido y humilde relato para dar gracias a todos y todo de lo que han hecho posible, y haciéndolo siguen, de cuanto me ha dado la vida.

Málaga, Calle Larios

Hasta la próxima, que desde la 109 continuare realizando alguna que otra entrada, para ir contando lo que vaya acumulando como recuerdos.

lunes, 30 de abril de 2018

Seguir cabalgando



Pasaron los días de la celebración de mi cumpleaños que me ofrecieron todos los míos que han podido desplazarse y también los de aquí.

Todo lo grandioso que debió ser, y lo fue, dejó en mí, y dejado queda, un no se qué de amargura debido a que la falta de energías, no me dejaban exteriorizar esa alegría y agradecimiento que sentía y debía hacia ellos, de lo que a través de este relato hago, y pido perdón si así no lo demostré en su momento.

Ya sobre  mi cabalgan  NOVENTA Y TRES AÑOS, que pese a llevarlos con la suficiente holgura comparada con la edad, miro a mis adentros actuales y me retrotraigo años atrás y contemplo tan distantes aquella infancia, aquella adolescencia, aquella juventud, aquellos años de tantas y  tantas BIENAVENTURANZAS, y ver como mi descendencia han ido también pasando los años, aunque  con el desgarro y girones del alma que han ido dejando en mi los que de este mundo se fueron, pero  a ellos han ido colocándolos lo que también el paso de los días marca, y así continúa, que hasta ahora, no tengo por menos que dar gracias a Dios de como ha estado siendo a la vez que continuo rogándole continúe con los que en edad le van a zaga.

Por cuanto a mi, cuatro meses se cumplieron ayer de hallarme en esta 109 como la vengo llamando, y puedo deciros a todos vosotros que tan dentro del alma os llevo, que tan a gusto me siento en ella, salvo lo que honradamente también os digo tiene bastante que mejorar, como es la comida, que hasta el final de la etapa que Dios me tenga establecida, si así lo continua siendo, llegaré hasta ella con el sosiego y felicidad como los ha sido mi largo caminar por este mundo, tal, que tan en verdad os lo deseo a vosotros que da la medida de como realmente lo es.

Es cierto también que cuando se alcanzan los 93, has tenido que ir dejando girones del alma de vez en vez, y que generalmente las mayores suelen ser las de aquellos que nos dejaron y aunque cicatrizan un tanto con el paso del tiempo, jamás se olvidan.

Ahora, y como siempre habremos de tener alguna preocupación, la mía en estos momentos no es otra que la boda de mi primer nieto, en vida, pero que la merma de mis energías y fuerzas son superiores al deseo, tal que me siento incapaz de intentarlo siquiera, de lo cual pido se me perdone.

Como mis quehaceres tan escasos son, que dejan tiempo para que a lo largo de cada día no paséis por mi recuerdo cada uno de vosotros, que a la vez que vuestra persona física queda reflejada en mi mente mis deseos son siempre el pedir a Dios y al destino lo sean tan magnánimos con vosotros como conmigo lo fueron y siguiéndolo siguen.

Aquí doy por terminada la entrada de hoy y hasta la próxima que Dios sabe de que tratara.


martes, 24 de abril de 2018

Por una amistad hasta que la muerte la separe


Hoy cumple 93 años mi amigo Alfonso Pérez Plazuelo. Desde el día que yo nací, tres después que él, no nos hemos separado ni un momento, y digo eso por que en el Libro del Registro Civil estamos registrados, el en folio par, y yo en el siguiente impar, así que cerrado el mismo, quedamos el uno junto al otro.

Desde que teníamos dieciséis o diecisiete años hemos sido, somos, amigos inseparables. Telefónicamente, nos hemos felicitado desde hace por lo menos sesenta, pero hoy no hemos podido hacerlo, y no ha sido porque yo no lo he llamado, si no por que se ha quedado sordo desde hace varios meses, así que mi felicitación la ha recibido su hijo mayor, que precisamente como yo, tienes tres, varones los dos mayores, y la menor una hembra,  el cual ha sido el encargado de comunicarle mi felicitación. Me ha dado "penilla" de que no hayamos podido estar un rato charlando como siempre hacíamos y casi seguro, como no se lo recuerde alguno de sus hijos, ni se acuerde siquiera de que dentro de tres días es el mío.

El seguir cumpliendo años y estando llevando la calidad de vida que yo llevo, tiene muchas ventajas, pero como en este caso, el no poder, como he citado antes. hacerlo directamente a él, podrá parecer un tanto exagerado, pero algunas lágrimas asomaron a mis ojos cuando mi felicitación habría de serle comunicada por su hijo. y como tengo la seguridad de que ya nunca más volveremos a vernos, se encoge el alma con estos casos. No quiere decir que esta cuestión vaya a quitarme el sueño, pero como cito anteriormente, en su momento duele el que esto suceda así.

También mi entrañable amigo precisa de otra persona para su aseo personal y sin ayuda, ni siquiera puede salir a la calle, y realmente así lo pienso, y como suele decirse, para estar así, preferible es, que Dios lo recoja.

"Pariente", como casi siempre nos hemos tratado, por que yo estuve pretendiendo a una prima hermana suya, esto que aquí escribo nunca llegara a tu conocimiento, pero en homenaje a una amistad  tan larga en el tiempo y sincera como ha sido, y lo será hasta el fin de nuestros días, en cada letras llevas el abrazo que personalmente, como cito anteriormente no te puedo dar.

Posiblemente, y como quien esto lea pueda pensarlo, no lo estoy terminando con encogimiento del ánimo si no dando gracias a Dios por una amistad tan verdadera como lo ha sido y así será, como dice el sacerdote al final de contraer matrimonio, hasta que la muerte nos separe.

Hasta la próxima que solo Dios sabrá de que tratará.

viernes, 6 de abril de 2018

Mi primer vuelo


Hoy se cumplen 72 años que salía de mi pueblo para incorporarme al Ejército. Era la primera vez que me separaba de mi madre y hermanos, y digo mi madre, porque de mi padre lo  separaron a él de la familia cuando en septiembre de 1938 fue movilizado e incorporado al Ejercito de Extremadura durante la Guerra Civil española.

Yo pude librarme de la "mili", ya que en aquellos momentos trabajaba en una mina de carbón y podíamos seguir trabajando en la misma, como mínimo durante el tiempo que  mi reemplazo estuviera cumpliendo el servicio militar. Pero primero, mis expectativas no eran permanecer en aquel trabajo, con la añadidura de que de toda clase de actividad que hasta entonces había realizado, aquel no es que no me gustara, es que casi lo odiaba, principalmente por las condiciones en que se trabajaba en el interior de los pozos. Así se iniciaba mi primer vuelo fuera del nido familiar.

Mi paso por la "mili" como se dice el cumplimiento del servicio militar, antes forzoso y hoy voluntario, fue sin duda de lo mas beneficioso y a su vez tan de mi agrado, que seguro que si antes de incorporarme me hubieren pedido elegir como quería pasarlo y donde, seguro estoy de no haber podido pedir ni punto ni lo que mi paso por la vida militar como recluta de reemplazo me resultó finalmente. Tan es así que puedo decir categóricamente que los dos años y medio de mili fueron hasta entonces, el mejor tiempo pasado en mi vida.

Todos los que me conocéis o hayáis tenido la ocasión u osadía de leer mis memorias estáis al tanto del modo y manera  que me hice mecanógrafo cuando hasta entonces toda mi vida y actividad había sido trabajando en el campo, en las diversas faenas que en la agricultura se realizan  al cabo del año y los dos años en la mina.

Aunque pueda parecer una petulancia, y pido perdón por ello, los conocimientos de mecanografía y desenvolvimiento de una oficina, aunque en tal caso, solo en materia netamente militar, que con el paso del tiempo hube de utilizarlo en la Guardia Civil, en algunos casos de gran similitud con la del ejército y en otras totalmente diferentes, fueron el génesis de los destinos que en dicho instituto, benemérito con pleno derecho de ello, llegue a desempeñar, y que lo digo con toda sinceridad, muchos de ellos mas por suerte que por méritos, aunque luego en el desempeño de los mismos ponía todo cuanto podía y sabía, y la inmensa mayoría de los casos, en la que tampoco me faltó la suerte, eran resueltos tal se debía.

Sin que haya sido de una forma intencionada, me he pasado del Ejército a la Guardia Civil de una tacada, así que dejemos mi paso por dicho Cuerpo y volvamos lo que sobre el título se define como mi primer vuelo.

Vamos a ello. Uno de los casos personales que me sucedieron solo unos meses después de haber comenzado a ejercer como mecanógrafo a las órdenes del Capitán a quién le debía todo de haberlo conseguido, y aunque parezca un contrasentido, así lo fue, me causó por una parte una gran pena, digámoslo así, y por otra alegría y satisfacción y se trató de lo siguiente.

El soldado que estaba de mecanógrafo en Mayoría, llamado Antonio Tenor Dorado, causó baja por su ingreso en la Guardia Civil. El Negociado de Mayoría era de trámites mas importantes que en el  que yo estaba, entre ellos la reclamación de los devengos de los Jefes, Oficiales y Suboficiales que había en el Centro. Como es natural el destino que dejaba el Soldado Tenor había de ser cubierto por un mecanógrafo, y no se el porque, el Teniente Coronel Mayor de quien dependía el Negociado, dispuso que yo pasara a cubrir aquella baja. El Capitán con quien yo estaba, y como citaba anteriormente el que con su actitud conseguí hacerme mecanógrafo fue a pedirle al Teniente Coronel que me dejara con él, exponiéndole lo que yo dejo citado de que era mecanógrafo gracias a el, pero en la mili el que manda, manda, y por ello yo pase a ocupar aquel destino hasta que fui licenciado casi dos  años después del sucedido.

Como lo he dicho millares de veces tanto por palabra como por escrito, la suerte me ha  sonreído siempre, mucho mas de lo que pudiera merecer, aunque eso sí, yo siempre puse, y lo sigo poniendo, en todos mis actos, cuanto sabía y podía, y sin duda esa era la causa de lo que pudieran apreciar en mis actuaciones.

Una cuestión muy importante en la vida de un soldado en aquellos tiempos por lo menos,  era la cuestión económica, pues a un soldado le daban dos reales diarios, o sea 0,50 pesetas, y cada diez le daban el tabaco que valía dos pesetas, así que cada diez días te quedaban libres tres pesetas, que generalmente te los gastabas en sellos en escribir a los padres, a la novia (si se tenía), y algún amigo que otro. Así, los útiles y medios de aseo por ejemplo ¿de dónde lo sacabas? Haciendo un paréntesis, había un dicho que  decía con respecto al soldado, y el título de películas, "La mayor ilusión, un giro". Así cuando llegaba la hora del reparto  de la correspondencia, y al ser dicho el nombre del Soldado se añadía "UN GIRO", los saltos que daba llegaba con la cabeza al techo. Yo puedo jurarle que en los dos años y medio de mili, no recibí ni un solo giro. Y recuerdo que una vez que fui con un mes de permiso en Agosto, saque un destajo de trabajo en el campo, quitando monte, para poder llevarme algo de dinero cuando terminara el permiso. La situación económica de la familia en aquellas fechas, no daba para ello.

Pero también, en la oficina le hacía la guardia de escribiente a uno que era de Sevilla y tenían una tienda de tejidos y trabajaba con el padre en la misma durante la tarde; me daba por ello, el pan diario, el tabaco, y cinco pesetas por cada guardia, así que el pan y el tabaco lo vendía y así iba tirando, y de vez en cuando, hacía otra guardia a alguno que también era de Sevilla pero menos pudiente, pero a lo mejor tenía algo importante que hacer aquella tarde o noche, y a esos les cobraba diez pesetas.  Como podréis observar, además de mecanógrafo me hice negociante y es que como creo decía Cervantes, la necesidad despierta la inteligencia.

Cuando llevaba dos años de servicio, que era lo que se exigía para poder ingresar en  la Guardia Civil, excepto los hijos del Cuerpo que estaban exentos de tal requisito, intenté iniciar las gestiones para dicho fin, pero por causas que serían muy largas de explicar, hube de dejarlo y por ello  continuar hasta que mi reemplazo fue licenciado.

El día 17 de septiembre de 1948 llegó la hora de mi licenciamiento. Cuando todos mis quintos íbamos en el  tren de regreso a nuestros pueblos cantaban locos de alegría por tal acontecimiento, a mi sucedía todo lo contrario; dejaba atrás una vida de lo más cómoda y tranquila que hasta entonces había tenido, y no había otra solución que mi vuelta a la mina, de donde salí con la intención y el deseo de no volver a ella jamás, pero las circunstancias habidas así lo habían querido y por tanto había que afrontarlo.

No más de tres o cuatro días después de mi llegada, y previa presentación al ingeniero jefe de la explotación, en compañía de otro amigo y también de mi reemplazo, que había hecho lo mismo que yo, iniciábamos el trabajo en la mina. La pérdida de experiencia en el duro trabajo, y el fracaso moral que había supuesto para mí aquella vuelta, fue, ha sido, con toda seguridad, uno de los días peores  de mi vida, salvo acontecimientos familiares desfavorables.

Ese era el inicio del final, de marcha a la mili que se iniciaba hace hoy SETENTA Y DOS AÑOS. Ya ha llovido desde entonces.

Hasta la próxima entrada.