viernes, 24 de agosto de 2018

En la 109 PENSANDO


Sin duda alguna el tiempo para pensar aquí en la 109, no es que no falta, sino que lo que faltan son temas o cuestiones en las que emplear ese tiempo.

Hoy voy a contravenir esa opinión casi generalizada de que no solo es que hay que pensar, sino también mirar hacia el futuro. Y no es que me haya levantado hoy protestón, sino que si yo me pongo a mirar y pensar en ese futuro, el horizonte que se me presentara no sería mas allá de donde por ejemplo puede llegar una piedra lanzada con la mano. Porque con 93 años ya bien cumplidos, me pregunto qué podría encontrar yo si no fuera incluso el que ya habría dejado de hollar con mis pies este planeta en el que habitamos. Por tanto dejemos que ese futuro venga con no demasiada prisa y que se quiera o no, seguro es que va a llegar, y lo máximo que por muy benevolente que Dios conmigo lo sea, y ya es bien pensar, y tampoco sea bastante allá, es dejarme como estoy que tampoco esta mal.

Pero y si miro hacía atrás, ¿qué daño hago a nadie con ello? Y yo puedo regodearme trayendo al recuerdo hechos y circunstancias que lo fueron y aún llegan hasta hoy sus efectos, lo mas bienaventurado que sucederme podría. Y porque no, también en ese recuerdo me vería, aunque fuere virtualmente, acompañado de esos seres que al dejar este mundo se llevaron consigo girones de mi alma, y que jamás pueden ser repuestos.

Sabéis el placer que me produce recordar aquellas correrías infantiles con algunos amigos, buscando grillos, cogiendo y comiendo ciertas hierbas comestibles que se sabia que así eran por traspaso de ello de generación en generación, buscando nidos de pájaros que por lo tan recalcado lo teníamos por nuestro maestro como por nuestros padres y mayores, solíamos tratarlos con todo cariño, y así nuestros juegos y otras muchas cosas que solo quedan en el recuerdo de los que entonces las hacíamos, que en aquellos tiempos como solemos decir con demasiada frecuencia los que cargados de años estamos, no solían cambiar los usos y costumbres, con la celeridad que hoy se hace. Seguro que lo que mis coetáneos y yo solíamos hacer, venía la mayoría de varias generaciones anteriores, y actualmente, tan lejano está el vivir diario de mis nietos como la distancia en años que nos separa.

Bueno voy a dar por conclusa la entrada de hoy, no sin señalar antes que la que hice ayer, desapareció como por arte de magia, al punto que mi editor, que a la vez es mi nieto y experto en esa lides de encontrar casi lo imposible,  tampoco fue capaz de hacerlo.

Como seguro estoy de que posiblemente sea la última etapa de mi paso por este bendito mundo al que también tuve la suerte de venir, lo sea residente  en ésta, que ya es mi  casa.

Otra cuestión y que se dice también nunca se debe perder, es la esperanza.  Pero también a medida que se van acumulando las primaveras, no es que se llegue a perderla del todo, pero del listado de cuestiones, hechos o cosas de las que se pueda tener esperanza, queda tan reducido que como suele decirse pueden contarse con los dedos de una  mano. Especialmente dos cuestione son principalmente  las que mantenemos en nuestros deseos, que no son otras que el bien de nuestros seres queridos, que dichosos los que como  yo son gran número de ellos, incluso los de fuera de la familia., y nuestro estado de salud que es  el mayor bien que a estas alturas dársenos puede.

Hasta la próxima que seguro, si llego a hacerla, tendré como base esta 109, que ya es mi plataforma de despegue y aterrizaje

2 comentarios:

DANIEL TORRES dijo...

Y tantos lectores que te adoramos, querido escritor favorito Rafael, estamos esperando impacientemente tu próxima entrada, ¡mientras disfrutamos a más no poder con esta! Gracias por conectar pasado, presente y futuro con tanta sabiduría. Aprender de ti y contigo es uno de los mayores placeres de la vida. ¡Y por muchos años!

Abuela Achu dijo...

Como siempre, te digo cuánto me hubiese gustado pasar la niñez en un pueblo, y eso que si comparamos mi Málaga con la actual, puede decirse que lo era, pero esa libertad de la que tu presumes, no la teníamos los niños de la Ciudad y yo te envidio un poco, por ello. Hasta la próxima que espero que sea un poco antes que después Sr. Galán. Bss. Carmen