martes, 24 de abril de 2018

Por una amistad hasta que la muerte la separe


Hoy cumple 93 años mi amigo Alfonso Pérez Plazuelo. Desde el día que yo nací, tres después que él, no nos hemos separado ni un momento, y digo eso por que en el Libro del Registro Civil estamos registrados, el en folio par, y yo en el siguiente impar, así que cerrado el mismo, quedamos el uno junto al otro.

Desde que teníamos dieciséis o diecisiete años hemos sido, somos, amigos inseparables. Telefónicamente, nos hemos felicitado desde hace por lo menos sesenta, pero hoy no hemos podido hacerlo, y no ha sido porque yo no lo he llamado, si no por que se ha quedado sordo desde hace varios meses, así que mi felicitación la ha recibido su hijo mayor, que precisamente como yo, tienes tres, varones los dos mayores, y la menor una hembra,  el cual ha sido el encargado de comunicarle mi felicitación. Me ha dado "penilla" de que no hayamos podido estar un rato charlando como siempre hacíamos y casi seguro, como no se lo recuerde alguno de sus hijos, ni se acuerde siquiera de que dentro de tres días es el mío.

El seguir cumpliendo años y estando llevando la calidad de vida que yo llevo, tiene muchas ventajas, pero como en este caso, el no poder, como he citado antes. hacerlo directamente a él, podrá parecer un tanto exagerado, pero algunas lágrimas asomaron a mis ojos cuando mi felicitación habría de serle comunicada por su hijo. y como tengo la seguridad de que ya nunca más volveremos a vernos, se encoge el alma con estos casos. No quiere decir que esta cuestión vaya a quitarme el sueño, pero como cito anteriormente, en su momento duele el que esto suceda así.

También mi entrañable amigo precisa de otra persona para su aseo personal y sin ayuda, ni siquiera puede salir a la calle, y realmente así lo pienso, y como suele decirse, para estar así, preferible es, que Dios lo recoja.

"Pariente", como casi siempre nos hemos tratado, por que yo estuve pretendiendo a una prima hermana suya, esto que aquí escribo nunca llegara a tu conocimiento, pero en homenaje a una amistad  tan larga en el tiempo y sincera como ha sido, y lo será hasta el fin de nuestros días, en cada letras llevas el abrazo que personalmente, como cito anteriormente no te puedo dar.

Posiblemente, y como quien esto lea pueda pensarlo, no lo estoy terminando con encogimiento del ánimo si no dando gracias a Dios por una amistad tan verdadera como lo ha sido y así será, como dice el sacerdote al final de contraer matrimonio, hasta que la muerte nos separe.

Hasta la próxima que solo Dios sabrá de que tratará.

No hay comentarios: