domingo, 27 de abril de 2008

Otro más, que mas da, ya ni se nota entre tantos



Que lejano queda aquel 27 de abril de 1925. Claro que yo no me acuerdo, pero mirando hacia atrás se me pierde el recuerdo penetrando en el oscuro túnel de la infancia. Cuantos acontecieres he visto desfilar. Unos buenos, otros menos buenos, y otros un tanto malos.

Seguro que mis primeros veinticinco años, no recuerdo siquiera la felicitación de nadie para mi "cumple", como ahora se dice. Lo más que bien mi madre o mi padre, me dijeran ya tienes tantos años, pero ahí quedaba todo. Al cumpleaños se le daba incluso menor importancia que a la onomástica. De la primera felicitación que tengo recuerdo, y constancia, fue una tarjeta con la imagen de San Rafael que me enviaron mis padres el día 24 de octubre de 1946. felicitándome el día de mi santo cuando me encontraba en la mili.


Esto de los cumpleaños durante mi infancia, niñez y primera juventud era tan una nadería que pasaba totalmente desapercibida; la lucha era otra mucho mas importante, como lo era mantener la propia supervivencia. Pero en fin, sigamos el rumbo de la vida, daremos importancia a mis ochenta y tres abriles, y nunca mejor dicho lo de abriles y, mientras me halle en las condiciones físicas y psíquicas como de las que al día de hoy gozo, no me importa seguir acumulando anualidades y continuar siendo una carga para los Presupuestos Generales del Estado.

Con respecto a este día, voy a declarar que según mis vaticinios, si aguanto tres días más en esta vida, tengo asegurados otros ocho meses mas como mínimo, ya que mi final tengo el presentimiento ha de suceder en febrero o en abril, meses de casi todas mis vicisitudes importantes durante mi paso, hasta ahora, por este valle de lágrimas.

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