jueves, 1 de mayo de 2008

Curiosidades y detalles de la vida en el campo

Hoy festividad del Día del Trabajo, me han venido a la memoria algunas curiosidades o detalles que aprendí en mis primeros pasos por el mundo laboral, que como sabéis lo fue muy precoz en cuanto a la edad. Así, mi debut lo fue como porquero. A este respecto os voy a comentar un detalle que posiblemente no conocéis ni aún teníais idea de ello.

Los cerdos tienen en el hocico, o jeta, como también se le conoce, en su parte delantera una especie de reborde con el que hozan en el campo para sacar de la tierra lombrices y otros seres que hacen su vida debajo de tierra y lo que resulta una golosina muy apetecible para los porcinos. La ingesta de tales "bichitos", aunque agradable para su paladar, les hace a los cerdos dejar de alimentarse de hierbas, bellotas u otras sustancias mucho mas beneficiosas para su organismo y sobre todo para alcanzar peso, que es el único fin con el que lo tiene su dueño. Para evitar que se entreguen a tal menester, tan pronto se destinan al engorde o cebo, se les coloca en la parte delantera superior del hocico una especie de anillo de alambre acerado, que al intentar hozar para escarbar la tierra, le causa cierta molestia o dolor, que les obliga a desistir del tal menester y dedicarse a pastar y comer lo que verdaderamente les hace engordar.


Otro de los detalles, de los que hoy voy a contaros, lo es con respecto a las cabras y sus hijos, chivos o chivas, durante su edad lactante.

Como creo os he contado algunas veces, en casa de mis padres siempre tuvimos una o dos cabras, cuya leche nos aportaba una fuente importante de alimentos para la familia.

Por norma, por la tarde al regreso del pastoreo en el campo era cuando las ordeñábamos, y extraíamos unos dos o tres litros de leche. Los chivos cuando tenían aproximadamente un mes, iban al campo acompañando a sus madres, pero como todavía no solían comer hierba se dedicaban a cada momento a mamar a la madre y cuando regresaban de su jornada en el campo, si no ponías medios, la madre llegaba a la casa sin una gota de leche que sacarle. La succión de la leche se verifica al presionar el pezón de la teta entre la lengua y el paladar de la boca del chivo.

A tal fin le colocábamos un "palillo" como lo denominábamos, que consistía en un trozo de palo de unos siete u ocho centímetros de largo, del grosor aproximado de un lápiz y que con un cuchillo se le había dado una forma de cuatro caras planas. A este palillo se le ponía una cuerda en cada extremo, le hacíamos un nudo a unos ocho o nueve centímetros de distancia del palo, dejando no obstante dos hebras que, metiendo el palo en la boca del chivo, pasando las cuerdas por encima de la nariz, y pasando cada una de las mismas por cada lado de la garganta, se anudaba luego en la parte alta del cuello. Cuando el chivo intentaba mamar en las ubres de la madre y meterse el pezón en la boca, el mismo quedaba entre la lengua y el "palillo" que al presionarlo este le impedía la salida de la leche y como no conseguía sustento alguno terminaba desistiendo de su propósito y la madre regresaba con sus tetas llenas. Una vez en la casa, se ordeñaba y dejaba un poco de su remanente para darle algo de alimento al hijo, que tan pronto le quitabas el artefacto de la boca se lanzaba en busca de la teta de la madre como un condenado. La noche la tenía entera para mamar pero antes de salir para una nueva jornada de campo, palillo a la boca del chivo; y así hasta que llegaba a la edad del destete.



En otra ocasión, os contare otros detalles sobre mis experiencias como porquero o pastor.

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