martes, 1 de abril de 2008

Día UNO de abril

Sin duda, una de las vicisitudes mas importantes en la vida de una persona es la del MATRIMONIO. Hoy hace cincuenta y dos años se celebró el mío. En todos los aspectos, fue un éxito total.

Como resultas de un matrimonio, dependerá tanto la felicidad o infierno de una pareja, como la de toda la descendencia de la misma. El comportamiento, las vivencias, dedicación y entrega de unos padres hacia sus hijos, es la mayor dicha que puedan recibir éstos. Si en el transcurso de la vida en ese matrimonio, han de tropezarse con toda seguridad con bastantes inconvenientes y en ocasiones diversidad de opiniones entre la pareja en la forma de resolverlos, creo que, salvo que afecte a los propios hijos y éstos tengan la suficiente formación y edad para ser consultados, la decisión de esos padres, ha de quedar reducida a su propio y único ámbito, ya que la diferencia de criterios del matrimonio, puede llegar a hacer infelices a los hijos, que aún en edades bastante tempranas suelen captarlas, siempre que encierren tensión en la forma de discutirla.

Tanto en la convivencia con pareja, como con los propios hijos, tendremos muchas veces que optar por los deseos del propio cónyuge, como de alguno de aquéllos y, lo que consideremos como mas justo para su aprobación o negación, que en no pocas ocasiones nos veremos en la disyuntiva de saber que decisión puede ser la acertada. Hay veces que los sentimientos van por unos derroteros, los deseos por otros y, la razón y nuestra propia conciencia a la contra de ambos.

Quizá lo mas difícil de todo lo mencionado anteriormente, es que hay que solventarlo sobre la marcha y a veces dejar descontenta a alguna de las partes, y también como no, muchas de ellas a todos. En todos los casos, cada cual debe considerarse no haber estado acertado y mostrando tu arrepentimiento hacia quien o quienes consideres puedan haberse sentido agraviados, bien en sus derechos o en su consideración, haremos un gran favor a la convivencia de toda la familia.

El matrimonio como tal, visto desde la óptica de un octogenario, atraviesa actualmente un porcentaje bastante elevado de deterioro. Las causas podrían ser varias. A mí, no me corresponde, ni en todo caso me alcanza la forma de saber cómo resolverlo. Si entiendo que la cuestión tiene la suficiente entidad como para tenerla en cuenta.

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