viernes, 14 de enero de 2011

Final de otra etapa


Sobre las seis y media de la mañana de hoy, minuto mas, minuto menos, procedía a poner la ventana de mi dormitorio de par en par, a fin de que se ventilara adecuadamente. Acto seguido y por costumbre inveterada en mí, dirigía la mirada al cielo para contemplar a ojos de buen cubero, la situación meteorológica reinante. A continuación y también desde hace muchos años, procedía a mirar el punto donde se encontrara mi coche, que casi siempre y un aparcamiento libre me lo permitiera lo dejaba en lugar que directamente se divisaba desde mi ventana. Esta mañana, mi coche no estaba al alcance de mi vista. ¿Me lo habían robado? No. Estaba aparcado lejos de mi barriada, ayer lo dejé en la Urbanización de Guadalmar donde vive mi hija y para dirigirme allí, donde lo hago diariamente de lunes a viernes, era para lo que únicamente lo utilizaba. Un ligero nudo en la garganta me llevaron en ese momento a que unas lágrimas asomaran a mis ojos, y cuando aun han pasado cerca de doce horas, continúo con ese pellizco en mi sentimiento. Pero, ¿tanto quiero a mi coche? No es eso. Ayer decidí no volver a conducir nunca más y cuya decisión la he tomado voluntariamente sin que ninguna contrariedad relacionada con el tráfico lo haya motivado. ¿Entonces a que ha sido debida esta decisión mía? Solo y exclusivamente llevar con ello la tranquilidad a mis hijos, que aunque abiertamente nunca me han dicho que dejara de conducir, sí, en más de una ocasión y de una forma indirecta, me lo daban a entender. Ello y con cierta campaña que en televisión se vino haciendo en meses pasados sobre los conductores de cierta edad, o sea de los viejos, entre los cuales me hallo inmerso, ha sido la motivación de mi abandono del pilotaje de automóviles.

En marzo del pasado año me renové el permiso de conducir y estará en vigor hasta marzo de 2015. Esta renovación por el tiempo citado, creo es muestra de que mis facultades físicas y psíquicas son las correctas para lo cual me fue renovado; pese a ello comprendo el recelo que mis hijos puedan tener acerca de la capacidad suficiente que por mis cerca de los OCHENTA Y SEIS AÑOS que hace que vine a este mundo tenga para llevarlo a efecto.

La decisión tomada no es que la sienta por el mero hecho de no volver a coger mi "cochecito", dado a que nunca sentí interés por hacerlo y siempre preferí ser acompañante que conductor. Lo que si me llega a lo más profundo del alma, es que ésta es otra etapa más de mi vida que dejó atrás y la que por razones obvias sin esperanza alguna de que con el paso del tiempo vuelva a retomarla, o sea que así quemando etapas una tras otra, creo que pocas me van quedando hasta llegar a la meta final. Pero en fin, si con esta decisión doy a mis hijos un pequeño plus más de tranquilidad, solo a ellos me debo, con la añadidura de mis nietos claro está, y por encima de cualquier cuestión mía personal esta la de su complacencia.

A partir de hoy, pongo a la venta cuatro años y dos meses un permiso para conducir automóviles. Algo más de 41 años lo he utilizado yo.

Hasta otra entrada.

1 comentario:

Lola dijo...

Pues cuando le han vuelto a renovar el carnet indudablemente es por que está en pleno uso de sus facultades físicas y psíquicas, pero no es menos cierto que cada día hay más descerebrados al volante así que creo que ha tomado una buena decisión aunque me imagino que no habrá sido nada fácil.
Besos
LOLA