lunes, 4 de junio de 2012

Una efemérides, para salir del paso


Una pequeña obra en la casa que finalizó el pasado viernes, y la pintura de todo el piso que ha comenzado hoy, me tienen un poco liado y no me queda tiempo para dedicárselo a entrar en el blog como yo deseara. Así, que hoy sin nada mejor, como suele decirse,  que llevarme a la boca, me voy a referir a una efemérides, que aunque en su día supuso un importante hito en el devenir de mi vida profesional, hoy pasados tantos años a casi nadie puede interesarle lo mas mínimo, salvo a mis hijos, y tal vez por extensión a mis nietos, y solo como noticia.

Tal día como hoy, pero de 1958, por tanto se cumplen cincuenta y cuatro años, aprobaba el examen para ascenso a Cabo de la Guardia Civil, celebrado en la Dirección General del Cuerpo, en Madrid. Sobre las siete de la tarde de aquel ya lejano día, desde la capital de España procedía a enviar tres telegramas, uno dirigido a mi mujer, otro a mis padres y otro al Servicio de Información de la Guardia Civil en Málaga, donde a la sazón me encontraba destinado. Lacónico y único texto para los tres destinatarios, en el que solo podía leerse "APROBADO". Volviendo la vista atrás, los destinarios señalados en primero y segundo lugar, hace años abandonaron este mundo y de los aproximados veinte componentes que formábamos el referido Servicio de Información, solo, además de yo, otro nada más me acompaña en esta vida, y con el cual en el día de ayer estuvimos comiendo juntos, reforzado con otra agradable compañía. Y siguiendo con la vista hasta aquel lejano pasado, en cuanto a la forma y modo de viajar, resulta que a las diez de la noche tomaba en Madrid el llamado expreso Costa del Sol, y llegué a Málaga creo sobre las diez y media de la mañana siguiente, o sea más de doce horas en el viaje, que comparando aquel "expreso" con los AVE actuales, veréis como el paso de los años no han sido en balde, y si lo hacemos en cuanto a mi entorno familiar mas próximo, señalo que mi hijo mayor tenía 16 meses, mi segundo hijo 2, y mi hija le faltaban aún unos cuantos años para venir a la vida, aparte de lo señalado anteriormente de los que ya hace años se fueron de mi lado. ¿Y yo? Con cincuenta y cuatro años menos, que sí que se me nota, pero así es la vida, y así debemos y tenemos que aceptarla, pero tampoco puedo dejar de señalar, en que en ese interín, muchos han sido  tambien  los acontecieres felicísimos de los que he gozado y aún sigo haciéndolo.  Hasta la próxima entrada que espero sea algo mas sustacionsa que la presente.

1 comentario:

Carmen dijo...

Yo tambien recuerdo cuando tardaban los trenes más de doce horas en llegar a Madrid y lo incomodisimos que eran los vagones ji ji, creo que el transporte de ganado ahora es más cómodo que los de personas en aquel tiempo, ozu como ha cambiao toooooo, menos mal que para mejor, aunque en algunas cosillas no tanto... Sigo asombrandome con tu Supermemorión, mira que acordarte del dia de tu examen... es increible, me imagino la alegría tan grande que supuso para ti y tu familia, por cierto ¿que ha sido de tu Editor? dile que lo echamos de menos. Un saludo: Carmen