lunes, 11 de junio de 2012

Jugando a los cartones


Hace unos días y para un trabajo que le había sido encomendado en el Instituto donde estudia una sobrina nieta, me envió un cuestionario de preguntas para la entrevista, que era lo interesado, y entre las varias de que constaba, había dos: la una, cómo jugábamos los niños de mi tiempo, y la otra, qué clase de juguetes empleábamos. Como para responder a estos interrogantes, hube de retrotraerme como mínimo SETENTA Y SEIS años atrás, al traer al recuerdo "aquellos" juguetes, yo mismo llegaba a sorprenderme y de lo que por supuesto mucho más habréis de hacerlo los que tengáis, sesenta, cincuenta, cuarenta o muchísimos menos años de los que yo tengo.

Como quiera que he pensado explotar el filón que este caso me proporciona, por hoy, solo voy a referirme al juego que figura en el enunciado de esta entrada y por ende la clase de juguetes que en ello empleábamos. Y, para ello voy a comenzar por esto último. Resulta que las cajas de cerillas, (quiero señalar que me refiero a las que se vendían durante los años últimos de la década de los veinte y hasta  mediada la de los treinta, del pasado siglo, y de unas proporciones un tanto reducidas, mayores las tapas del anverso y el reverso y mucho menores las laterales, donde en una de ellas estaba la preparada para rascar, los fósforos, como en mi pueblo se les denominaba, para su encendido) los niños antepasados a mi infancia y no se desde cuántos años antes, "descubrieron"  que de allí podían sacarse elementos para jugar y con ello distraer el tiempo. Así a lo largo de todo el año, cada vez que uno veía una caja de cerillas vacía en el suelo la recogía, le quitaba las dos tapas mayores, con ello hacía dos "cartones", y cuando llegaba el verano, época en la que se practicaba este juego, cada uno teníamos, tres, cuatro o cinco "cajetillas.". Y digo también cajetillas, porque algunas de las que se encontraban no se deshacían y sacado el cajoncillo donde habían estado depositadas las cerillas, se iban metiendo los cartones hasta llenarlas, y que en cada una de ellas podían meterse 20 de los mismos. Quizá a los niños de hoy, y también, como no, alguno no tan niños, no comprenderán que cuando se iniciaba la época del juego de los cartones y que llevabas en el bolsillo del babero todos los que al cabo del año habías ido reuniendo, al mostrarle a los amigos el número de las cajetillas que llevabas, al que tenía menos que tú le producía cierta envidia y en tal caso solía quedarse mirando su mercancía y parecía decirse a si mismo, que para el próximo año procuraría ser más activo en su consecución.

El casi único juego que se practicaba con los "cartones", era el llamado "la parva", que consistía en señalar un punto en una pared, a una altura aproximada de un metro, allí colocábamos un cartón y lo dejábamos caer al suelo, que como pesaba muy poco solían caer bastante distanciados uno de otros cartones, y así íban tirando un niño tras otro, según el lugar que en sorteo le había correspondido, y cuando uno de los cartones tocaba, aunque fuera lo mas mínimo a algunos de los ya en el suelo, el que había echado ese cartón, se los llevaba todos los que antes se habían tirado. Puede que a los lectores, o lectoras, de esta entrada en el blog que no vivieron aquella época, también les resulte incomprensible la alegría que al ganador le producía cuando en muchas ocasiones conseguía llevarse, quince, veinte o en ocasiones mayor número de cartones, que cuando solía correr siquiera fuere una pequeña brisa de viento, aventaba cada  cartón a veces bastante lejos de la perpendicular desde donde lo habías dejado caer. Os podrá parecer extraño, pero para la práctica de este singular y simple juego, también empleábamos nuestras tácticas, y es que resultaba que los cartones ya muy usados aumentaban un tanto de volumen, sus bordes se deshilachaban un tanto y tenías unas minúsculas fibras que los hacía un poco mas anchos y así, cuando aunque fuera una de esas minúsculas fibras tocaba a otro, se daba por ganador el último lanzado. Por otra parte, como los nuevos, aunque parezca mentira y al tener menos volumen pesaban un poquitín mas y caian mas verticalmente, cuando la mayor parte de los lanzados con anterioridad estaban mas cerca de esa perpendicular del punto de lanzamiento, entonces se tiraban los nuevos ya que considerábamos, y era cierto, que resultaba mas fácil ganar con uno de los nuevos que con otro de los mas usados.

He de señalar que este juego solo era practicado por niños, ya que las niñas tenían sus juegos especifícos para ellas y jamas una madre permitía que su hija jugara a juego alguno con los niños.
   
Por todo cuanto queda relatado habreís comprendido que los padres, o madres, ni se tenían que gastar dinero alguno en la compra de los juguetes para sus hijos, asi como tampoco preocuparse por agenciárselos, si no que nosotros a lo largo de todo el año estábamos pendientes por ir preparándonos los que para la próxima época íban a ser con los que se jugaría, de lo que en próximas entradas iré detallando  sus complicadas y difíciles estructuras de la inmensa mayoría de los juguetes de mi época de niño. Añadiré que todos los juegos se practicaban en la calle y los niños a partir de los tres o cuatro años, cuando hacía buen tiempo, se pasaban la mayor del parte del día jugando fuera de casa.

Hasta la próxima entrada que daré buena cuenta de otro de los ingeniosos juguetes con los que pasábamos el día los niños de aquellos lejanísimos años, pero si los juguetes tenían poco de ingeniosos, mis coetáneos de la infancia, si poníamos bastante ingenio en la práctica de nuestros juegos.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Seguro que os divertiais mucho más que los niños de ahora, que sacandolos de las "maquinitas" juegan poco, partiendo de que ahora es impensable ver a los niños jugando en la calle, cosa imposible por diversos motivos, esa es una de las cosillas malas que han traido tantos cambios como han ocurrido, creo que los niños solo conviven con otros en el colegio, tienen de todo pero les falta tiempo para usarlos, en fin nada que ver con esos tiempos en que no habian juguetes, pero agudizabais el ingenio y disfrutabais muchiiiiisimo, no se yo si en los pueblos tambien habrá cambiado todo tanto, espero que no y que disfruten tanto como tu lo hacias con ese "juego de los cartones" ji ji. Saluditos: Carmen

Anónimo dijo...

pues yo tengo 45 años y tambien he jugado mucho a los cartones, pero en mi pueblo, un pueblo de segovia, jugabamos de otra manera teniamos que sacar con , haciamos un cuadrado en el suelo de tierra en aquellos tiempos y cada jugador ponia un cartón dentro del cuadrado, y con una tanga que haciamos con tejas viejas titábamos a dar a los cartones para sacarlos del cuadrado, cuantos más cartones sacabas más ganabas ahh y los cartones que había entonces de parejas que venían de trajes regionales valían más que los sencillos ja,ja,ja en mi pueblo a las chicas nos gustaba mucho jugar a los cartones saludos de una segoviana