sábado, 16 de junio de 2012

Aquel 16 de junio para el recuerdo


Jamás mientras Dios me mantenga por estos lares, dejaré de pasar de mi recuerdo el 16 de Junio de 1959, del que por tanto se cumplen hoy 53 años. A bordo del tren expreso Costa del Sol, que partiendo de la estación de Atocha de Madrid a las 22 horas del día anterior, arribaba a la vetusta y desvencijada estación de Málaga, alrededor de las diez horas del mencionado dieciséis de junio de mil novecientos cincuenta y nueve, un flamante Cabo de la Guardia Civil, que había sido promovido a dicho empleo, también el día anterior. En el devenir de la vida de las personas, Dios posiblemente no conceda tantos días de inolvidable recuerdo como el que seguramente deseariamos, pero a lo mejor no lo hace por falta de merecimientos o que por tener que atender a tantísimos seres le falte agenda para ello. En mi ya larga vida, y en que tantos días de dicha he venido gozando, y que por añadidura de vez en vez, me llega otro, sin duda uno de los que mas huella han dejado en mis sentimientos es el que figura en el enunciado de esta entrada. Cuando aquel recién ascendido Cabo de la Guardia Civil portando su equipaje descendía del tren "expreso", se aparecía a su vista, sin duda la estampa mas extraordinaria y deseada que hasta entonces tuvo, y que como resulta que ese Cabo era yo, diremos que "tuve", y esa estampa no era nada más, pero nada menos, que mi mujer y mis dos hijos, éstos de 28 y 14 meses de edad. Mi matrimonio hacía TRES AÑOS que se había celebrado, y ya contaba con dos hijos y mi primer ascenso en la Guardia Civil. Esa dicha que desde hacía tres años venía gozando, tuve la fortuna de que se prolongó, casi treinta ocho años más, en que fué truncada por el fallecimiento de aquella preciosidad de mujer, que con sus dos hijos esperaba la llegada de su marido, que desde hacía mas de dos meses no nos habiamos visto, y además que la última vez que me vió partir lo era como un Guardia y volvía como un flamante Cabo. Aunque este último párrafo lo haya hecho en un tono un tanto humorístico, el caso y la realidad, es que supuso un sensible cambio en cuanto a la remuneración económica, dado a que al mes siguiente me fué concedido el sueldo de Sargento, que segun lo establecido en aquellas fechas, le era concedido a los Cabos con doce o mas años de servicio, contando los del Cuerpo de la Guardia Civil , mas el servido en el Ejército, cuestión que yo precisamente reunía en aquellos días. Aquellas lágrima de emoción y alegría que fueron vertidas por mis ojos, y en no menor cantidad por las de mi mujer, fueron y son, uno de esos momentos en la vida en que el espiritu queda alimentado, solo con ese simple recuerdo, como para dar gracias a Dios de haber pasado por esta vida, y si además se es premiado con otros muchísimos momentos más. como yo lo he sido, no tengo por menos que sentirme como uno de los seres privilegiados que tuvieron la dicha de venir al mundo. Felicísimo recuerdo que escoltado por los otros muchos que me fueron, y me siguen llegando, hacen esa ilusión por continuar en esta vida, no solo no la haya perdido, si no que sigue como una viva llama y de la que pido lo sigo haciendo hasta el fín de mis días. Hasta la próxima entrada.

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