sábado, 30 de junio de 2012

Jugando al trompo


Hoy como es sábado, final del mes de junio y por supuesto ya metidos en el verano, vamos a jugar al trompo. Uno de los juegos en que solíamos emplear más tiempo durante el verano los niños de mi época y de mi pueblo, era en jugar a las bolas y al trompo. Ya en una anterior entrada en este blog traté sobre las bolas, por tanto, como figura en el título de esta entrada, le ha tocado al trompo y de ello vamos a hablar.

En otros pueblos de España a los trompos se les denominaba y por supuesto se les seguirá denominando "peonzas", pero para los niños de Villaharta resultaba eso demasiado cursi y siempre los llamamos, y también asimismo se les continuará llamando trompos. Había una clase especial de trompos con una especie de sombrerillo y un pivote que salíoa del mismo en su parte central superior, que no sé porqué, a mí en aquellas fechas, y también hoy, me siguen pareciendo que aquella clase de trompos eran un tanto afeminados y creo que por ello, yo, y aunque nada tenga contra los homosexuales, faltaba más, nunca tuve ninguno de esa clase, y si por haber ganado a otro niño un trompo me pagaba con uno de esos, casi me tiraba a perder en la jugada siguiente, para pagar con el mismo y así me deshacía de él. La clase más normal de los trompos creo que valían diez céntimos, y también como cuando se terminaba la temporada de esa clase de juego, guardabas los que tenía para la tremporada siguiente, cada niño solíamos tener más de cinco trompos, que como en las bolas y mas razón todavía para ello, llevamos guardados en su bolsita correspondiente. La cuerda que se utiliza para poder "echar" el trompo, que nosotros llamábamos "zumbel", no se porqué, generalmente solíamos hacerlo nosotros mismos empleando hilo de algodón.


Como en el juego de las bolas había que jugar en los lugares terrizos, dado a que en los empedrados de las calles, no era posible hacerlo, especialmente porque  se metían al lanzarlos entre la separación de dos piedras y así no había forma de hacerlos bailar. En las dos modalidades que soliamos emplear en el juego, sew tenía que hacer un redondel en el suelo de mayor o menor diámetro, según acuerdo o según salía al realizarlo, haciendo una raya sobre la tierra.


Una de estas modalidades consistía en que cada niño de los que formábamos la partida, colocábamos un trompo dentro del redondel que habíamos señalado y luego con otro lo lanzábamos contra los que había colocados dentro de dicha zona, y si conseguías sacarlo fuera de los límites del redondel, lo dabas por ganado y te quedabas con él.  Así se seguía tirando cada uno por el orden en que por sorteo le había correspondido hasta que dentro del redondel no quedaba ningun trompo, y a repetir la jugada.

La otra forma en que más soliamos jugar también se hacía ese redondel, pero a la contra de la anterior, los trompos los colocábamos a cierta distancia del mismo, bien a quince o veinte metros, tirábamos  con el otro trompo, tenías que cogerlo del suelo y que estuviera bailando en la mano, lo lanzabas contra uno de los que había en el suelo y asi jugada, tras jugada hasta que conseguías meterlo dentro del redondel y con eso lo ganabas y  era tuyo. Si cuando tú habías metido ese dentro del redondel quedaban todavía algunos fuera, te unías a la jugadas alternando en tiradas con los otros niños y siempre procurando darle al mas cercano al redondel, y así había quien ganaba dos o tres trompos en cada sesión y quien no ganaba ni uno, pero en fín ese era el juego.

Había otra modalidad de partida, que era igual a la primera, pero con la diferencia de que en esta, era lo que podríamos decir que se juagaba con muy "mala leche", por que lo esencial era tirar al trompo del otro niño y si tenías suerte de que la "púa" de tu trompo diera sobre una parte un tanto cerca del centro y como quiera que para este juego empleábamos trompos con una púa de acero y muy afilada, solías en muchas ocasiones partir en dos o más pedazos el trompo al que habías lanzado el tuyo, y en tal caso solía causar el jolgorio de  todos los niños, excepto el dueño del trompo partido, que cogía el consiguiente cabreo o contrariedad cuando menos. Para esta clase de jugadas, yo tenía un trompo que el padre de un amigo mío que era herrero, me había colocado una "púa" de acero que muy bién afilada y si acertabas a impactar con el otro, casi seguro que no tenía escapatoria. Como digo aquí se empleaba la mala leche y como nó, ese tanto de crueldad que los niños solíamos llevar dentro. 

Yo nunca llegué a sobresalir en ninguna clase de juegos, pero en el trompo quizá fuere en el que mejor me defendía y que solía salir como se dice, "lo comido por lo servido," o sea que eran similares las veces que perdía a las que ganaba. 

Una vez concluídas la partidas y comenzabamos otra clase de juego, olvidabas todo lo sucedido en cada partida y como si no hubiere pasado nada. Hoy, y recordando mi infancia, creo que los niños de mi época éramos más felices que los de ahora, pese a la gran diferencia, tanto en número como en clase de  los juguietes que teníamos nosotros a los que poseen hoy. no tienen punto de comparación, pero creo que todo se debía a la participación de, en ocasiones, cinco, seis o mas niños, en cada juego, y ese trato tan cercano de los unos a los otrros hacía el sentirnos más gratificados y sentirnos mas acompañados, que hoy en su mayoría solo intervienen el niño y la máquina, que trendrá todos los alicientes que se quieran, pero núnca podrá reemplazar a la compañía de otro niño. Lo que si estoy en lo cierto, es que nosotros, yo cuando menos, nunca me sentía abuirrido, salvo que no encontrara algún niño con quien poder jugar a lo que fuera.

Recuerdo con inmenso cariño aquella época de mi vida y pese a lo lejana que ya queda, no por ello cada vez que trato este tema, cierta ilusión recorre mi cuerpo que me parece volver hasta aquel niño que fui.
Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

Este será uno de los pocos juegos que perduran, a mi nieto le encanta jugar, lo hace en el cole y en cuanto que su madre se descuida practica en casa, hace unos dias le trajeron uno de Inglaterra exactamente igual que los antiguos (claro que sin pua arreglada) por lo visto aquí los que se encuentran son de plástico y no tienen nada que ver con los "buenos" que son los de tus "tiempos" ji ji. Saluditos: Carmen