jueves, 17 de marzo de 2011

Popurrí de temas

El arrullo de una pareja de tórtolas sobre el alféizar de una de las ventanas de mi casa esta mañana, me recordaban que estamos en las mismísimas puertas de la primavera. Esta es la estación del año por excelencia con mas vitalidad. Una gran parte de los animales tienen en estas fechas su periodo de procreación. Los que no son de sangre caliente, comienzan a salir de sus letargos. Los árboles de hoja caduca se afanan por mostrar sus primeros tallos, que en la mayoría de las ocasiones además de convertirse en hojas, les sigue su floración y en no pocos casos, con el paso de los días, su conversión en frutos, de muchos de los cuales gozamos después todos los mortales.

Como creo habrá de sucederle a toda persona de mi edad, años más, años menos, estas recordaciones nos llevan a sentir cierta nostalgia al mostrarnos que la primavera de nuestras propias vidas, años ha quedaron atrás. Pero también, no es menos cierto que pasado ese instante de que el pensamiento nos retrotrae hasta aquellos lejanos años, te vuelve enseguida esa no se qué resignación, que alguien incrusta en el sentimiento de todo anciano, y te lleva incluso al agradecimiento a Dios por el tiempo vivido. Quizá también, como no queda otro recurso que el de la resignación, no tenemos mas remedio que el de su aceptación.

Y tomando otro tema. Hoy 17 de marzo, y como ya indiqué en mi ultima entrada en este blog, se cumplen 65 años del sorteo de mi "quinta" para asignarnos destino en el Ejército. Diecisiete o dieciocho "quintos", no reunimos aquel día para celebrar una buena comilona, que dados los tiempos por los que estábamos atravesando, buena falta nos hacía a la mayoría de los reunidos. Creo que fue el año pasado en esta fecha, cuando hice un pormenorizado relato de aquella celebración. Entre una de las cuestiones de aquel día, fue la suelta de una vaquilla que en pleno campo donde estábamos, embestía como una loca contra todo el que se le ponía a su alcance. Yo creo recordar que también cite este detalle, durante el rato que la vaquilla estuvo en nuestras inmediaciones, me lo pase subido a una encina, o sea que como se dice en términos taurinos, tan pronto la vaquilla apareció, casi con temblores en mis piernas "tomé el olivo". Cuando un torero o algún miembro de su cuadrilla durante la corrida, tiene que saltar la barrera por la acometida del morlaco, se le llama "tomar el olivo". De haber sido hoy aquella celebración, muchas hubieron de haber tenido que ser las ayudas para colocarme en la atalaya desde donde aquel día fui pasivo espectador de la corrida. El arte de Cúchares, núnca fue lo mío.

Al traer hoy al recuerdo aquel día del "Sorteo", vaya un afectuoso recuerdo para los que ya no estan entre nosotros, que de todos ellos, solo quedamos cuatro. El primero que se marchó de esta vida, lo fue hace mas de cincuenta años. Haciendo cálculos en este instante, los cuatro que aún estamos en este valle de lágrimas, tenemos tantos años, como todos los que no reunimos aquel 17 de marzo de 1946. Como no, de ello hemos de dar gracias a Dios.

Hasta otra entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

Si, se nos ha "colao" la primavera, ha sido de un dia pa otro que hace un par de dias estabamos con el paraguas, a mi me encanta esta estación con las tardes mas largas y este cielo azul precioso de nuestra Málaga, son dias lindos para disfrutarlos. Saludos: Carmen