miércoles, 9 de enero de 2008

Aquellos viajes. Medios utilizados.

ANTES:
AHORA:

Para atender el requerimiento de mi nieto "Rafita", paso a continuación a relatar el viaje que con fecha 26 de julio de 1950, realicé desde mi pueblo natal en Villaharta (Córdoba), hasta esta ciudad de Málaga, con motivo de mi incorporación a la misma como Guardia Civil, una vez terminado el periodo de Academia en Úbeda.

Mi pueblo dista de Córdoba capital 37 km. Desde el pueblo al punto donde hube de tomar un autobús hay dos kilómetros cuyo recorrido lo hice a pie y la maleta y un bulto con efectos del uniforme a lomos de una caballería. Salí de mi casa a las ocho menos cuarto de aquella mañana y el autobús lo tome sobre las ocho y media. Los efectos eran depositados en la baca del vehículo donde transportaba los mas variopintos objetos, enseres e incluso animales como gallinas conejos o similares.

La distancia de los treinta y cinco kilómetros hasta Córdoba tardamos en recorrerla una hora y media aproximadamente, llegando por tanto a la misma sobre las diez de la mañana. Desde la estación de la empresa donde tenía su terminal la empresa a la que correspondia el autobúsun kilómetro aproximadamne lo realicé a patita y con la maleta y el envoltorio en mis manos. Tomar un táxi parea tan corta distancia era un dispendio que no me podía permitir.

Pero ahora viene lo bueno. El tren correo Madrid-Málaga, que había partido de la capital de España a las 22`00 horas del día anterior, salió de Córdoba a las once y media de la mañana con rumbo a mi destino. Mi talón de viaje me autorizaba a utilizar solo coches de 3ª clase. Los asientos desde un extremo a otro del compartimento eran de madera, todos ocupados y de una incomodidad mayor de lo que hoy pudiera imaginarse. El pasillo central entre las dos filas de asientos iba lleno de maletas y bultos y cuyos portadores de las misma lo tomaban como asiento, teniendo en cuenta que muchos de aquellos pasajeros llevaban ya trece horas y media de viaje y las que aún faltaban a los que fueran hasta final de trayecto. Yo hube de unirme por imperativo de fuerza mayor y falta de espacio a los que invadían los pasillos. También mi maleta se convirtió en asiento.

En las interminables paradas que realizaba el convoy en las multiples estaciones, saliamos a las plataformas de los coches con fin de respirar un poco de aire puro. El humo que desprendía la locomotora, como consecuencia del combustible utilizado que era carbón mineral, iba cargado de partículas de dicho mineral, además de ensuciarte la vestimenta, si tenías la desgracia de que una de esas millónesimas particulas se te metía en un ojo, te producía un escozor y molestia que hasta que algun compañero de viaje y utilizando generalmente el pico de un pañuelo no conseguía extraertela, las pasabas canutas.

Con las comodidades señaladas, el calor sofocante por las horas y la época del viaje, más abrigado por el uniforme abrochado hasta el cuello, podeis haceros una idea de las seis horas justitas empleadas en verificar el trayecto Córdoba-Málaga, no porque el tren trajera demora como se decía antes, sino porque las 17'30 era su hora de llegada.

Si los viajeros teniamos que soportar tales incomodidades, el pobre maquinista de la locomotora y muy especialmente el fogonero que constantemente y utilizando una pala tenía que repostar carbón para que el fuego pudiera producir el calor para convertir en vapor el agua de la caldera, cuyo vapor era la fuerza que movía el convoy.
Cuanto acabo de relatar es el fiel relato de lo sucedido en aquél lejano viaje, que era igual a los cuantos se realizaban en iguales medios.
CREO QUE HEMOS PROGRESADO ALGO; O NO.


P.D.: Y hablando de trenes. Para acabar, por favor, prestad atención a la persona (humana) que va vestida de rosa. Es la mejor definición de: "uyyy, por los pelos".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora solo se piensa en la llegada. Antes el viaje en sí era ya casi una aventura y a pesar de todo se disfrutaba más.
Un dato: Málaga-Madrid en tren 2h 35'.