jueves, 13 de octubre de 2016

"Ganábamos 609 pesetas, el vehículo más rápido que teníamos era la bicicleta"

Rafael Galán, veterano de la Guardia Civil con 91 años, recuerda el quíntuple asesinato de unos pesqueros.




Ha cumplido 91 años y se aferra a la vida pero también a su joven pasado triunfal. Ese en el que metió entre rejas a los tres autores de un quíntuple asesinato de la dotación de un barco pesquero con base en Tánger en el que viajaban ocho personas. Rafael Galán, ayer homenajeado por erigirse en el subteniente de la Guardia Civil más veterano de la Comandancia de Málaga, se mueve con la misma agilidad con que maneja el cargador de su memoria, que ahora refleja en un blog. ¿La fórmula? Ser "buena persona", aunque, reconoce, "cuidarse está bien". 


Entre las fechas grabadas a fuego, rescata sin dubitar aquel 24 de diciembre del año 50 en que resultó herido de un disparo "que se le escapó a un compañero". Ingresó en el Cuerpo hacía solo nueve meses. "Estábamos en el puesto de playas, aislados completamente. Pasé la noche en la cama, el médico me hizo una cura. Había que taponarme el orificio de entrada y salida", explicó. Allí permaneció hasta el día siguiente, cuando llegó a Málaga en un coche de la compañía de Antonio Machín. 



De su trayectoria en el Servicio de Información del Instituto Armado, este cordobés, vecino de Málaga desde hace 66 años, recuerda también con orgullo el día en que descubrió a Eleuterio Sánchez, conocido como El Lute, el preso más famoso del Franquismo, que se había fugado de la cárcel del Puerto de Santa María y se refugió en Mangas Verdes. "Recuperé a los dos hijos que le había quitado a su madre verdadera y los llevé al aeropuerto", relató. 



Su pena, se lamenta, es haber perdido ya a compañeros con los que durante tantos años compartió reconocimientos y vivencias de una época en la que ganaban "609 pesetas al mes" y el vehículo más rapido que tenían "era la bicicleta". "Se van quedando en el camino amigos y familiares. Solía ir a comer con ellos", expresó Rafael, que con la voz quebrada recomienda a las nuevas generaciones "mantener el honor", que una vez que se pierde "no se recobra jamás". 

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