miércoles, 27 de agosto de 2014

Cumplemeses


Como hay quien dice que soy "mu' pensaor", hoy realmente me he levantado como tal, y se me ha venido a la memoria un pensamiento un tanto raro, como lo  que hoy es mi cumplemeses. Efectivamente hoy cumplo 1.072 meses de vida. Sí, mil setenta y dos meses, que traducidos a días son 32.629, contando los 22 de otros tantos años bisiestos por los que he transitado. Esto no deja de ser, como decimos en Andalucía, "una majaretá", pero de llegar a las conclusiones de meses, días y años bisiestos, me he encargado de verificarlo. Que le vamos a hacer, "cosas de viejos".

Si desde que nací hubiere podido comenzar a escribir mi diario, y poniendo en cada página un día de mi vida, llevaría ya escritos 32 volúmenes con mil páginas cada uno, y en el trigésimo tercero iría ya por la 629.

En este deambular por mis recuerdos, me remonto hasta el que creo es el primero de los que guardo, y era que estaba sentado en una sillita muy pequeña, junto a mi madre y a la puerta de nuestra casa, en la sombra, donde la acompañaban algunas mujeres más, todas ellas dedicadas a la costura. Este detalle parece hallarse en las penumbras de mis recuerdos, pero que el haberlo mantenido, puede ser, por que luego con el paso de los años, contemplaba la misma estampa de mi madre y algunas vecinas o familiares más, en iguales menesteres con lo que se remozaba ese mi primer recuerdo. Posiblemente no habría cumplido los tres años de edad.

Otro de esos recuerdos que podrían ser quizá algunos meses después, dado a que este no era en el estío, si no en invierno, y lo era  que acompañaba a mi abuelo materno a la taberna a tomarse un "chicuelo", que se llamaba a un café solo, con unas gotas de coñac o anís. Era de noche, hacía viento y frío, y como no había llegado todavía la luz eléctrica al pueblo, se alumbraba con un farol, cuyo combustible era el aceite, y mi abuelo me concedía la importante misión de ser yo el que portaba el mismo.

Creo que pasaría poco de los tres años, o quizá nada, cuando mis padres comenzaron a enseñarme a leer, y de aquí guardo ya  claros recuerdos. De aquella cartilla primera en las que se comenzaban con las vocales, a-e-i-o-u. Después de varias combinaciones con las mismas, la primera consonante era la m: m-ma-me-mi-mo-mu. De estas había dos frases de las que recuerdo exactamente que eran "mi mama me ama" y "amo a mi mama".

Creo que en una de las últimas hojas de la cartilla estaba la palabra "boa", junto al dibujo de una serpiente y un amigo mio, un año mayor que yo, que le costó trabajo aprender a leer, llamado Pedro, pero que lo conocíamos por Periquín, cuando le preguntaban por donde andaba en su lectura en la escuela, contestaba, que "por la bicha".

Creo que en la ya cartilla tercera y en las primeras de sus páginas, había una frase que decía: "el chino lleva coleta", y un dibujo en el que figuraba un chino con una especie de sombrero y por detras una trenza de su cabello.

Y ya en "Lecturas infantiles" o "Lecturas de Oro", no recuerdo en cual de ellos, libros, no cartilla, ya historietas completas, entre las cuales recuerdo una, de la que con el paso de los años, me tocó realizar, y que tenía por título, escuetamente "La Mina". y casi  talmente decía así: "A mí me llevaron el año pasado a una mina de carbón mineral. Un capataz nos acompañó a mi papá y a mí. Llegamos a la boca de un pozo muy profundo, aquel pozo era la mina. Bajamos y vimos a los mineros que arrancaban el carbon mineral. A mi me pareció muy penosa la faena de los mineros". Tenía razón el niño que contaba aquella historia. Ello pude comprobarlo con la experiencia, por espacio de algo más de dos años, que que trabajé en una mina de carbón mineral.

Durante toda esta travesía por la vida, cuántos acontecimientos familiares, personales, políticos, bélicos, meteorológicos, laborales y de tantas y tantas clases más, que es imposible de mantener en el recuerdo. Unos bienaventurados, otros tristes, otros trágicos, otros de la infancia, de la niñez, de la juventud, de la mili, del trabajo, de mis amoríos, de mi matrimonio, de mis hijos, de mis nietos, de mi jubilación, de enfermedades, de fallecimientos que dejan cicatrices imborrables en el alma, de otras cuestiones que no por que los años se vayan acumulando, no dejan de ser alegres, felices y, también porque no, que causen alguna desazón. Y todo esto, también he pensado hoy, que cuando yo me vaya, no es que se vaya conmigo, porque no me es permitido tanto bagaje para ese viaje final, si no que, quedará vagando por ese éter insondable de donde nadie puede apoderarse de nada de ello, por los siglos de los siglos, y por mucho que sea el tiempo que se esté por este mundo, podemos aceptar aquello de que alguien dijo aquello de que "la vida es un instante, comparada con el tiempo que tenemos que estar muertos".

Pero afortunados los que tuvieron,  hemos tenido y tendrán, la oportunidad de venir a este mundo, donde unos lo fueron lo son y lo serán de escasa dicha, otros que pueden haberlo sido, y lo serán de un mero equilibrio entre lo bueno y lo malo, y otros, los más afortunados, grupo entre el cual me considero inserto, y muy próximo a los primeros puestos de ello, cuyo balance me ha sido sumamente favorable, y como recuerdo de una frase de una comedia de la que formé parte,  en su representación cuando era poco mas que un adolescente,  titulada "Anacleto se divorcia", en la que hacía el papel de "Juncosa" y que era del tenor siguiente: "¡Si hasta Dios hizo la noche, pa que luzca mas el día!" . Y eso, aunque haya tenido que pasar por trances y hechos que como creo he dicho anteriormente, rebanan el alma, ello hace que resalten en lo posible los aconteceres alegres y bienaventurados, y dado a que en los más dramáticos que he tenido que soportar, lo fueron de esos, que son imponderables, aunque algunos lo hayan sido con mas adelanto de lo deseado.

Creo que solamente he hecho el dar rienda suelta a cosas de "un viejo", que al no tener otras más importantes que hacer, me he dedicado a pasar someramente, sobre todo por aquellos primeros recuerdos de mi vida, pero que nada de interés tienen, y si quizá algo de curiosidad para mis hijos, nietos y personas de la familia o amistades que sientan por mí cariño, afecto o amistad. Pero ya después de escrito, ahí va a quedar. En la próxima será otra cosa, sin duda de mayor interés o curiosidad.

Hasta ella.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Depósito de recría y doma


Como lo prometido es deuda, y en mi entrada del pasado día 10, prometí hablar de lo que después recordé su denominación. Depósito de Recría y Doma, una unidad militar, que cuando menos en los años cuarenta del pasado siglo cuando yo hice la mili, y ahora creo que también, estaba ubicada en la localidad sevillana de Écija. Todo esto vino a cuento del hecho tratado en la entrada citada, como eran los mulos, romos y castellanos, sus padres y en fin algo en relación con ellos.

Hoy sin ninguna duda, la citada unidad no ha de tener la importancia que por entonces tenía, debido a que el número de caballos y mulos de los que dispone el Ejército, seguramente no llegará ni a la décima parte de cuantos entonces tenía. Perdón, por si su diferencia no es ni aproximada a lo que acabo de citar, pero como suele decirse, lo he dicho al "tún tún", pero seguro estoy de que en aquellas fechas, era muchísimo mayor el número a lo que hoy tengan. Por ejemplo entonces los Regimientos de Caballería que seguro tenían cada uno algunos cientos de caballos, además de que en la mayoría de las unidades del Ejército también se contaba con algunas decenas de los mismos, así como bastantes mulos, a los que se les denominaba acémilas, lo que sin duda supondrían unos cuantos miles entre ambas clases de animales. (Eso de los nombres raros que en ocasiones se hacía en el ejército, recuerdo uno que me hizo gracia, y era el que a las botas se les llamaba "borceguíes"). Hoy creo que la mayoría de los entonces Regimientos de Caballería están mecanizados, y lo que entonces eran caballos y acémilas, hoy son vehículos de tracción mecánica, pese a que, y según he visto en ocasiones, se les sigue llamando Regimientos de Caballería, con alguna añadidura, lo que da a entender que los caballos y mulos están casi desaparecidos.

Así que, tanto la cría como la doma de lo que en aquellos tiempos suponía, habrá pasado a ser, si no mera cuestión testimonial, si de una mínima importancia por cuanto a las necesidades del propio Ejército.

No hay que olvidar tampoco, la gran cantidad de caballos, y voy a decir en la Guardia Civil, que es lo que más conozco, e incluso he utilizado los servicios de un caballo, sobre todo para correrías en las que había que patear mas de treinta kilómetros, que cuando ingresé en el Cuerpo, aquí en la Comandancia de Málaga solamente, seguro superaba el centenar, que sumados todos los que hubiere en las demás, habrían de superar varios miles.

Pero todo este rollo que me estoy marcando, viene a cuento de que en la mencionada entrada del día diez de los corrientes, hacía alusión a una misión que se utilizaba, no sólo en la mencionada unidad de Recría y Doma, sino además también en muchos otros casos particulares, en los actos de la generación, y creo recordar que decía, que a dicho menester se le daba nombre un tanto malsonante. A esa misión a la que me refería se le daba, y se le da, el nombre de "mamporrero".

Según la definición de la RAE, mamporrero, es el "Hombre que dirige el miembro del caballo en el acto de la generación". A ello yo daría igual definición, pero añadiendo a "caballo", también el de "burro".

Ello se hace necesario, dado a que la diferencia de alzada entre el caballo y la burra, son bastante diferentes, en mayor la del primero sobre la segunda, e igual circunstancia ocurre entre la del burro y la yegua, en este caso, también mayor, pero de la segunda sobre la del primero, lo que da lugar a que la situación de los órganos genitales entre los del macho y la hembra, en el acto del apareamiento resultan estar poco coincidentes, lo que hace que se precise el dirigir el miembro del macho hacía el de la hembra a fin de alcanzar "su objetivo".

Ya metidos en faena, como suele decirse, quiero señalar que el miembro del burro, sin lugar a equivocarme, es el mayor de todos los animales terrestres, y se da el caso, que pese a la diferencia de alzada del caballo con el burro, el de éste, es mas del doble que el de aquél. También a este particular señalaré que es muy frecuente contemplar el burro tanto como cuando esta pastando e incluso en ocasiones cuando incluso va con la carga que se le haya colocado mostrar sus atributos, lo que no parecería, si no que, mostrándose orgulloso de lo suyo, quisiera darlos a conocer a todo el mundo.

Pido perdón, y llevando un rato de si contarlo o no por lo que quizá de grosero tenga, me decido a ello, y es que acordándome de un chiste que me contaron, seguro cuando yo solamente  sería  un adolescente, y claro entonces y en un pueblo donde estábamos acostumbrados a ver todo cuanto del burro acabo de citar, me hizo cierta gracia, y reitero mi petición de perdón por si alguien le resbala aún tanto al leerlo, y ahí va tal a mí me lo contaron.

"Iba un padre dando un paseo por los extrarradios de un pueblo acompañado por su hijo de unos seis o siete años, cuando a la sombra de un olivo había un burro mostrando su atributo tal provisto de ello estaba. El niño al contemplar tal menester, le pregunta a su padre: Papá, ¿qué es eso que tiene el burro?, y el padre para salir de trance, le contesta escuetamente: Eso es que está enfermo, hijo.

Días después, el niño paseaba por el mismo lugar, pero esta vez con su madre y como no, allí estaba el burro en igual situación y el niño sin mas preámbulos le dice a su madre: "Mamá, ¿tú ves eso que tiene el burro? Pues es que está enfermo." La madre sorprendida, le preguntó que quien le había dicho eso, y el niño como era cierto, le contestó que papá. La madre. sin entrar en más explicaciones, le dice a su hijo: "¡Qué más quisiera tu padre tener la décima parte de salud que tiene el burro!"

Ya que lo he puesto. Ahí queda, aunque no sea como ejemplo del buen decir, pero tampoco creo que ni aún siendo un meapilas la cosa sea para rasgarse las vestiduras.

Hasta la próxima que ya veremos de que trato, aunque aseguro no contaré chiste de esta clase.

viernes, 15 de agosto de 2014

A la Virgen de Candelaria


Basílica de Nuestra Señora de Candelaria, Tenerife
(15 de agosto de 2014) 



Aunque en mi anterior entrada había prometido continuar en la próxima, que es la de hoy, sobre el tema de los caballos, mulos y burros, pero en honor a mi Editor, que como residente en Santa Cruz de Tenerife, celebra hoy la festividad de su Patrona la Virgen de Candelaria, es la causa del incumplimiento de mi promesa, como digo hice en la anterior entrada.




Virgen de la Candelaria
(15 de agosto de 2014)


Hoy celebra la Iglesia la Asunción de la Virgen, que en el Catolicismo se considera como la elevación al Cielo en cuerpo y alma de la Virgen María. En diferentes puntos de España esta festividad se aplica, a Vírgenes con distinta denominación, como en el caso de Santa Cruz de Tenerife, a su Patrona la Virgen de Candelaria.

Yo, y como reza el dicho que, "donde hubo candela, ceniza queda", y aunque muchos son los años que me separan de cuando yo estaba destinado en el Servicio de Información, tan dentro de mí llevo aquel menester, que no hay acto de relativa importancia que escape a mis conocimientos y por tanto he llegado a saber que, mi referido editor durante la tarde noche de ayer, realizó una peregrinación a su Patrona, la Santísima Virgen de Candelaria, para lo que hubo de recorrer caminando a pie no pocos kilómetros, con esta humilde entrada me uno a su ofrenda y como homenaje a la referida Virgen, y que también, al igual que hasta ahora, le siga prestando su apoyo en todo lo que a él afecte.  

En mi pueblo siempre se le llamó a esta fiesta la Virgen de Agosto, y hasta había un dicho que decía: "Por Santiago y Santa Ana, pinta la uva, pa' la Virgen de agosto, ya está madura".

En mi juventud, la festividad de la Virgen de Agosto era seguro el reunirse varios amigos e irse de comilona al río, o algún sitio fresquito. Una de aquellas comilonas, y juraría no equivocarme, fue en el año 1942, que unos doce o catorce nos fuimos al Cortijo de "Las Mateas", donde el padre de uno de mis grandes amigos, (q.e.p.d.), estaba de encargado. Dicho cortijo estaba cerca de un río, e íbamos con la intención de pescar algunos peces, y además tratar de cazar, pese a estar en plena época de veda, alguna pieza tal como liebre, conejo, perdiz u otras cualesquiera, para lo cual algunos de estos fantasiosos cazadores, iban provistos de su correspondiente escopeta, aunque ocultas entres los aparejos de las  caballerías que para nuestro traslado llevábamos, a fin de que caso de tropezarnos con la Guardia Civil, fueran denunciados y además les requisaran el arma.


Tan rotundo fue el fracaso, primero porque el río estaba seco, y raros charquitos había en el cauce del mismo y por supuesto, peces ningunos. También y como quiera que el calor era sofocante. los que se daban por expertos cazadores, realizaron una pequeña batida sobre la solana de un olivar, y al no levantar pieza alguna, se dieron por vencidos, renunciando a continuar con su propósito.

Pero claro, el día no podíamos desaprovecharlo, y lo principal el hartarnos de comer aunque fuera solo un día, y que la mayoría de los que íbamos, bastante necesitados de ello estábamos y no tardamos en dar con la solución. Así volvimos al cortijos, y los expertos cazadores, ahora sÍ, con solo dos disparos dieron muerte a dos hermosos gallos, de los bastantes que había pastando junto a las gallinas en los alrededores del cortijo. Ni que decir tiene, que el propósito que nos había llevado hasta allí, fue debidamente cumplimentado. Además de los dos gallos, también hubo de correr mi amigo, con la añadidura de algunos chorizos y tacos de lomo, que en manteca todavía le quedaban en las orzas, de la matanza del año anterior.


Uno de los asistentes, por cierto hijo de la que era mi madrina, cogió una buena melopea y le dio por llorar a lágrima viva, y entre sus lamentos decía: "¡Mi madre tenía razón de que algún día me iba a ver mas tirado que una colilla!". No mucho rato antes de salir para el pueblo se le quitó la llantina. Ni claro tampoco fue el único que le fue a la zaga en coger buena trompa. No por presumir, aquel día para mí, lo esencial estaba en la comida, y de ello hice acopio para unos cuantos días, que buena falta me hizo. El vino, lo justo.

Hasta la próxima, que ni ocurre alguna contrariedad, le tocará a lo prometido en la anterior. 

domingo, 10 de agosto de 2014

Mulos/as romos/as y castellanos/as


Mis raíces del campo, tan profundas son, que como diría Cervantes no se arrancan de donde están "ni a tres tirones". Así pues, como hace pocas fechas, vuelvo a mis andadas.

En muchísimas ocasiones he podido comprobar que muchas personas de las grandes ciudades, no saben exactamente lo que es un mulo, y no digamos que existen los mulos y mulas romos-romas, y castellanos-castellanas. Lo de castellanos, no es que hayan nacido en alguna de las dos Castillas, sino de quienes han sido sus padres. Pero es que no es que ello me sorprenda, sino que aun los hay quienes no distinguen un caballo de un mulo o un mulo de un burro. Y es que son de distinta clase, como lo es, los de caballar, mular y asnal.

Sin duda y como son los que mas suelen verse hoy a través de televisión, sean los caballos los más conocidos. La hembra del caballo es la yegua.

Luego vienen, los asnos, que si no fuera porque hay quienes se preocupan porque no desaparezca la raza, como sucede en la localidad de Rute de la provincia de Córdoba, posiblemente en España ya se habrían extinguido, y es que como estaban dedicados para la carga, y que entre el oficio de arriero, que eran los que mas solían utilizarlos, ésta si ha desaparecido, los solían hacer los campesinos que los empleaban para su transporte personal y la carga de frutos, enseres y útiles para el trabajo, que los coches y las motos los han sustituido con mayor eficacia y rapidez, y por tanto no tienen razón de ser, y ese es el motivo de su escasez hoy en día.

Y ahora vienen el ganado mular, que es el motivo de mi entrada de hoy.Vamos a ello.

Los mulos y mulas romos o romas, son los hijos de burra, o asna y caballo. Se da la circunstancia de que la mula roma, en casi su totalidad suelen ser excesivamente nerviosas, y dan coces y hasta en ocasiones pueden morder, lo que suelen ser difíciles de bregar con ellas y con las que hay que tener bastante cuidado si no se quiere sufrir algún percance. Por el contrario el mulo romo, es en general de condición mansa, bastante fuerte y muy apreciado para el trabajo.

Los mulos y mulas castellanos/as, son los hijos de burro, o asno y yegua. Estos suelen suelen ser tanto los machos como las hembras de parecidas características, tanto en condiciones de mansedumbre como de fuerza y eficacia en el trabajo. Los mulos solían utilizarse en la agricultura. tanto como yunta en la labranza o en el tiro de carros y carretas, aunque en otros puntos, para este menester solía utilizarse el ganado vacuno.

Así los mulos y mulas romos y castellanos, son un híbrido de caballo y burra y burro y yegua, y todos estériles, y aunque en alguna ocasión oí decir que una mula había parido, personalmente no he conocido ningún caso, ni lo creo,  aunque las hembras suelen salir en celo y los machos se castran siempre, lo que les lleva a ser mucho mas dóciles y manejables en el trabajo, aunque como he citado antes, su uso ha desaparecido, porque su utilidad ha sido sustituida por las máquinas y vehículos.

Hay una circunstancia entre las tres clases de animales, por la que ademas de su figura y alzada, como se dice a la estatura de los équidos, se distinguen muy bien y que son en las orejas. Las de los caballos son muchos mas pequeñas que las de los mulos, y las de los mulos un poco mas pequeñas que las de los asnos, o burros, como siempre se ha dicho entre las gentes de campo, de donde yo vine.La alzada del animal se mide desde el rodete del talón hasta la parte más alta de la cruz, o sea que el cuello y la cabeza, no se tiene en cuenta.

En la próxima, me comprometo a tratar de una unidad militar. que creo se denominaba, cuando yo estuve en la mili, y no se si existirá todavía, Cría Caballar, Yeguada Militar o algo parecido que estaba ubicada en Écija, localidad de la provincia de Sevilla, y en la que existía un cometido del que su nombre no era de muy bonito fonema, pero que se daba no solo en dicha unidad militar, si no también en todas las ocasiones que hacía falta en el devenir de la procreación animal del ganado equino.

Hasta la próxima entrada, que sera lo que he prometido.

lunes, 4 de agosto de 2014

Las plumas estilográficas


Tal día como hoy de hace dos años, nos reunimos toda la "familia", excepto mi nieto Pablo, a comer en el Restaurante La Sacristía del Rey. Después de la comida les regalé a cada uno de mis SEIS nietos, una pluma estilográfica "Montblanc (la de Pablo por ausencia, se la entregué a sus padres). Hoy, comenzando por el Restaurante, ya no existe como tal. La mayoría de la familia está desperdigada, como se dice, por diferentes puntos, unos mas lejos que otros, y como no, cuando los años se van apoderando de casi todas las facultades y nos hacen extremar las sensibilidades, he tenido y tengo la sensación de que la reunión tal lo fue hace dos años, no volverá a repetirse. Quizá tal vez nos haga también a los "mayores" caer en un escepticismo un tanto exagerado para llegar a estos sentimientos, pero tampoco nos falta razón para ello si tenemos en cuenta la velocidad con que se suceden las anualidades y la dificultad que cada día entraña, el que si no unos, otros, no puedan acudir a tales reuniones.

Aunque, algunos de los que no estaban han llegado esta tarde, son muchos los que aún "faltan", y ello como no, me han hecho traer y asomarse a las balconadas de los ojos algunas lágrimas.

Como el asunto que me ha traído hoy a esta entrada, no ha sido otra que traer al recuerdo a todos cuántos nos reunimos hace ya dos años, y por supuesto al que faltaba, y solo me queda que pedir a Dios, me conceda cuando menos una cita como aquella, y aun que ni siquiera falte nadie, a fin de que pueda gozarlo como entonces lo hice.

Ahora a esperar ese milagro y hasta la próxima entrada.

viernes, 1 de agosto de 2014

Hozar y ensortijar




Como dicen que la cabra siempre tira al monte, yo como mi primer trabajo lo fue de porquero, hoy me ha parecido oportuno traer a colación el cerdo y parte de cuanto con el mismo se relaciona, aunque extenderse a todo cuanto al mismo atañe, se precisarían varias entradas para ello.

Comenzaré por definir las dos palabras que dan titulo a esta entrada, como lo son "hozar" y "ensortijar", pero ambas con relación al ganado porcino.

La primera, la define la RAE como "mover y levantar la tierra con el hocico". Ensortijar, en la segunda acepción de dicha Academia se extiende un tanto en ella y lo define así: "poner un aro de hierro atravesando la nariz de un animal, para conducirlo o para impedir pastar donde no se quiere que lo haga".

Pues por lo que respecta a las dos anteriores definiciones voy a hacerlo hoy solamente, y aunque a la mayoría os resulte un poco extraño, y a lo mejor lo segundo hasta un maltrato al animal, tiene su justificación. 

La más selecta chacina que se saca del cerdo, la son de los de raza ibérica, y por añadidura los cebados en "montanera". Se utilizan varios modos y clases de cebo, como los son de "cebo" propiamente dicho,  que se puede hacer echándoles de comer cereales, tales como la cebada, la avena  el maíz, y otros, que el animal come encerrado en las llamadas pocilgas o zahúrdas. Luego esta la de "bellota", que suele echársele dicho fruto, pero también estando los animales encerrados en sus establos. Y como decía anteriormente, el mejor engorde de los cerdos para luego ser sacrificados en la matanza, está el de la montanera. Esta forma del engorde consiste, en que los animales lo hacen en las dehesas de encinares, a los cuales los cuidadores o porqueros, les varean las bellotas de las encinas y los cerdos las van comiendo, a la vez de que también, y como la época de la bellota es en el otoño, en las propias dehesas suele haber tiernas hierbas que con las aguas que hayan caído han brotado, y el ganado como durante todo el día está andando por el campo, no acumula tanta grasa, y como se dice entre los porqueros la carne se "trabaja mejor" y de ahí, no solo los exquisitos jamones, si no todo lo concerniente a la carne de los cerdos cebados en montanera, resultan los bocados mas exquisitos incluso para los paladares mas exigentes. 

Bueno y vosotros os estaréis preguntando, ¿pero ésto que tiene que ver con el "hozar" y "ensortijar", que es el titulo de esta entrada? 

Pues no os preocupéis que os lo voy a explicar del mejor modo que pueda y sepa, a fin de que no tengáis duda alguna sobre la importancia que ello tiene en cuanto arriba queda señalado. Englobando ambas palabras, procedo a ello. 

Como he indicado anteriormente la época de la bellota es en pleno otoño, y como consecuencia de las lluvias caídas por ese tiempo, suelen salir casi a ras de tierra lombrices, y varias larvas de insectos que los cerdos hozando la tierra suelen sacarlos de la misma y comérselos con gran deleite, al punto que como suele decirse, se "empican" en ello y se desentienden de comer otra cosa, y en vez de coger peso, lo pierden al punto de que en ocasiones lo hacen en proporciones de importancia, que es todo lo contrario del propósito del intento del cebo, que no es otro que el de que cojan el mayor peso posible. Así, con bastante tiempo anterior a la llegada de la montanera, se procede al ensortijamiento de todos los cerdos que se echan a la misma, que consiste en colocarle una especie de sortija de hierro un tanto acerado en la parte superior y anterior del hocico, que vulgarmente se le llama "jeta", y dado a que el hozamiento lo hacen con la parte del hocico en que se le coloca la sortija, le produce bastante dolor al intentarlo y tienen que desistir de hacerlo, obligándoles a comer solo la bellota que le es vareada de las encinas. El peso que suelen tomar los cerdos en los cuarenta días aproximados que suele durar la montanera, es mas importante de lo que pueda pensarse.

En mi pueblo había la costumbre, y entre ellos mi padre lo hizo mas de una vez, que los particulares que tenían un cerdo para dedicarlo a la matanza, se ponían de acuerdo con los dueños de encinares y que a su vez echaban varios animales para la montanera, los echaban a la misma, los pesaban el día que lo entregaban y volvían a pesarlo cuando terminaba la bellota, y el peso que había cogido el animal durante la misma, lo pagaban al precio que hubieron acordado.  

Una cuestión quiero añadir y que nada tiene que ver con el hozar y el ensortijamiento, y que solo se trata de los cerdos machos, los cuales solo se pueden sacrificar los que están castrados, pero desde mucho tiempo antes de la matanza, por que de no hacerlo así, la carne de los mismos exhalan un olor insoportable y el sabor de todas sus carnes no hay quien las coma.

Quizá en otra entrada continuaré con otras muchas cuestiones en relación con los "marranos", como se dice en mi pueblo, y que para muchos de vosotros os resultan seguro desconocidas.

Hasta la próxima, que no será tan cerda como esta.