sábado, 26 de julio de 2014

Y llegué a Málaga...


Hoy hace SESENTA Y CUATRO AÑOS, que llegué a esta bendita Málaga. Eran sobre las cinco y media de la tarde. Hacía un calor sofocante. Si he de confesar la verdad, la encontré mas sucia de lo que yo hubiere podido pensar.

Así mismo confieso, que mi destino a la Comandancia de Málaga, después de haber salido de la Academia de la Guardia Civil de Úbeda diez días antes, no fue de mi total agrado. El recibimiento que tuve al presentarme como jefe de expedición que venía de los aproximadamente veinte Guardias de la misma procedencia y destino, ante el  Brigada Comandante de Puesto en el Acuartelamiento de Natera, no fue tan poco, todo lo cordial que yo hubiere deseado, incluso por una cuestión baladí. Pese a todo cuanto llevo expuesto, me sentía feliz.

Desde bastantes años atrás de mi llegada a esta ciudad, y donde toda una vida me quedaba por delante, tenía la sensación de que el ser feliz, era principalmente una cuestión de talante, antes sin duda que de las circunstancias. Yo, y pese a que la inmensa mayoría de las personas que le dijera que como tal Guardia Civil que ya era, tan orgulloso de ello me sentía, que no habría hecho ni acaecimiento capaz de echar por tierra tanta congratulación, hasta no faltará quienes consideren ridícula mi euforia por tan humilde consecución, pero, y como diría mi paisano Séneca, "para nuestras ambiciones lo mucho es poco, pero para nuestras necesidades, lo poco es mucho". Así en mi caso, dejando atrás todo un pasado bastante mas mermado de posibilidades que el que acababa de conseguir, no podía por menos que darme por satisfecho, al punto de que, mis propósitos lo eran, como sucedió a lo largo de mas de treinta y un años  que permanecí en el Cuerpo, entregarme  a cuantas obligaciones, e incluso sacrificios, se  me exigieran, para cuando menos, no dañar en lo mas mínimo el prestigio que para mí tenía, y sin duda en nada se ha menoscabado, de esta Institución.

Cuando se está enamorado. como antes de ingresar incluso, yo lo estaba de esa Guardia Civil, nada resulta oneroso para su consecución, ni por supuesto consideras insuficientes sus aportes. Quizás los emolumentos que por aquellos entonces se percibían, no daban márgenes para conseguir algo mas que lo necesario, pero sí,  lo imprescindible para vivir, y más de lo que hasta entonces había conseguido.

Si las ambiciones se dominan y no se llevan al extremo de lo imposible, finalmente se llegan a conseguir las que mas a tu alcance las consideres, y a medida que ello sucede, entregándose a sus disfrute con la cautela de que ello no te lleve hasta unas exigencias desmedidas que te hagan sentirte defraudado por la imposibilidad de alcanzarlas, y a su vez te imposibilite del goce de lo ya conseguido y que seguro te llevaba, cuando te dispusiste a ello, y que si  así era, te ibas a dar por satisfecho.

Parece que me he ido por los Cerros de Úbeda, como diría Cervantes, dado a que para señalar la efemérides de mi llegada a Málaga, me he puesto a filosofar, cosa que parece es cierta inclinación a los pasados de años, aunque realmente y como lo que en principio me proponía era dejar constancia de todo lo alcanzado con solo ser Guardia Civil, y algunos ascensos posteriores dentro del Instituto, y que lo han sido y continúan siéndolo, superando en mucho, todas aquellas ilusiones que dentro de mis pensamiento bullían cuando hacia aquí venía, y lo han sido en todos los órdenes, tanto personales, como profesionales y familiares. Sin duda de forma distinta, y quizá un tanto presuntuosa, como antes lo he contado, dicho queda lo que pretendía.

Quizá ese regodeo por lo conseguido a lo largo de esos sesenta y cuatro años, y expuesto en esta entrada pueda resultar cuando menos empalagoso para quienes entréis en este humilde blog, y pido sepáis perdonarme, pero cuando unos sentimientos tan arraigados en lo mas profundo del ser se hallan, difícil misión es el poderlos ocultar, y una vez embalado en su exposición, continuarlos has, mientras el más mínimo detalle te quede por señalar.

Como los mayores solemos decir, con mas frecuencia de la que se debiera, vuelvo la vista hasta aquel 26 de julio de 1950, y veo un camino que paso a paso he ido recorriendo, y a cada horizonte que a mi vista se aparecía, se iba consolidando, e incluso superando toda la dicha con la que ni siquiera mis sueños estaban capacitados para alcanzar.

No pocos, han sido también los acontecimientos dolorosos que a lo largo de esa travesía, he tenido que soportar,  principalmente la pérdida de seres queridos, y que como ley de vida solo queda la resignación para afrontarlo y que de haberlo podido remediar sin duda lo hubiere hecho.

Hasta la próxima, que será otra cosa.

3 comentarios:

Carmen dijo...

Feliz Aniversario de tu llegada a Málaga, me alegro mucho de que se colmaran tus ilusiones en esta tierra que ya consideras como tuya. Es verdad que ha cambiado muchísimo y para mejor, sobre todo con este Alcalde cuya vida guarde Dios muchos años.... Como se ponía antes en los escritos.... Ja ja ja. Acertadisima la foto de tu Editor, aunque en Canarias también debe de haber una bonita estación de trenes..... Ja ja ja. Bss.

Rafa dijo...

Bueno...Grasiah... ;P

En Tenerife, trenes, lo que se dice trenes, no hay... Estación de tren como tal no hay... Ahora, el Intercambiador de guaguas de Santa Cruz es muy apañadete...

Lo más que tenemos es un tranvía, que va desde Santa Cruz a La Laguna. Está bien, si no vas a recorrerte toda la línea... Si estás en Santa Cruz y quieres ir a La Laguna, lo más cómodo es ir al Intercambiador y coger la 015, que te lleva desde Santa Cruz a La Laguna directamente por la Autopista del Norte...

jajajajajaja

Daniel Torres dijo...

Bendito el día en que llegaste a Málaga, Rafael! Gracias por todos los años que has dedicado y que sigues dedicando para hacerla mejor. Y eso incluye a toda tu gente, de tan buenísima casta y que tanto te honra. Hurra por los Galán!