Fuente: www.boe.es
Anoche volví a recrearme leyendo lo publicado en el Boletín Oficial del Estado en el que se hace pública la relación definitiva de los aspirantes que han superado la fase oposición para ingreso en el Cuerpo Técnico de Hacienda, entre los cuales figura con mi nieto, del que ya en varias entradas en este mi blog me he referido.
Ésta ha sido otra de las múltiples noticias que a lo largo de mi existencia fueron, y lo siguen siendo, las que han llenado de dicha y felicidad mi ya larga vida. En esta ocasión, y considerando que es otro paso adelante en el inicio de la vida profesional de mi nieto, no ha tenido por menos que venírseme al recuerdo el momento en que su padre, lo hizo tambien cuando a la edad de 22 años, en 1979, y como Teniente de la Guardia Civil, iba destinado a la localidad navarra de Vera de Bidasoa, y aún en fecha ya mucho mas lejana, el 1º de abril de 1950, en que yo inicie la mía cuando mi ingreso en la Guardia Civil, aunque con empleo mucho más humilde, que lo fue como Guardia 2º. Creo, y lo digo por propia experiencia, que el paso por el oficio o profesión que se tome, dejará a lo largo de la misma la más o menos complacencia, según la estima, o porque no cariño, que en el desempeño de ella se ponga. Cuán diferentes son ahora las situaciones y perspectivas que separan los pensamientos entre mi nieto, su padre y yo. Para el primero, todo serán esperanzas, expectativas, suposiciones y por qué no deseos, de esperar todo el acontecer de que a lo largo de toda una vida profesional que le queda por delante, se desarrolle lo mejor posible. Entre todo el acontecer profesional que le espera, también está el de su vida privada, que sin duda algún tiempo le distraerá su pensamiento de la profesional y en la que yo, tanto en una como en otra, le deseo, lo sea nada más, pero nada menos, de lo que son sus propios merecimientos en una y otra situación. Por, cuanto a su padre, que dentro de dos meses llevará treinta y tres años en el ejercicio de la suya, ya tiene tras de sí un largo etcétera de hechos surgidos tanto en su profesión como en su vida privada, así como también esperanzas y deseos que tanto en una como otra le embargaran y de lo que también pido y deseo, que lo por venir, lo sea en la misma proporción de cuantía y bienestar como lo pasado. Y en cuanto a mí, ¿qué decir? Aquellas esperanzas y ensoñaciones que traía al inicio de mi llegada a Málaga cuando salí de la Academia, ni en las más deseadas de las esperanzas y deseos hubiera llegado siquiera a soñar, de las que me fueron llegando con el paso de los días, los meses y los años, y que para más dicha lo siguen haciendo, tanto en el orden profesional como en el personal y familiar, seguro que cuando menos en lo máximo que hubiere podido merecer, de lo que nunca dejaré de dar gracias a Dios de cuanto me fue concediendo, y como cito anteriormente, aún lo sigue haciendo. Lo que sí siguen menguando son las oportunidades que para contar mis (o para mejor decir, nuestras) batallitas de mi (nuestro) pasado profesional, ya que mis compañeros, principalmente los que ejercieron cuando yo lo hacía, tan escasos vamos quedando, que difícil resultan las oportunidades de reunirnos en número para poder hacerlo, y que con ello a los viejos (o para que nadie se moleste, a los mayores) tanta complacencia nos produce el volver a recuerdos de lo que tantos años ha se sucedieron y con ello parece retrotraernos hasta aquellas fechas en las que se sucedieron y no faltan las ocasiones en que olvidándonos de la realidad, nos lleva a sentirnos cuando menos con menos achaques y mas aptitudes que hoy nos embargan.
Hasta la próxima entrada en que volveré por mis lejanos recuerdos.