martes, 20 de marzo de 2012

Llegó otra primavera



Hoy ha verificado su entrada la estación astronómica de la Primavera. Con ésta, se cumplen ochenta y siete veces en que yo realizo la salida por cada una de las cuatro estaciones del año, que hacen un total de 348 salidas por todas ellas. Largo recorrido llevo hecho. Lejísimos quedan ya los recuerdos desde cuando yo comencé a tener conciencia de que iba a bordo de este convoy al que hemos dado en llamar vida. A través del paso del tiempo han sido infinidad de veces en las que me he despojado de parte del equipaje que me acompañaba y lo he repuesto con otro diferente, a veces mas oneroso que el que llevaba, pero en otras, muchas, mucho mas llevadero y confortable que el que me dejaba atrás. En cada una de las estaciones a las que arribábamos, iban apeándose algunos de los pasajeros que viajaban, en compartimentos, al principio, en mayor número en los distintos al en que yo lo hacía. Pero a medida que el viaje se iba prolongando, como era de prever, también comenzaban a realizarlo del propio y pese a lo doloroso que resultaba tener que dejar atrás aquellos a los que por su proximidad a mí, destrozaban el alma y proseguir el camino sin ellos, era ley de vida, decían, y a lo mejor en la próxima de las estaciones, algunos que habían sacado billete para ir en nuestra compañía, se unían a ese entorno del que yo era acompañado, o para mejor decir, yo comencé acompañando y con ello el número de la expedición, incluso comenzaba aumentando el número de ellos.

¡Cuan diferencia que a lo largo del trayecto fueron, y lo siguen siendo, el cambio que la visión del paisaje se nos iba mostrando de vez en vez! Primero, el dolor de los que atrás se iban quedando, era compensado con los que llegaban a bordo, en no pocas veces, recibidos con gran alborozo. que te hacía olvidar en parte lo doloroso que resultaba por los que se dejaban. Segundo, ese cambio que en su aspecto mayoritario y felicísimo se nos mostraba a medida que se conseguía dejar atrás singladura tras singladura, aquellos entornos por los que durante parte del recorrido dejaron profundas huellas de dolor en todos nosotros, levantaban el ánimo de tal manera, que solo quedaba un pequeño resquemor de que algunos de los que descabalgaron una o varias estaciones antes, no fueren partícipes de aquellos gratificantes hechos que nos fueron llegando.

Pero quizá alguien pudiera preguntarse si, con tan larga travesía, como la que llevo hecha, no hace mella en mí el cansancio que el mismo debe producir. No, si las adversidades sufridas producen alguna contrariedad, muchas veces incluso dolorosas, gracias a Dios llevo en mi compañía un número, más que elevado, de suprema categoría, de seres, de los que con solo sentirme protegido por ellos me hacen desear seguir caminando juntos, hasta que la Suprema decisión de quien está llamado hacerlo, disponga que también ha llegado la hora de mi descabalgadura. El tren en que viajo, no obstante, no cesará en su caminar, ni aminorará la marcha, sino que continuará transportando aquellos, que cuando menos los que lo estén cuando yo me baje, tengo la seguridad me llevaran en su recuerdo, de lo que, qué más pudiera desear. Yo también los llevo a todos los que hubieron de apearse antes que yo, en ese recuerdo, y me colma de dicha el que me siento cuidado y mimado por estos que también les partirá el alma cuando yo tenga que dejarlos.

No puedo por menos que dar infinitas gracias a Dios por haberme enviado a cruzar esta ruta que tanta dicha y felicidad me aportó a lo largo de la inmensa mayoría del trayecto, lo que espero y deseo lo siga siendo hasta el final en que mi billete de embarque desde hace tantos años, lo considere caducado.

Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

En Renfe te dan la tarjeta dorada a partir de los 60 y de año en año, yo creo que es para que al renovarla disfrutemos por el año vivido (aparte de los 5 euritos que se embolsan) ji ji. Para mi cada año es un regalo, y cada nueva primavera una ilusión, creo que a ti te ocurre algo parecido, así que ¡a disfrutarla en la medida de lo posible! Saluditos: Carmen