Sin duda, escasos lectores, os habréis sorprendido al leer el título que he dado a esta entrada de hoy, pero voy a tratar de sacaros de ese error, aunque tengáis razón en que realmente ni hoy es mi cumpleaños, y muchísimo menos el que cumpla esos citados quince, que sólo mi último, de los seis nietos que tengo, está a punto de cumplirlos. Entonces a qué viene todo ese embrollo ?. Paciencia que todo en la vida llega.
Tal día como hoy, pero de 1997, y después de haber permanecido diez días en la UVI del Hospital Parque de San Antonio en esta Capital, me operaban de corazón. Hubieron de extraerme la vena safena interior derecha, desde el tobillo hasta la rodilla, y con la misma parece ser hicieron una verdadera obra de ingeniería entre By-pass, injertos y otros menesteres, en todos los entornos de mi maltrecho corazón, de lo que fueron autores los doctores D. José María Arqué y D. Miguel Such, a los cuales sin duda le debo estos quince años que hoy cumplo, tras la mencionada operación, y a los que desde estos humildes renglones les doy otra vez las gracias.
Ingresé en la UVI, como suele decirse "hecho un asco", el día 3 del mismo mes y año, y con el siguiente diagnóstico: "Hemorragia digestiva severa, que requirió transfusión. Neumonía derecha IAM (que no sé lo que eso es) inferior, angina post-infarto con cambios eléctricos en cara anterior", y precisamente, para más "inri" en los instantes en que fallecía mi mujer.
Los diez días que permanecí en la UVI, se debió, a que dada la gravedad con la que ingresé, los médicos no se decidían a operarme, ante el temor de que pudiera quedarme en el quirófano.
Infinidad de veces, desde entonces, he pensado en esos diez días en que desde que ingresé hasta que me operaron, y aunque sin duda debí de permanecer sedado, y creo que en no más de cinco o seis veces durante ese periodo de días recobre un tanto la conciencia, me quedó, y aún hoy pasados quince años me queda, una sensación de bienestar tan profundo, que yo no soy capaz de encontrar palabras para definir tal bienestar, y de lo que solo puedo decir, que me hallaba como si estuviera flotando por lugares llenos de silencio, pero como cubierto por infinitas caricias por todo mi ser, y de los que se guardan recuerdos de aquellos que en su día te fueron dados por tu madre, tu novia, tus hijos, y de todos los seres queridos que en la vida son, de lo que sin duda ello solo pudiera ser sensible a los sentimientos del alma, de lo que en esos momentos creo era lo único que quedaba de mí. En esos embelesos, sin duda como digo antes, el alma, mi alma, se recreaba en todos ellos y me ha dado que pensar, que si eso será la eternidad, mi eternidad, dulce bienestar se siente, y que solo tendrá el gran inconveniente de que no podrás compartirlo con nadie de esos seres queridos que pudieras dejarte en esta vida.
Han pasado QUINCE AÑOS, como ya he repetido varias veces en esta entrada. El único recuerdo que aún me duele y lo seguirá haciendo por el resto de mis días, no es otro que la pérdida de mi mujer, pero a medida de que han ido pasando los días, me he ido entrando nuevamente en ese devenir de los que uno tras otro, no me han ido faltando motivos e ilusiones en que me han llevado de nuevo, a lo que al principio me parecía imposible de conseguir, y es dar ilusión a mi vida, por todo cuanto me rodea y de lo que a Dios pido no me prive de ello por el resto de los días, meses o años en que haya de seguir por estos lares y con ello pueda seguir haciendo balance tan feliz y positivo de lo que fue, ha sido y lo sigue siendo, mi caminar por la vida, de lo que por todo cuanto me ha dado, me cuento entre los seres mas afortunados de los que hayan tenido la dicha de venir a esta vida.
Así que perdonarme, pero mi paso por este mundo, desde ahora en adelante lo dividiré en dos etapas, aquella en que solo me faltaban unos meses para cumplir setenta y dos años, y las segunda esta en la que hoy ya me considero un adolescente, o para mejor decir, un jovencito que otra vez comienza su discurrir por esos felices acontecieres que suelen pasar por la adolescencia y primera juventud, pero que ellos cuando quieren acordar ya les ha pasado, pero yo, manteniendo la veteranía y experiencia pasada, sabré sacarle todo el jugo que ello encierra y para los mayores, o viejos, se convierte en el elixir que termina de llenarlo todo de dicha y felicidad.
Hasta la próxima entrada.