lunes, 8 de septiembre de 2008

El último grato recuerdo


Hoy se cumplen exactamente DOCE AÑOS, del último grato recuerdo de los muchísimos que hubieron durante los casi cuarenta y uno que duró mi matrimonio. Tal día como hoy, los cinco matrimonios que generalmente solíamos reunirnos los fines de semana y días festivos, lo hicimos aquel día, festividad en Málaga de Nuestra Señora de la Victoria.

Mi mujer, aunque desde el mes de mayo anterior en que fue otra vez operada, venía arrastrando ciertas alteraciones en su estado de salud, bastantes de ellas de cierta importancia, cuando menos en su estado anímico, la noche anterior al día en que me estoy refiriendo, aceptó el que nos reuniéramos los mencionados matrimonios amigos, que eran, Pepi y Julio; Trini y Rafa; Luisa y Paco; Crimelda y Juan y por supuesto nosotros, para ir a almorzar. Lo hicimos como otras muchas veces en el Salón de Pescados "Mario Eva", y posteriormente, como ya teníamos concertado, nos vinimos aquí a mi casa para hacer lo que teníamos por costumbre echar unas partidas a distintos juegos, en las que se apostaban distintas cantidades, casi todas de poca monta y cuyos ganadores tenían que dejar el 50% de las ganancias para un fondo que luego entre todos gastábamos en pagar comidas u otros gastos.

Durante las aproximadas seis horas que duró la reunión aquí en mi casa, desde antes de las cinco de la tarde, hasta alrededor de las diez y media de la noche, mi mujer ni un solo instante le falló el alegre estado de ánimo con el que siempre se tomaba tales reuniones. Sin lugar a dudas, para mí fue una reunión inolvidable y esperanzadora, en lo que a su recuperación de su estado de salud y de ánimo se refería, dado a la forma en que como he citado antes, se comportó durante tan largo rato. Ni un solo instante cesó de reír, de gastar bromas, y de celebrar otra de las tantas reuniones como desde hacía algunos años veníamos haciendo.

Yo, interiormente me regocijaba de verla a ella en la forma que disfrutaba y que de soslayo no dejé de contemplarla durante toda la reunión. Aproximadamente sobre las diez y media de la noche, como apunte anteriormente se terminó la reunión. Antes de la despedida, creo recordar dejamos concertada la cita para una próxima. Ésta, nunca llegó a celebrarse.

El espejismo de todo cuanto sucedió en aquella inolvidable reunión, duró escasamente hora y media. Serían alrededor de las doce de la noche cuando íbamos a acostarnos, le volvieron de repente aquellos vómitos, de los que siempre y sobre todo desde el inicio de sus primeros síntomas de la enfermedad, unos tres años antes, le sobrevenían de vez en cuando, pero en esta ocasión, con mayor intensidad y menos espaciados en el tiempo. En aquellos momentos comenzaba el CALVARIO, que terminó, cuando también lo hacía su propia vida. Aquella noche fue el inicio de lo que serían otras muchas, en las que solo el recordarlas en este momento, me destrozan el alma. AQUELLAS SEIS HORAS APROXIMADAS QUE DURÓ LA REUNIÓN, fueron las últimas gozosas de mi matrimonio. Posiblemente ELLA, desde donde se encuentre, a lo mejor lo habrá recordado también.

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