miércoles, 17 de septiembre de 2008

Aniversario del final de mi vida en el Ejército


Día 17 de septiembre de 1948, por tanto hoy se cumple el 60º aniversario de aquella efemérides.
Cuando todos, o casi todos los componentes de mi reemplazo, el de 1946, marchaban locos de contento hacia sus casas, de donde habíamos salido el día 6 de abril del mencionado año 1946, yo a diferencia me debatía entre la satisfacción de haber terminado una etapa forzosa de mi vida, aunque yo pude no hacer el servicio militar, de haberme quedado trabajando en la mina de carbón donde me encontraba en el momento de incorporarme al Ejército, como creo he referido en alguna entrada anterior en este mi blog, y la incertidumbre de lo que pudiera ser mi futuro profesional. Si cuando me marche a la mili, lo hacía abrigando alguna esperanza de no volver al lugar de mi procedencia de trabajo, o sea a la mina dependiente de la Empresa "Coto Hullero La Ballesta", donde había permanecido los dos años anteriores a mi partida. Todos los trabajos que había realizado en faenas agrícolas antes de entrar enla mina, los había sobrellevado con cierta complacencia, dado también a que efectivamente ni mi preparación, ni por supuesto la escasez de posibilidades de optar por otra clase de actividad, lo hacían casi imposible. Pero por circunstancias que ahora no vendrían al caso y, un tanto largo de contar, me puse a trabajar en la mina, cuyo trabajo a medida que iban pasando los días, menguaban mi entusiasmo al punto de que al final casi llegaba hasta aborrecer tal actividad.
Dado a que como sabeis, durante mi periodo de vida militar, donde llegué como jornalero agrícola de profesión, terminé hecho todo un bastante aceptable escribiente-mecanógrafo. Estos conocimientos adquiridos en el Ejército, en mi pueblo no había posibilidad de ejercitarlo, dado a que solo existía una plaza de auxiliar administrativo en toda la localidad, que era en el Ayuntamiento y estaba ocupada. Así, ante todas las circunstancias expuestas mi porvenir laboral se me presentaba bastante oscuro, o sea, en las entrañas de las galerías de la mina nuevamente, donde pese a estar en gran decadencia la mencionada explotación del "Coto Hullero La Ballesta", tenían la obligación de admitirnos a todos los que salimos de allí para incorporarnos al Ejército dos años y medio antes.
Como ha quedado expuesto, creo que bastante claro, el hecho de haber sido licenciado del Ejército no me proporcionaba la alegría que en todo caso hubiere deseado.
Cuando tomé el tren en la estación de la Plaza de Armas de Sevilla, me coloqué al cuello una especie de escapulario, que un compañero de de la oficina en Capitanía, llamado Manuel Arroyo Clares, del que me parece cité en una entrada de hace algún tiempo en este blog, que lo recuerdo por haber hecho mención a que tenía una hermana que era todo un monumento al cuerpo femenino y a la belleza. En el referido escapulario y con letras góticas bastante bien trazadas, podía leerse. "ADIÓS SERVA LA BARI Y LAS MUCHACHAS DE LA CIUDAD JARDÍN". Ese nombre de "Serva la Bari" a Sevilla, no puedo explicar porque es, dado a que lo ignoro. Lo de las muchachas de la Ciudad Jardín, era que había tenido dos novias en la mencionada barriada sevillana.
Con estas tribulaciones, llegaba a mi pueblo sobre la puesta de sol de aquel lejano 17 de septiembre de 1948. Dentro de 4 días, haré si Dios quiere nueva entrada en este mi blog, para hacer constar las resultas inmediatas a esos temores que me impedían celebrar como se merecía mi licenciamiento del Ejército.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustaría saber si usted conoció a Antonio Alfaro, su mujer Micaela Ruiz y sus hijos María, Micaela, Rafael, Antonio, Luis y Pedro. Y si sabe algo de su paradero en la época de la guerra y la posguerra. Soy su nieta y los recuerdos de mi padre Rafael son bastante confusos. alfaromariadolores@gmail.com