Hoy 24 de octubre no he podido, ni querido, olvidar que hace bastantes años, se celebraba las festividad de San Rafael Arcángel. Actualmente, que yo sepa, solo sigue haciéndose en mi pueblo, Villaharta, y en la capital cordobesa, al igual que se viene y venía haciendo, siglos ha. En ambas, el mencionado Arcángel es el patrón de la localidad.
Desde mi lejanísima infancia, y muy particular en toda mi juventud, mientras residí allí, era sin duda la festividad mas celebrada a lo largo de todo el año, por encima incluso de las Navidades.
Volviendo el recuerdo hacía aquellos tiempos, siento cierta nostalgia, sin duda por aquella juventud rebosante de vida, energías e ilusiones, pero especialmente lo que mas mella hace en mi ánimo, trayéndolo al pensamiento, de aquella inmensa mayoría de seres queridos de los que estaba rodeado y con el paso de tantos años se fueron yendo de este mundo, de los que solo mi hermana, a la que también felicito hoy por llamarse Rafaela, me queda.
En aquella lejana juventud, creo que primero por eso, por ser joven, pero sin duda teníamos la experiencia de haber pasado unos años antes por la Guerra Civil Española, que tantas malaventuras dejó a su paso, parecía decirnos interiormente, que gozáramos de ella por lo que suceder pudiera, y que quizá por ello así lo hacíamos.
Mirando hacía atrás, cabalgando con la carga a la espalda de la nonageriedad, parece imposible, pero así era, hacer la vida en un pueblo que no llegaba a los mil habitantes, sin más diversión para los jóvenes que la celebración del baile, nos hiciera sentirnos tan felices. incluso que ni siquiera la situación económica que se atravesaba en aquellos años restara lo más mínimo en nuestra diversión.
A mi eficiente editor le envío una copia de una postal con la imagen de San Rafael, que fue la primera felicitación que recibía en mi vida de una postal y lo fue la enviada por mis padres estando yo en la mili, para la festividad del 24 de octubre de 1946. La guardo como oro en paño.
Escaso es lo escrito en la presente entrada, pero por mi mente han pasado infinidad de hechos en casi todos mezclados con personas de mi entorno, que dejaron, y aún persisten, indeleble huella en mis sentimientos.
Hasta la próxima, que lo será cuando la ocasión lo decida y yo me halle dispuesto para ello.
Desde mi lejanísima infancia, y muy particular en toda mi juventud, mientras residí allí, era sin duda la festividad mas celebrada a lo largo de todo el año, por encima incluso de las Navidades.
Volviendo el recuerdo hacía aquellos tiempos, siento cierta nostalgia, sin duda por aquella juventud rebosante de vida, energías e ilusiones, pero especialmente lo que mas mella hace en mi ánimo, trayéndolo al pensamiento, de aquella inmensa mayoría de seres queridos de los que estaba rodeado y con el paso de tantos años se fueron yendo de este mundo, de los que solo mi hermana, a la que también felicito hoy por llamarse Rafaela, me queda.
En aquella lejana juventud, creo que primero por eso, por ser joven, pero sin duda teníamos la experiencia de haber pasado unos años antes por la Guerra Civil Española, que tantas malaventuras dejó a su paso, parecía decirnos interiormente, que gozáramos de ella por lo que suceder pudiera, y que quizá por ello así lo hacíamos.
Mirando hacía atrás, cabalgando con la carga a la espalda de la nonageriedad, parece imposible, pero así era, hacer la vida en un pueblo que no llegaba a los mil habitantes, sin más diversión para los jóvenes que la celebración del baile, nos hiciera sentirnos tan felices. incluso que ni siquiera la situación económica que se atravesaba en aquellos años restara lo más mínimo en nuestra diversión.
A mi eficiente editor le envío una copia de una postal con la imagen de San Rafael, que fue la primera felicitación que recibía en mi vida de una postal y lo fue la enviada por mis padres estando yo en la mili, para la festividad del 24 de octubre de 1946. La guardo como oro en paño.
Escaso es lo escrito en la presente entrada, pero por mi mente han pasado infinidad de hechos en casi todos mezclados con personas de mi entorno, que dejaron, y aún persisten, indeleble huella en mis sentimientos.
Hasta la próxima, que lo será cuando la ocasión lo decida y yo me halle dispuesto para ello.
1 comentario:
Así era Rafael, todavía se sigue celebrando pero muy poco, en nuestro pueblo hay un problema grande que no hay gente y la que hay no es autóctona. Hicimos la misa a continuación la procesión y posteriormente un ágape y para de contar y todo esto con muy poca asistencia de personas
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