miércoles, 1 de noviembre de 2017

Día de recuerdos



Hoy festividad de Todos los Santos, guardo infinidad de recuerdos, muy dispares unos de otros por lo que a su motivación respecta.

Comenzaré para aquellos primeros de los que guardo en la memoria. Siendo aún todavía niño, existía la costumbre por lo menos en Villaharta, mi pueblo, de que se iba al cementerio y el cura rezaba un responso frente a la lápida o junto al enterramiento de un familiar de quien o quienes solicitaban dicho rezo al sacerdote y que solían dar unas monedas al mismo por aquel llamado responso. Ya en aquellos entonces, sin que yo fuera consciente de ello, me embargaba una sensibilidad bastante grande cuando escuchaba aquellos rezos del cura, principalmente si a quien iban dirigidos, había sido conocido por mí, al punto de que llegaban a aparecer en mis ojos algunas lágrimas, Pasados mas de ochenta años de aquellos primeros sentimientos, sigo tal lo era entonces.

Para que el tema sea el mismo del párrafo anterior, o sea, la memoria a los seres queridos que nos dejaron, e incluso también, como no, a los amigos y hasta solo conocidos, hoy han pasado repetidas veces por mis recuerdos, y que una de las contrariedades de haber vivido muchos años, es la acumulación de esos seres, que el solo enumerarlos, aunque recordar puede hacerse a una velocidad máxima sin esfuerzo alguno, se hace pronto. Cuando llega esa primera vez, que en mi caso, fue la de mi padre, que dentro de unos meses hará la friolera de 59 años, parece que sería imposible soportar otros aconteceres similares, pero como he citado anteriormente, pasando el tiempo han llegado a ser tantos, que aunque de distintos lazos familiares o afectivos, han ido rebanando girones del alma, que seguro Dios habrá ido reponiéndola en partes. que sin ello me hubiere quedado totalmente sin ella. A TODOS VAYA ESTE SENTIDO RECUERDO.

Ahora paso de un extremo a otro. Y voy a referirme especialmente al paso por mi juventud, dado a que pasada ésta, siempre lo fue dichosa y bienaventurada junto a la familia, sin que solo recuerdo que en esta fecha generalmente se pasaba a utilizar la vestimenta llamada de invierno. Como decía, me retrotraigo mas de setenta y cinco años atrás y como en mi pueblo la única distracción de la juventud era solamente el baile, después de si el tiempo lo permitía, el paseo por la carretera, en verano hasta Fuente Agría y en invierno hasta el llamado Puerto de la  Lapa (que por cierto no se a cuento de que viene ese nombre, por que aquello ni es puerto de nada). Hecha esta salvedad, me reincorporó a lo que iba narrando, y me voy al baile. Hoy me parece imposible, que cuando escuchaba la música de los discos de las dos llamadas "gramolas", que una en el baile público en el salón del casino, y la otra en la sociedad de baile que se ubicaba entonces en el salón de la casa de la Eugenia,  junto a la iglesia del pueblo, era tal la ilusión que recorría todo mi ser, creo que al igual de todos, y todas como también lo dicen ahora, jóvenes, que tales efectos rara vez después he llegado a sentir, pese a que sin duda haya tenido motivos infinitamente superiores para ello. Sin duda, ese "divino tesoro" como suele denominarse a la juventud, por cuestiones que con el paso de los años pueden parecer insignificantes, dejan esa huella en el sentimiento que a medida que los años van acumulándose , se siente esa nostalgia al traer al recuerdo aquellos acontecimienmtos. De aquella música, había tres discos que aun con distintas formas de bailarlo, mayor emoción me producían y era los siguientes: Vals, el celebérrimo "Danubio azul"; tango, la no menos conocida "La cumparsita",  y pasodoble, y no por regalarle el oído a mi editor, el denominado "Islas Canarias". Y me viene al recuerdo en una ocasión, en el baile del casino y que me proponía hacer una declaración de amor, o "soltarle el trapo", como se decía, a una joven, le pedí a Patico el de Culeras, como era conocido, y quien ponía los discos, que me pusiera el pasodoble citado y que lo repitiera otra vez tan pronto llegara a su final, para que me diera tiempo a largar todo cuanto tenía proyectado. Da risa solo el traerlo a cuento, pero dentro de mí esta todavía aquel simple hecho.

En este día, aquí en la voluntaria soledad de mi casa, cuántos recuerdos y hechos vividos a lo largo de toda una feliz vida, salvando algunos momentos de esos que citaba como que rebanan el alma.

Hasta la próxima entrada que no puedo decir cuando será.
   

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