sábado, 12 de abril de 2014

Tres de las etapas por las que he atravesado en mi vida


Hoy 12 de abril ya casi expirando las últimas horas del mismo, y con mucho mejor estado de ánimo que el que tenía cuando mi última entrada, en esta confortable soledad de mi domicilio, que como reza el dicho "en ninguna parte se está como en la propia casa",  en las mismas puertas de otra Semana Santa, de las muchísimas que llevo ya pasadas en esta bendita Málaga, y al traer al recuerdo efemérides de las que sucedieron en un doce abril de las que yo guardo memoria, son tres las que, bien por lo que afectó a todo el país o en mí personalmente, voy a dar cuenta de ello, siguiendo el orden cronológico en que acaecieron.

La primera de ellas, y en este caso fue quizá uno de los acontecimientos mas destacados, de lo que supuso para España, fueron las elecciones municipales de aquel 12 de abril de 1931, y que en su consecuencia dos días después se proclamó la II República Española. El resultado de tal evento, ni estoy capacitado para ello, ni a mi me corresponde hacerlo, si no que el traerlo a colación, es solo por el mero hecho, intrascendente quizá, de que es uno de los primeros acontecimientos que guardo con gran nitidez en mi memoria. Y se trata de lo siguiente. 

Como quiera que el colegio electoral había sido instalado en el edificio de la escuela a la que yo asistía, por cierto el único para "niños" que había en el pueblo, un primo mío, un amigo y yo, los tres de la misma edad, seis años, aun sin cumplir por ninguno de los tres, decidimos darnos un garbeo solo por ver lo que allí se hacía. Solo fue aproximarnos a la puerta del local y uno de los dos Guardias Civiles que se hallaban de servicio, con un tono algo más que imperativo, o como suele decirse con "cajas destempladas", nos echó de allí, diciéndonos que nos alejáramos lo mas posible. Como es natural, la orden fue cumplida sin reparo alguno.

Del resultado de aquellas elecciones, como he citado anteriormente, me doy por excusado de hacerlo.

12 de abril de 1939. Después de dos años y medio de haber permanecido exiliados durante la guerra civil, toda mi familia, por distintos puntos del Valle de los Pedroches, regresaba a mi pueblo. Durante todo el tiempo permanecido fuera de donde habían transcurrido  los primeros once años de mi vida, creo que ni un solo día transcurrió sin que pasara por mi pensamiento el cuándo y cómo volvería por aquellos entornos inolvidables. Creo que en otras ocasiones en este mismo blog he tratado de ello, y por supuesto en mis memorias, y pese a que regresábamos sin tener noticia de mi padre desde hacía casi un mes, donde llevaba en el frente de guerra de Extremadura desde hacía unos seis meses, cuando al llegar al punto conocido por el Puerto Giner, a un kilómetro de las últimas casas del pueblo y desde donde se obtenía la primera vista del mismo, un no se qué, corría por todos los sentidos de mi ser, sin que ninguna otra circunstancia igual me haya sucedido a lo largo de toda mi existencia, y que como obnubilado iba recorriendo todas las calles hasta llegar hasta la que siempre fue la casa de mis abuelos maternos, donde quedamos alojados por algún tiempo. Luego el encuentro con mis antiguos amigos de los que hacía años no había visto, fueron dándome alguna que otra alegría,  a lo largo de varias fechas.

12 de abril de 1946. Pasaba mi primer día como recluta en el Regimiento de Artillería número 14 sito en el punto conocido por "Pineda", de la capital sevillana, donde habíamos llegado sobre las tres de la madrugada de aquel día. Creo, no creo, estoy seguro, que mi ingreso y paso por el ejército, han sido sin duda una de las circunstancias que a la postre mas han influido en el discurrir de mi vida. Si tuviese que consignar con una nota académica, lo que supuso mi decisión de abandonar el trabajo de la mina donde me hallaba cuando me llegó la hora de incorporarme, y como creo también lo he citado en muchas ocasiones, podía haberme librado del servicio militar continuando en el trabajo que realizaba, como digo, la nota que constaría, no podía ser otra que la de MATRICULA DE HONOR. Pese a los inicios de tan importante cambio en la vida de un ser que hasta entonces, solo había sido trabajar, trabajar y trabajar, la mayoría del tiempo en el campo,  y los dos últimos años en la mina, lo que supusieron los dos años y medio de servicio en filas, igual tiempo que permanecimos exiliados, fueron como citaba al principio de este relato, conformaron el que durante y a lo largo de la inmensa mayoría de mi ya larga vida, haya sido de una continuada dicha,  felicidad y goce de la misma, en todos los sentidos. Bendita aquella decisión tomada.     
En las postrimerías de este doce de abril de dos mil catorce, con un estado de ánimo como indicaba al principio, muy elevado, aquí doy por concluso este relato de un doce de abril y que volviendo el recuerdo hasta aquel primero de los citados en esta entrada,  QUE LEJOS QUEDAN AQUELLOS TIEMPOS, Y QUE DIFERENTES DE LOS ACTUALES, GRACIAS A DIOS PARA BIEN.

Hasta la próxima.

1 comentario:

Carmen dijo...

Me gusta mucho tu relato, como siempre, me admiro de tu "memorión" pero lo que me encanta es ver que has superado ese bajoncillo en tu estado de ánimo, que conociéndote bien, es preocupante, me alegro de que vuelvas a ser el Sr. Galán que todos conocemos y al que seguimos incondicionalmente. Bss.