miércoles, 23 de octubre de 2013

Triste efemérides y el otoño meteorológico


Comenzando por el orden de prelación  que  encabeza el título de esta entrada, diré que hoy 23 de octubre, se cumple el tercer aniversario del fallecimiento de mi hermano Antonio, y precisamente era el día que cumplía ochenta años de edad. Para las personas que ha quedado ya muy lejana la fecha de su nacimiento, sin duda una de las circunstancias que más suelen destrozarnos el alma, es la acumulación en la pérdida de seres queridos, y que cada una de ellas, son eslabones que van destrozando el alma en girones, y que incluso a que  el paso del tiempo nos lleva a ir asimilando su pérdida, las cicatrices que dejan, jamás pueden borrarse del todo. No obstante ello y pese a que como es natural con el paso de  los años se van dando estos aconteceres, un "nosequé" se da, para que todo el dolor que nos produce, no termine por llevarnos a los que nos quedamos, por la misma senda que siguieron ellos, y aún pueda extrañar más, en que podamos continuar con la ilusión y esperanza de seguir en este valle de lágrimas, que aparte de estas dolorosas pérdidas a las que me he referido anteriormente, no comparto en la vida de nosotros los mortales, sea calificada como tal, sino que el mero hecho de venir a ella, ya es un privilegio, de los que infinidad de millones de seres de nuestra propia especie, no consiguieron. Por tanto, demos gracias a Dios de  haberlo conseguido y gocémoslo en lo posible cada día del que vayamos transitando por este mundo.  
   
Con un cariñoso y sentido recuerdo para mi hermano, doy por conclusa la primera parte de cuanto me he propuesto en la entrada de hoy.
  
Vamos a la segunda, lo del otoño meteorológico. Pese, y a que el otoño astronómico  verificó su entrada hace algunos días mas de un mes, por cuanto aquí en Málaga capital, la entrada meteorológica se verificó a partir de las últimas horas de la tarde de ayer, en que comenzó a llover con cierta persistencia y se notó la bajada de temperatura que hasta ayer mismo a mediados del día, eran bastante mas altas de lo que debieran ser para estas fechas del año,  cuya llegada y caída del líquido elemento, ha continuado así casi toda la noche.  

He pensado en muchas ocasiones si yo no soy un ser algo raro, dado en que muchísimas veces he oído comentar a infinidad de personas de que la llegada del otoño les deprime, circunstancia de que es todo lo contrario de lo que a mí me sucede. En ello debe influir sin duda, de que las altas temperaturas, o sea el calor, de lo que aquí en Málaga suele suceder durante cerca de medio año seguido y tanto me agobia, que cuando por ejemplo durante la noche en la cama me veo en la necesidad de echarme algo de tapa por encima, y prescindo del aire acondicionado o del uso de ventilador para poder dormir, suelo recibirlo con un regodeo de lo que durante todo el periodo de altas temperaturas, me ha sido imposible de gozarlo. Por otra parte, y si hubiere sido dotado por Dios con alguna cualidad de poeta, esas primeras lluvias que te llevan al inconfundible olor de tierra mojada, me inspiran al punto de que si en esos instantes me pusiera a ello, conseguiría alguna que otra poesía casi digna de ser leída. Pero como suele decirse, en cuestión de gustos no hay nada escrito, y cada cual se place con lo que más le va, y a mí, menos el calor que tanto me agobia, el resto del año, que como digo aquí en esta bendita Málaga, se comparte con temperaturas mas llevaderas, me trae alegría, cuando como ayer tarde y esta noche ha llovido y han bajado un tanto, no mucho las temperaturas. Pese a todo, el vivir en esta incomparable ciudad, no lo cambiaría por nada del mundo, y vuelvo a reiterarme en lo que infinidad de veces he dicho, que bendita sea la hora en que cuando salía de la Academia de la Guardia Civil, allá a mediados de julio de 1950, fui destinado a esta Comandancia, y lo que en principio me causó escasa alegría, con el paso de los años se trocó en no dejar de dar gracias a Dios, de que así fuera.  

¡Ah!, y mañana es 24 de octubre, en que los cordobeses y los villaharteños, celebramos la festividad de San Rafael Arcángel, como hasta hace unos años lo fue, aunque hoy la iglesia haya tenido a bien el unir la festividad de los tres Arcángeles, San Gabriel, San Miguel y San Rafael, en el que antes lo era el de San Miguel, el 29 de septiembre. Como mi onomástica que es, procuraré el pasarlo mañana lo mejor posible, y me traerán al recuerdo, algunas de aquellas lejanas y no tan lejanas celebraciones, unas mas festivas que las otras.

Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

Pues sí, parece que ya ha llegado el otoño, aunque a mi el cielo gris, me causa más tristeza que alegría, si me gusta que bajen un poco las temperaturas que a este paso el veranillo del membrillo va a ser el de los mantecados. Siento mucho lo de tu hermano, debe ser muy duro ver que se van antes los más jóvenes, como yo también soy la mayor de los cuatro no quiero ni pensarlo, aunque tengo uno que está haciendo oposiciones con no dejar el cigarrito, pero ahí no puedo hacer nada, por más que lo intento. Espero que mañana tengas un día muy feliz, que lo celebres mucho y que recibas muchos regalitos.... Ji ji. Bss.