jueves, 17 de octubre de 2013

La fanega



El Capitán Fanegas y La Criptanita

Como mi entrada anterior en la que saqué a colación la arroba, de lo que tengo la sensación de que no obtuvo mucho éxito, hoy y como suele decirse sigo dando coces sobre el aguijón, o sea que a un fracaso, colocarle otro, pero como la cabra suele tirar al monte, y yo me crié entre otras palabras, como la arroba y la fanega, allá que me lanzo a lo que tantos años ha dejé de oír esta palabra, y de la que seguro a vosotros quizá hasta os resulte algo extraña. Allá voy.

La fanega, de la cual solo voy a tratar en esta entrada, ya que también se utilizaba para medidas en las tierras,  es una medida para áridos que era lo cotidiano con que se media en mi infancia y juventud. La fanega tenía cuatro cuartillas, y los submúltiplos de ésta, eran el celemín, el medio celemín y el cuartillo. Así la cuartilla tenía tres celemines, el celemín, y como su propio nombre indica, tenía dos medios celemines, y el celemín tenía cuatro cuartillos.  

Los cereales de grano pequeño, tales como el trigo, la cebada y el centeno, se median rasadas, o sea sobre la medida en que se hiciera, así en cuartillas, celemines u otros, se echaba el grano y luego con una especie de rodillo cilíndrico, generalmente de madera, se pasaba sobre la parte superior de la misma y así quedaba el cereal a ras con el borde de la misma. No así sucedía con los de grano mayor, comenzando por la avena, garbanzos, habas y otros similares, que la medida se realizaba con colmo, así se estaba echando el mismo sobre la medida que se trataba de realizar hasta que se desbordaba y comenzaba a caer de ella,  y se desbordaba el grano en el suelo.

Era frecuente en mis tiempos, como suele decirse, que los propietarios de tierras mas o menos fértiles, daban esos terrenos a terceros que los sembraban y en vez de pagar en metálico tales arrendamientos, lo era en pago con grano del recolectado. Así me recuerdo, cuando en las propias eras donde se trillaba y aventaba el grano, acudían esos dueños de las tierras con las caballerías necesarias y también, generalmente provistos de costales o sacos, donde y tal habían establecido, bien de a medias, de tres o de cuatro una, como se decía, o sea partían por la mitad, de tres para el que sembraba y una para el propietario de la tierra, o  cuatro para el primero y una para el segundo, como también se daba en algunos casos, y que generalmente dependía de la fertilidad del terreno en que se realizaba la siembra. A mí mismo, me da la sensación de que estos hechos pasaban allá tiempos muy lejanos, pero fueron muchas vivencias de esta índole las que presencié y oí contar en aquellos  años de mi infancia y juventud, en cuyas actividades yo llegué a tomar parte en bastantes de ellas.

En casa de mis padres, había una cuartilla, un celemín, un medio celemín y un cuartillo, que no sé el porqué de su tenencia, ya que nosotros no teníamos tierras donde sembrar y esas medidas solían tenerse en casas que si lo hacían, y eran utilizadas para su venta al pormenor que con mucha frecuencia, casi a diario, solían realizar alguna venta. Solo me recuerdo que en dos ocasiones, mi padre en una "cerca", que eran pequeñas fincas próximas al pueblo y cercadas, de lo cual le venía el nombre, y propiedad de una prima de mi madre, la sembró de trigo y estipulado con el de cuatro una, que era como he citado anteriormente, cuatro para mi padre y una para la propietaria de la cerca. Uno de esos años, lo fue en el periodo de los años de 1933-34, y que en mis memorias recuerdo lo hacía constar, cuando citaba el accidente laboral de mi padre, y que la venta de parte del trigo recolectado el verano anterior al accidente, nos sirvió en parte para paliar la falta de ingresos en el hogar.

Por cuanto a la fanega, cuartilla y muy particularmente al celemín, demuestran  el uso desde hacía siglos que se venía utilizando, ya que creo recordar que en la propia biblia, se hace mención al mismo, donde hablaba algo sobre encender una vela y ponerla debajo de un celemín, o algo así creo que se decía.

Bueno no creáis que la entrada de hoy ha sido una venganza por suponer que no habíais dado la suficiente importancia a mi entrada anterior, sobre la arroba, nada de eso, sino que como citaba al principio, la cabra tira al monte y como yo llevo esas vivencias tan incrustadas en mí, que tal vez pueda darle una importancia que para la mayoría de mis posibles y escasos lectores, no le deis, y esa y no otra ha sido la causa de traerla hoy a mi blog.

Hasta la próxima que a ver si tengo mas suerte en la elección del tema que sea algo mas interesante que el presente y el anterior.

1 comentario:

Carmen dijo...

Que no es esooooo, que no es que no nos interesaba lo de la @ que todos los temas que tratas en tus "Recuerdos" son muuuuy interesantes. A mi me hace mucha gracia tu memoria privilegiada como hoy con el celemín etc... Yo solo tengo noticias de esas medidas por lo que tu escribes y lo de las fanegas si, porque creo que aún se habla de ella para medir las fincas, aunque no estoy totalmente segura. Pero bueno tu sigue escribiendo que los demás seguimos "Aprendiendo" je je. Bss.