miércoles, 4 de septiembre de 2013

La Guardia Civil también cambia



Nunca he sabido porqué se dice eso de que "toda comparación es odiosa", de lo que incluso Cervantes se hacía eco de ello en su inmortal obra del Quijote. 
  
Yo en esta mi entrada de hoy, si voy a verificar una de esas comparaciones, de lo que no veo tenga nada de odioso, y lo es de la Benemérita Guardia Civil, de como lo era en los tiempos de mi ingreso en 1950, a como lo es en la actualidad. 

Creo que de no hacerse comparaciones, no podría existir ni siquiera la estadística, que en su mayoría se confecciona  haciendo comparaciones entre una y otras situaciones, de lo que se trate. Sin mas circunloquios, vamos a ello.

Para no hacer demasiado extensa esta entrada, voy a procurar ceñirme a ciertos momentos de los por mí vividos en el mencionado Instituto, citando algunos de los que tengo conocimiento se vive hoy por los componentes del mismo. 

Yo verifiqué mi presentación en el Puesto de Torrelasal, cuyo cuartel era un caserío aislado de toda urbanización, sito en el término municipal de Casares de esta provincia, y por supuesto en la playa, sobre las doce horas del día 27 de julio de 1950. Aquella noche entré de servicio, por supuesto tras el correspondiente sorteo del distrito a vigilar, y compañero de pareja, como se hacía en los servicios de costas y fronteras, y cuya duración del mismo sin especificar las horas, y como figuraba en la propia papeleta de servicio, lo era "desde antes del oscurecido, hasta después del amanecido", en que se era relevado por el "vigilante de día", que era el único que no se hacía en pareja, y que como cito anteriormente lo era después del amanecido, momento en el que era relevado.  Aquel día a las catorce horas, entré de servicio de puertas, cuya misión por la propia circunstancia del acuartelamiento, no se atendía al teléfono, porque se carecía del mismo, al igual que sucedía con toda clase de servicios en las propias dependencias del acuartelamiento y cuyas necesidades fisiológicas había que realizarlas en el propio rebalaje, los varones en un lado y las mujeres en otro, separados ambos puntos por un pequeño acantilado existente frente al cuartel, por tanto el servicio estaba dedicado a la guarda y custodia del propio acuartelamiento-

Del servicio de puertas fui relevado a las catorce del siguiente día, dado a que el mismo lo era por veinticuatro horas, y luego aquella próxima noche volvía a entrar en el servicio nocturno, citado anteriormente desde antes del anochecido hasta después del amanecido. Todos los servicios diarios que se practicaban en los puestos de la Guardia Civil, eran reflejados en el "Libro de Servicio", por el propio Comandante del Puesto, en el que se  hacía constar el nombre de los componentes de las pareja y el distrito a vigilar, así cuando alguno de los mandos acudía a vigilar los servicios, no en la playa, por que los mismos se practicaban próximo a la lengua del agua en las costas, y a la línea divisioria en las fronteras, pero en los servicios rurales, se decía el itinerario y los puntos de presentación de la pareja en caseríos, establecimientos fabriles u otros puntos, por dichos mandos lo primero que se hacía era dirigirse al propio cuartel, consultar el Libro de Servicio y según la hora que él deseaba, dirigirse al punto donde en aquel instante debía hallarse la pareja. En el mencionado Libro de Servicio, todos los días, sin excepción, había de figurar alguna clase de servicio a practicar por todos los componentes del Puesto, sin que por tanto se tuviese un solo día de descanso, salvo en los permisos concedidos.  

Para estos permisos, se establecían dos turnos en verano y otros dos en Navidades, pero solo podía disfrutar del mismo, el 10% de la plantilla del puesto, así que solo el ochenta por ciento del personal podía tener permiso dentro del mismo año. Para el disfrute de mismo siempre  tenía preferencia el que mas tiempo hiciera no lo había hecho. 

El mencionado permiso, solo podía realizarse en los puntos o localidades para el que había sido solicitado, circunstancia que se señalaba en un pase que se entregaba a quien lo disfrutaba y con la añadidura de la obligación de verificar su presentación ante el Comandante de Puesto de la localidad tanto a la llegada como en la salida del mismo, dato que por escrito se le hacía constar en el dorso del referido documento.

Incluso durante las horas en que se estaba libre de servicio, no te podías ausentar de  la Casa Cuartel sin haber pedido permiso al mencionado Comandante de Puesto, al que había la obligación de indicarle al punto donde pensaba dirigirse. 

Si las necesidades del servicio lo exigían, en ocasiones en que se había regresado de la practica de otro, incluso de ocho o más horas de duración, no podía rehusarse la asistencia a otro y que en no pocas ocasiones tenían duración de otras ocho, diez o mas horas.

Como veo que se haría interminable el detallar todas las variaciones de ese ayer al hoy, en el modo y forma de practicar los servicios por el personal de la Guardia Civil, voy a indicar solo tres o cuatro variantes de lo apuntado anteriormente, a fin de que se vea el cambio verificado, comparándolo, claro, el uno con el otro.

Actualmente, todo componente del Cuerpo tiene un máximo de horas semanales para la practica de sus servicios; un tiempo mínimo de permiso a disfrutar cada año; los acuartelamientos, o Casas Cuarteles como siempre se les ha conocido, están dotadas de toda clase de servicios; por supuesto también todas tienen teléfono; todo el personal, hallándose libre de servicio, puede irse donde le de la gana, sin necesidad de tener que solicitar permiso para ello, por supuesto que tiene libres al año todos los días que están estipulados, y así seguiría una larga diferencia de ese ayer al hoy en el Cuerpo, de lo que prometo continuar en otras entradas en este blog, que por no hacerla interminable, no continuo en el día de hoy.

Hasta la próxima entrada.

3 comentarios:

Carmen dijo...

Como yo conozco el Cuerpo desde hace muuuuchos años, no me coge de nuevas esta entrada, todo lo que relatas y muuuucho más es cierto, dándose el caso de que entonces a pesar de todas las dificultades e incomodidades, todos los que habitaban en los Cuarteles eran una gran familia, esto hoy se ha perdido y muchas cosas más, debido al progreso, pero lo damos por bueno mientras siga el espíritu y el honor que acompaña a todo Guardia Civil.

Anónimo dijo...

Soy de Villaharta, llevo en el cuerpo 26 años, he copiado los servicios en el libro de servicio.
Hoy todo queda registrado en un programa de tenemos llamado SIGO.
Un saludo. Desde Hinojosa del Duque (CO)
Rafael José
Hijo de Rafalito (Balico) y de la Nati)

Anónimo dijo...

Mañana