martes, 24 de septiembre de 2013

Ochenta y ocho años las separan



Creo que ya en otra ocasión escribí sobre este particular, pero esta tarde en la soledad de mi casa, y recordando la fecha de hoy, festividad de Nuestra Señora de la Merced, que entre otras, lo era, y creo lo seguirá siendo, el primer día de la Feria de Pozoblanco, se me ha venido a la memoria, que aquel 24 de septiembre de 1925 y sin duda la primera vez que de mi pueblo salía, mis padres me habían llevado a pasar las fiestas en casa de unos amigos, cuya amistad les venía de que mi padre trabajaba en la finca de la Calera, y sus amistades, estaban como caseros en la misma, y al igual que los propietarios del olivar, eran naturales de la mencionada localidad cordobesa. 

A mí me faltaban tres días para cumplir los cinco meses de edad y por primera vez en la vida me hacían una fotografía, cuyo original conservo y escaneada la remito a mi editor por si estima conveniente colocarla a la cabecera de esta entrada. Durante bastantes años, esa fotografía con otra que mi padre se hizo estando en la mili, en el año de 1919, y otra que antes, y en 1914 se hizo mi madre, cuando tenía 17 años, en una ocasión que había ido a Córdoba, eran las tres únicas fotos que "guardadas como oro en paño" y dentro de una caja de hoja de lata de la carne membrillo de Puente Genil,  había en mi casa.  

Más de seis años hubieron de pasar para que junto  a todos los alumnos de la escuela donde yo hacía pocos meses había ingresado, volvieran a fotografiarme. Mis tres hermanos que me siguieron en el nacimiento, y por último mi hermana la mas pequeña de todos, ninguno de ellos llegaron siquiera a fotografiarlos, cuando menos hasta pasados los diez, o quince años después de haber nacido, y de los que ni siquiera me alcanza el recuerdo de haber visto una foto de ninguno de ellos antes de irme a la mili, cuando mi hermana tenía más de once años, dado a que también nos cogió por medio la Guerra Civil Española. Esto no es que fuera una circunstancia extraña en mi familia, sino que era extensivo a la inmensa mayoría de los habitantes de mi pueblo, y por lo que respecta a los varones, sus primeras fotos le fueron hechas cuando se encontraban cumpliendo el servicio militar, las cuales colgaban de las paredes de las casas.

Pasados algunos años, y ya después de terminada la Guerra Civil,  para las fiestas de mi pueblo solían venir uno o dos fotógrafos con aquellas máquinas colocadas en un trípode y cuyo retratista ocultaba su rostro y cabeza en aquella especie de manga de color negro, y tras un espacio de tiempo posando previa la recomendación del fotógrafo, disparaba una especie de botón colocado al final de un cable, consiguiendo un negativo que después había de transformar en positivo utilizando varios artefactos, entre ellos un cubo conteniendo no se que especie de líquido. 

De aquellos tiempos a los actuales, el cambio y progreso en este sentido, como en la inmensa mayoría de las cuestiones, ha sido tan expectacular, que hace cuatro días exactamente, hallándome en plena Serranía de Ronda donde había ido con unos amigos y amigas,  una de ellas, me hizo la última fotografía, que asimismo remito a mi editor por si estima colocarla junto a la la primera, lo que también el paso del tiempo demuestra lo que es capaz de hacer con las personas, transformándolas  del modo y manera que podrá verse en ellas. Añadiré como detalle del progreso en este arte, como dicen es la fotografía, que unos tres minutos después de haberme hecho esta última de mi vida, y hallándome en pleno corazón de la Serranía de Ronda, como digo, unos tres minutos después recibía noticias de mi hijo mayor que está en Madrid, que ya la tenía en su poder. Y en estos momentos y a través del correo electrónico, mandaré ambas, como digo a mi nieto, que a su vez es mi editor, y seguro dentro de unos instantes, y estando en Canarias, las tendrá a su disposición, a los fines que estime oportunos.   

Hasta la próxima entrada.

4 comentarios:

Luis Carballeda dijo...

¿Cual es la de ahora?

El abuelo de Villaharta dijo...


Amigo Luis, me encanta su sentido del humor y gracias por su asiduidad a entrar en este blog

Carmen dijo...

Pues yo no veo mucha diferencia, en la de pequeño y la de ahora, veo un buen "Ceporro" ... Ja ja ja. Bss.

Luis Carballeda dijo...

Para diciembre (dios mediante) me las da en persona.
Fuerte Abrazo