Fuente: http://www.sosmadres.com/
A una semana vista, las vacaciones habrán terminado para la mayoría, de quienes cuando menos tienen la suerte de tener trabajo, así como también para los estudiantes. Todos los años cuando llega el mes de junio, me da gran alegría al considerar que nos hallamos a las puertas de las vacaciones y con ello poder ver a mis hijos y nietos que sin duda llevo varios meses privado de ello. A medida que el mes de agosto se va aproximando a su final, me sucede todo lo contrario, al verse cumplidas sus fechas de asueto.
Será porque yo, en mi juventud, estuve privado de ese período de descanso y del que solo se obtenía cuando la falta de trabajo obligaba a ello, hoy valoro más ese tiempo en que generalmente, además de aislarte del cotidiano trabajo, te la da la oportunidad de reunirte con familiares o amigos, y, al propio tiempo disfrutar bien de la playa, la montaña o simplemente alejarte de la rutina de todo el año. Trayendo al recuerdo aquellos años, hasta mi ingreso en la Guardia Civil, en que toda mi alegría, y como no, de todos mis coetáneos también, era la carencia de esos días de vacar porque se tenía un trabajo y que cuando así era, incluso no se descansaba día alguno, y cuando ello ocurría, llevaba consigo la pérdida del sueldo correspondiente al día no trabajado. Estas generaciones posteriores a la mía, se preguntarán para sí, como era posible que ni un solo día del año en que no se asistiera al trabajo, por la causa que fuere, no se recibía el salario, incluso en los casos de fuerza mayor, cuando un día de lluvia en el campo por ejemplo, te obligaba a la no asistencia al tajo.
Pues así era, y aunque aún pueda parecer que nosotros mismos éramos los culpables de ello, no era así, sino que esa era la forma de vivir de entonces y que venía arrastrada desde seguro, siglos atrás, y el conformismo tan arraigado estaba en las mentes de los trabajadores, que como antes he citado, la mayor de nuestras alegrías era cuando, aún sin un solo día de descanso, seguro durante algunos meses seguidos, no faltaba donde poder obtener ese, aunque mísero jornal, que cuando menos ayudaba a la pervivencia de las familias, que era casi lo máximo a que se aspiraba.
Esa diferencia, para mejor, por cuanto al modo y forma del trabajo de aquel ayer al hoy, es otra de las muchas obtenciones en la manera y desarrollo, no solo de trabajador, sino que ello ha trascendido a todo el entorno del mismo. El mero hecho de traerlo a la memoria, da la sensación de haber venido de otro mundo de donde, hoy, parece imposible el soporte de semejante forma de vivir. Muchas veces, cuando los ya metidos en años contamos, incluso a los nuestros, aquella vida, parece que incluso al escucharnos dan en pensar que no sería para tanto, y es que no conciben que tal fuera el discurrir nuestro.
Si es cierto, y como decía Cervantes, que "en la adversidad se forjan los grandes corazones" y cuando nos ha llegado, como reza el dicho "el tiempo de las vacas gordas", sabemos apreciar más y mejor el cambio obtenido, que claro, como ellos, vinieron a este mundo cuando ya se transitaba por otros senderos distintos a los que a nosotros nos tocó atravesar, carecen de la referencia de la que nosotros tuvimos, para su beneficio, claro.
Aquellos abuelos, bisabuelos, e incluso nuestros propios padres, cuando contaban con la edad con la que yo tengo hoy, que estaban a expensas de sus hijos con los que solo podían compartir las muchas carencias que en aquellos hogares había, a mí, solo, y pasados tantos años de su desaparición, se me parte el alma de pensar cuanto hubieron de soportar en su paso por esta vida. Vaya para todos ellos, mi sentido recuerdo.
Hasta la próxima, que seguro como creo cité por estas fechas en algún pasado año, ya estará "cada mochuelo en su olivo", el equivalente a cada cual en su sitio.
1 comentario:
Es verdad que ha cambiado la vida tanto y para bien, que si no fuese porque aún hay personas como tu, que nos lo cuentan, ni siquiera yo podría pensar que alguna vez era así la vida, se oye lo de " los años de la hambre" como una cosa muy lejana y los derechos de los trabajadores creemos que han existido toda la vida y algo tan natural como las vacaciones, ni soñabais con disfrutarlas, en fin que me alegro de que nos " recuerdes" tanto como se ha ganado en calidad de vida y lo que nos preocupa esta crisis, que va a ser pasajera, cuando no hace tantos años, era una forma de vida aceptada como normal. Gracias a Dios que todo eso pasó y hoy tenemos un estado de bienestar que espero continúe para bien de la Comunidad ja ja ja el final ha salido fino ja ja ja. Bss.
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