lunes, 4 de marzo de 2013

Lo que se dice un día de perros


Hoy, y como en mi pueblo solía decirse cuando era un día como éste,de viento, frío y algún que otro chaparrón, "era un día de perros", y que francamente yo no se a que  debía tal calificativo. Pero en fin y al no tener otra cuestión de la que tratar en esta fecha, me voy a escudar en este desapacible día para traer algo a este blog que lleva una temporada que parece guardar cierta relación con la climatología actual. Y he venido a tratar esta cuestión, dado a que se me ha venido al recuerdo, entre otros, de cuando yo era niño, el mayor de todos mis hermanos, y detrás de mí ya había cuatro más y se presentaba un día así como el que hoy tenemos. 

Pues resulta que la vida de los niños, cuando yo lo era, en mi pueblo y en todos los demás, se hacía generalmente en la calle, y claro en tales circunstancias de las que padecemos en el momento actual, el jugar  fuera de la casa, cuando además la tenencia de ropa de abrigo era mas bien escasa, por no decir ninguna, era poco menos que imposible. Y aquí, es donde yo quería llevar a los que tengan la osadía de entrar en esta lectura, y a que se pongan en el lugar de a como lo hacía mi madre. ¿Sabéis lo que supone cinco niños metidos en una casa durante horas y horas, sin tener absolutamente nada con que entretenerse ni distraerlos un solo instante, sino hablando, chillando, peleándose unos con otros? Pues ese era el ambiente que se respiraba durante todo el día y que de vez en vez y seguro que para poder ser oída, el grito de mi madre retumbaba por toda la casa y la misma frase era repetida que se yo la cantidad de veces, y que no era otra que la de ¡ME VAIS A VOLVER LOCA!

Trayendo al recuerdo aquellos no pocos días al cabo del invierno, sufridos y padecidos por mi pobre madre, se me viene al pensamiento que cualquier madre de hoy en iguales circunstancias le sobrevendría un estado depresivo del que trabajo le costaría  el poder remontarlo. Y es que creo fue Cervantes el que dijo que "en la adversidad se forjan los grandes corazones". El modo y forma de vida que desde los primeros días de venir al mundo teníamos que afrontar una gran mayoría de las personas, te hacían, si no inmunes al sufrimiento, si te daban la fuerza para soportarlas con otra entereza, ya que de lo contrario el cúmulo de contrariedades que en el devenir cotidiano, en este caso a las madres se les presentaban, difícil le hubiere sido inclusive, el poder llevar a buen término toda la prole que en su inmensa mayoría de los hogares superaba los tres,cuatro o cinco hijos.

Y otra cosa más digo, si los niños de hoy hubiere que transportarlos hasta aquellos ambientes, ni pensar quiero lo que de ellos pudiera esperarse, y por supuesto, no habría madre que capaz fuera de soportarlo. 

Ya algo mayor, y vuelvo a repetirme con Cervantes, cuando sobrevenía un día de estos, estando en las faenas de la recolección de aceitunas en La Calera, y no se podía salir al trabajo, para mí, y todos los jóvenes, era una gran alegría lo que nos causaba, dado a que eran dos sesiones de baile lo que se celebraba, que en vez de la nocturna como era lo normal, también estaba la vespertina y que casi siempre llegaba a empalmarse la una con la otra. En este caso también, seguro estoy que los jóvenes actuales, poco alborozo les proporcionaría  semejante celebración, y que como orquesta,cuando más, solo era el rasgueo de una guitarra, no con mucho arte tocada, la música que amenizaba el baile, eso sí, diferente al de hoy en las discotecas. Entonces solo se bailaba el "agarrao". A este respecto había una copla, o jotilla aceitunera que decía así:

Arrímate bailador,
arrímate que no pecas,
que el que baila y no se arrima,
es comerse el pan a secas.
   
Bueno, mucha enjundia no tendrá el relato de hoy, pero en el blog figura otra entrada, y al propio tiempo yo me he quitado al recordar estos días de perros en las citas que he señalado, un montonazo de años. y digo como suele hacerse, y es que "me quiten lo bailao".

Hasta la próxima.

1 comentario:

Carmen dijo...

A mi me da penilla de los niños de ahora, parecen robotitos pegados a las máquinas y sin jugar para nada en la calle, tienes razón en que nuestras madres tenían más paciencia que el Santo Job , la mia nos entretenía cuando hacia un "dia de perros" con los Juegos Reunidos Geyper y si nos portabamos bien jugaba ella con nosotros a la Lotería y así se nos pasaba el día. Lo del baile aquí ni mijita, así que nunca mejor dicho lo de que te quiten lo bailao, pues eso que disfrutaste... ji ji. Bss.