lunes, 25 de febrero de 2013

Fecha de triste recuerdo


Al tiempo  que se van acumulando años, se aumentan también los días en que por una u otra cuestión se cumple un aniversario de hechos de uno u otro signo por cuanto a los efectos que en el recuerdo dejan.

El que hoy hace cincuenta y cuatro años sucedió, dejó profunda huella en mis sentimientos, dado a que fue el fallecimiento de mi padre, que a la vez que era el día de su Santo, San Cesáreo, también lo era el de su cumple años, que eran sesenta y uno. Por tanto fallecía en una fecha señalada para él.

Con la muerte de mi padre, se comenzaba por lo que a mi personalmente se entiende, ese dolor profundo que llega a rebanarte el alma, ya que se trata de uno de los seres que lo han sido todo para ti. En la fecha de su fallecimiento yo me hallaba en Madrid realizando el curso para el ascenso a Cabo de la Guardia Civil, de lo cual creo hice mención en una no muy lejana entrada en este blog, y que no se cumplió una de las grandes ilusiones como lo hubiere sido el verme con el empleo del que cuatro meses después obtuve.

El fallecimiento de un padre maravilloso, como él lo fue para todos sus hijos, creo no hace falta decir el sentimiento que deja en todo su entorno familiar mas íntimo. Trayendo hoy a mi recuerdo, lo que fue su vida, puedo decir que no lo fue tan afortunado como la mía lo ha sido hasta el día de hoy. La mala suerte le persiguió en bastantes ocasiones, excepción hecha de lo que supuso su matrimonio y toda su descendencia. Tomó parte en dos guerras, la una, la de Melilla, en la que incluso fue herido leve en una pierna. La segunda, durante la Guerra Civil española, cuando contaba con la edad de cuarenta años en que fue movilizado, precisamente el último reemplazo en la zona republicana, y cuyas funestas consecuencias se prolongaron por espacio de tres años más. Un accidente laboral a la edad de treinta y cuatro años fue asimismo el origen de circunstancias que marcaron el devenir de algunos años bastante desafortunados. Las carencias que incluso antes del inicio de la Guerra Civil se comenzaron a sentir, y que se prolongaron no pocos años después de su terminación, le afectaron no solo a él, sino a su propia esposa y a todos nosotros, sus hijos, y hasta que no se llega a ser padre, no se puede valorar lo que supondría el sufrimiento y la impotencia que, tanto él como mi madre, padecerían viendo las miserias padecidas en los llamados "años del hambre" y en los que fue una titánica lucha por solo conservar la supervivencia, que en no pocos hogares, algunos de sus componentes ni siquiera lo consiguieron.

Con motivo del óbito de mi padre, también hoy hace cincuenta y cuatro años que monté por primera vez en un avión. Pues las comunicaciones de aquellos entonces poco tenían que ver con las de estas fechas, que incluso que a las ocho de la mañana recibí la noticia de su fallecimiento, solo el uso de un avión, de no mas de veinte plazas, que salía de Madrid a las 15'30 horas, con destino a Córdoba, era el único medio que me permitía llegar para la hora del entierro, que aún estando señalado para las cinco de la tarde, hubieron de prorrogarlo para una hora mas tarde a fin de que yo pudiera llegar antes del sepelio, y aún más, un amigo de mis hermanos hubo de trasladarse desde mi pueblo hasta el aeropuerto de Córdoba con una moto y recogerme en el mismo. Media hora mas tarde, partía desde su casa para realizar su último viaje.

Vaya esta entrada de hoy en el blog, como un sentido recuerdo a su memoria y ojalá, en esa la otra vida, lo esté en compañía de su mujer, mi madre, y de sus tres hijos, mis hermanos, que aunque muchos años después iniciaron el camino en su busca, puedan desde ese paraíso, donde sin duda han de estar, contemplar como lo esta siendo el caminar por esta vida de toda su descendencia, como a mi me ha sido reservada esa dicha de poderlo ver y pasarlo junto a ellos. Descansen todos en paz. 

Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

Para mi la muerte de mi padre fue el mayor palo que me había dado la vida, me costo mucho recuperarme. Después vinieron cosas muchísimo mas graves e inesperadas, y comprendes que la muerte de los padres es ley de vida y es lo lógico por mucho que nos duela. Espero que tu próxima entrada sea mas alegre. Bss.