viernes, 9 de noviembre de 2012

La diferencia entre dos generaciones


Ya hace nueve días de mi última entrada en el blog. Esta vez no puedo achacar mi tardanza a la sequía, ya que no ha dejado de llover en todo este tiempo, y a lo que en otra entrada me decía que lo primero que habría sido era un caracol, pues ahora y en vista de lo que sucede se me apetece convertirme en rana, pero eso sí, sin pasar por renacuajo, ya que como siga este régimen de lluvias que llevamos desde que llegó el otoño, algo habrá que ir pensando. Pero como siempre, desbarro de lo esencial que me lleva a entrar nuevamente en el blog y suelo irme por los cerros de Úbeda, así que vamos a lo que en el título se señala. 

Ahora vuelvo a la anterior entrada,en que el motivo fue el cumpleaños de mi nieto Alberto y en que el día primero de este mes cumplía la bonita cifra de VEINTICUATRO AÑOS. Algún día después de referirme a ello, y como el título general de mi blog se titula "Recuerdos",  haciendo uso  de esa titulación me dio en volver mi vista atrás hasta aquella ya lejana en que yo cumplía esa edad de mi nieto Alberto. Me puse a comparar el devenir de su vida desde su nacimiento hasta su vigésimo cuarto cumpleaños, con lo que la mía había sido en el mismo periodo de tiempo y hay que ver, lo que ha sido de la la suya a la mía. Para él, salvo el esfuerzo que requiere el estudio de una carrera y lo propio hasta llegar al inicio de la misma, todo ha sido, gracias a Dios, como solemos decir, de color de rosa. Su currículum vitae (como creo se escribe) ha sido eso, estudios, estudios y estudios, el resto, bienaventuranzas.

Pero ¿y como fué mi paso por la vida desde mi infancia hasta esos veinticuatro años? Así, y para no extenderme mucho, comenzaré diciendo que, dejando atrás la propia primera infancia, desde los seis años en que era la edad para la escolarización, hasta los diez, asistiendo a la escuela. Unos días después de cumplir los diez años, me coloqué de porquero ganando una peseta diaria, circunstancia que a ello me llevó una cuestión que sería largo de contar, pero que resultaba casi inevitable, y en cuyo trabajo estuve durante seis meses. Unos meses después llegó la Guerra Civil en España y de la que sus circunstancias me alcanzaron, para mal, bastante más de lo deseado. También y durante la misma, precisamente en el mes de septiembre de 1938, cuando solo contaba con 13 años de edad, me coloqué de pastor en cuyo cometido permanecí hasta el final de la contienda. Seguidamente y en  diferentes trabajos en el campo, que las propias circunstancia me empujaban a ello, y en estas actividades me alcanzó precisamente el día de mi décimo noveno cumpleaños, y a continuación, después de no más de una semana, me dediqué, quizá, al trabajo, que menos me hubiera gustado hacer, como lo fue el de minero y en el que permanecí hasta que me marché al ejército. De haberlo deseado, podía haber permanecido en dicho trabajo, ya que podía suplirse el servicio militar por la continuación del trabajo en la mina, y que a todos los efectos se consideraba como servicio militar, pero como dejo señalado anteriormente, poco agusto me encontraba en dicha actividad, optando entonces por el abandono del mismo, y en el que estuve exactamente dos años. Como he dejado constancia, estuve de minero hasta mi ingreso en el ejército y en el que, mi reemplazo, y claro, por tanto yo, estuve dos años y medio de mili. Así cuando me llegó la hora del licenciamiento. y que lo fue cuando contaba veinticuatro años de edad, mis vicisitudes habían sido: cuatro años en la escuela; seis meses de porquero; siete meses de pastor; seis años de trabajo en el campo, en sus diversos cometidos; dos años de minero, y dos años y medio de mili a las espaldas. Durante el tiempo que estuve de porquero, de pastor, de jornalero agrícola y de minero, atravesé por periodos que vale más no recordarlos, y, que decir tengo, que el periodo de mili, lo fue hasta entonces el mejor de toda mi vida.

Bueno creo que ha quedado patente la diferencia, que la vida nos proporcionó a mi indicado nieto, cuestión que se hace extensiva a los cinco restantes que tengo, que nombrados etimológicamente serian: Carlitos, Rafa, Pablo, Jorge y Pepe, y claro al que correspondería su tercer lugar Alberto, que en este caso ha sido coprotagonista junto a mí en esta entrada. Y ya esta bien por hoy, que quienes tengáis la osadía de leer esta entrada, os he dado bien la matraca. 

Hasta la próxima entrada que espero tenga más enjundia que la presente.  

1 comentario:

Carmen dijo...

Pocas personas habrá que atesoren tantas vivencias como tu, y por si fuera poco, ahora quieres ser una rana.... ji ji. Tengo entendido que cada diez años es una generación, si es así, con tu nieto va un salto de seis generaciones.... pero el cambio es como de trescientas por lo menos, pues desde las cosas que tu recuerdas a hoy hay un abismo, casi todo para bien ¿verdad?, uno de los grandes cambios es lo de Internet que nos permite estar al dia de todo lo que ocurre en el mundo mundial y .... tener amigos a los que seguramente nunca hubiesemos conocido ji ji. Bss: Carmen