jueves, 23 de agosto de 2012

Adiós a las vacaciones



Entre ayer y hoy se ha consumado la terminación de unas vacaciones. Desde hace ya bastantes años, no menos de veinte, cada vez que llega junio, siento ese gusanillo de satisfacción en que lo considero el mes en que comienzan las vacaciones, no las mías, que esas comenzaron hace ya más de treinta años, sino las de mis hijos y mis nietos. Pese a que incluso la inmensa mayoría de los días del año, sostengo con ellos, me refiero a los dos que estan fuera de Málaga, conversaciones,  para mejor decir  lo que ha dado en llamarse videoconferencias, o en mi caso,  comunicaciones por las que nuestras imágenes se nos muestran a través de esos adelantos de los que en mi infancia y juventud ni las mentes más preclaras e imaginativas hubieren siquiera podido soñar, cuando la presencia física de ellos y como por costumbre tengo, les digo adios desde la ventana de mi dormitorio, cuando dan por finalizada su estancia aquí al haber estado disfrutando de sus vacaciones, no  puedo por menos, y como en estos momentos, estoy, sentir ese cosquilleo de tristeza que la ausencia de los seres queridos produce y que penetra hasta lo mas profundo de nuestra alma.

Una vez pierdes la visión de su imagen o la del vehículo que los transporta, despidiéndose alzando y moviendo sus manos, inmediatamente el pensamiento se dirige hacía las próximas visitas que han de hacerte y en el día de hoy, deseando que llegue el momento en que los anuncios comerciales comienzan a mostrar esos alegres ofrecimientos acompañados de los villancicos que son como la brisa anunciadora de la cercana llegada de la Navidad, festividad por cierto la más familiar de cuantas existen cuando menos en el calendario español. Siempre y tanto en los momentos de las llegadas o despedidas de los míos, no puedo por menos que pensar en esas personass que carecen de todo  ser querido de  los que tanto se espera, con los que tanta satisfacción te produce su presencia, de los que tambien te deja esa melancolía cuando se ausentan, pero aun lejanos, sabes que estan siempre contigo, que tú tambien estas con ellos, por quien todo lo darías, por los que todo lo darían por tí, y en en una sola palabra, la riqueza mayor de la que el ser humano puede gozar. Pienso que esas personas que a nádie tienen, por las que pensar, recibir alegrías, incluso algunos disgustos, que algunos desvelos te causen y uno se los cause a ellos, me los imagino como si para el vivir cotidiano, el paso de los días, de los rigores del verano, de los extremados fríos del invierno, no tuvieran nada mas que una clase de vestimenta, por la que  soportar tanto unos extremos como los otros, que para ellos ningún tiempo les suponga esperanza ni alegría alguna, que no les llegue esa diaria comunicación que tanto llena el cotidiano vivir de los viejos, o personas mayores para no contrariar a quienes no les gusta eso de "viejos", aunque lo de "personas mayores", lo considero un eufemismo que en nada quita los años vividos, en fín,  que cuando se llega a estas alturas de la existencia, no alcanzo a saber que les motiva a continuar por este mundo, salvo la propia supervivencia, que no por ello quiera yo quitar lo que para todo ser supone eso.

Bueno,  a esperar la próxima época de vacaciones y pedir a Dios que tambien el próximo año me llegue hasta esa entrada del mes de junio, en que ya solo cuento por días la fecha en que tengamos la dicha de hallarnos tan próximos físicamente los unos con los otros. Menos mal, que tambien me quedan aquí todo el año, buena parte de esos seres a quienes tanto debo y a que mi vida siga transitando por el sendero de la dicha y felicidad de la que a Dios vuelvo a pedirle me la mantenga tal cual al día de hoy.
 
Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

Es verdad que cuando se van los hijos se queda uno muuuu triste, después vuelve la rutina y se adapta uno otra vez, pero mientras tanto..... pues darle gracias a Dios de que nos quedan algunos aquí, que los que se van no nos olvidan y que somos unos privilegiados por muuuuchos motivos, el principal por esa vida familiar que disfrutamos y que como tu dices, desgraciadamente no todo el mundo tiene. Un saludo: Carmen