viernes, 31 de agosto de 2012

Cerrando la puerta de agosto



Hoy cerramos la puerta del mes de agosto de 2012. A los que nos sobran años, da vértigo el contemplar cómo pasan los meses, pero no ya los meses, sino también los años. Pero no se porqué el mes de agosto tiene algo especial que se distingue de la mayoría de los del resto del calendario, excepto para mí, que el mes por excelencia es el de diciembre. Pero vamos a no desviarnos de lo que me ha traído hoy hasta este blog, que como en el título figura se trata del mes de agosto. Además de considerarse el mes más caluroso de todo el año, y esto con respecto a mí, que el calor me agobia mucho más que el frío, mis vivencias durante toda mi vida han transcurrido, en Córdoba, veintidós años; en Sevilla, dos y medio; y en Málaga, más de sesenta y dos; así que por lo que respecta a mis dos primeras residencias, las pasé como suele decirse canutas y por añadidura los más de veinte años en Córdoba, o para mejor decir en Villaharta, trabajando en el campo, que durante el verano todo el cobijo del astro rey, consitía en lo que daba de sí un sombrero de paja, como se decía, aunque la mayoría estaban hechos de palma. Pero por lo que a Málaga respecta, tampoco pueden dejarse atrás esos días de "terral", que abrasa hasta las ideas.

Otra vez se me ha ido el santo al cielo y cuando yo me embalo, no hay quien me pare. Si yo lo que quería tratar es de que el mes de agosto esta considerado el de las vacaciones pero con mucha diferencia con todos los demás. A partir de mañana y como quiero recordar en una de mis entradas antiguas en este blog, sobre este particular, me parece que lo titulé "Cada mochuelo a su olivo", o algo parecido, y esto suele decirse en mi pueblo cuando cada cual debe marcharse a sus ocupaciones o deberes. Y así es. Y claro yo me refiero a mi entorno familiar mas próximo, Ya cada uno está en sus ocupaciones habituales, o solo les queda el próximo sábado y domingo por su coincidencia con los días uno y dos de septiembre. A ellos, les resultará un tanto "cuesta arriba" el volver a coger el ritmo tal como lo requieran sus ocupaciones, pero todo es cuestión de días. Y a mí, ¿qué me espera? Pues a lo que llevo ya más de treinta años, la rutina del paso del día tras día, pasando mis recuerdos mucho más sobre el pasado que por el presente, pero no por ello, dejo de mirar al futuro y nunca falta en ese horizonte algún hecho o evento por el que se tenga también la ilusión de que pronto llegue, y al propio tiempo que regodeándome trayendo al pensamiento el haber tenido cerca de mí, físicamente, a todos los míos, contando los días que faltan para que vuelva a suceder tal cual, y ese volver, con los que aquí se quedan, también  que el sentirme cerca de todos no lo relaciono con las distancias que, y valga la redundancia, físicamente pueda separarme de ellos, llenan mis días de una dicha que, Dios lo siga permitiendo, me llevan por esa senda por la que estoy transitando desde hace muchos años, sin la menor contrariedad que traba alguna pueda poner. Aparte de cuanto mi personal tránsito por la vida lo ha sido hasta el día de hoy, de lo máximo que soñar hubiere podido, mas agradecido lo estoy de cuanto lo ha sido por lo que a esos seres míos mas entrañables y próximos lo estan gozando, que vuelvo a dar gracias a Dios, y aquí y sobre todo, lo sigan gozando sin merma alguna. El entregarme a estos recientes sucedidos de las vacaciones, siento cierta esperanza de que la misma vuelva no pasados siquiera muchos meses. Quizá, mirando hacia este pasado tan proximo, se me encoja algo el ánimo, de comprobar de como suele decirse, que pronto pasa lo bueno.

Pido perdón por la reiteración de la presente entrada con la anterior, en los temas de mis familiares, pero cuando los sentimientos se apoderan del pensar, nada hay que pueda sustraerte a vertirlo sobre el papel. Hasta la próxima entrada.

jueves, 23 de agosto de 2012

Adiós a las vacaciones



Entre ayer y hoy se ha consumado la terminación de unas vacaciones. Desde hace ya bastantes años, no menos de veinte, cada vez que llega junio, siento ese gusanillo de satisfacción en que lo considero el mes en que comienzan las vacaciones, no las mías, que esas comenzaron hace ya más de treinta años, sino las de mis hijos y mis nietos. Pese a que incluso la inmensa mayoría de los días del año, sostengo con ellos, me refiero a los dos que estan fuera de Málaga, conversaciones,  para mejor decir  lo que ha dado en llamarse videoconferencias, o en mi caso,  comunicaciones por las que nuestras imágenes se nos muestran a través de esos adelantos de los que en mi infancia y juventud ni las mentes más preclaras e imaginativas hubieren siquiera podido soñar, cuando la presencia física de ellos y como por costumbre tengo, les digo adios desde la ventana de mi dormitorio, cuando dan por finalizada su estancia aquí al haber estado disfrutando de sus vacaciones, no  puedo por menos, y como en estos momentos, estoy, sentir ese cosquilleo de tristeza que la ausencia de los seres queridos produce y que penetra hasta lo mas profundo de nuestra alma.

Una vez pierdes la visión de su imagen o la del vehículo que los transporta, despidiéndose alzando y moviendo sus manos, inmediatamente el pensamiento se dirige hacía las próximas visitas que han de hacerte y en el día de hoy, deseando que llegue el momento en que los anuncios comerciales comienzan a mostrar esos alegres ofrecimientos acompañados de los villancicos que son como la brisa anunciadora de la cercana llegada de la Navidad, festividad por cierto la más familiar de cuantas existen cuando menos en el calendario español. Siempre y tanto en los momentos de las llegadas o despedidas de los míos, no puedo por menos que pensar en esas personass que carecen de todo  ser querido de  los que tanto se espera, con los que tanta satisfacción te produce su presencia, de los que tambien te deja esa melancolía cuando se ausentan, pero aun lejanos, sabes que estan siempre contigo, que tú tambien estas con ellos, por quien todo lo darías, por los que todo lo darían por tí, y en en una sola palabra, la riqueza mayor de la que el ser humano puede gozar. Pienso que esas personas que a nádie tienen, por las que pensar, recibir alegrías, incluso algunos disgustos, que algunos desvelos te causen y uno se los cause a ellos, me los imagino como si para el vivir cotidiano, el paso de los días, de los rigores del verano, de los extremados fríos del invierno, no tuvieran nada mas que una clase de vestimenta, por la que  soportar tanto unos extremos como los otros, que para ellos ningún tiempo les suponga esperanza ni alegría alguna, que no les llegue esa diaria comunicación que tanto llena el cotidiano vivir de los viejos, o personas mayores para no contrariar a quienes no les gusta eso de "viejos", aunque lo de "personas mayores", lo considero un eufemismo que en nada quita los años vividos, en fín,  que cuando se llega a estas alturas de la existencia, no alcanzo a saber que les motiva a continuar por este mundo, salvo la propia supervivencia, que no por ello quiera yo quitar lo que para todo ser supone eso.

Bueno,  a esperar la próxima época de vacaciones y pedir a Dios que tambien el próximo año me llegue hasta esa entrada del mes de junio, en que ya solo cuento por días la fecha en que tengamos la dicha de hallarnos tan próximos físicamente los unos con los otros. Menos mal, que tambien me quedan aquí todo el año, buena parte de esos seres a quienes tanto debo y a que mi vida siga transitando por el sendero de la dicha y felicidad de la que a Dios vuelvo a pedirle me la mantenga tal cual al día de hoy.
 
Hasta la próxima entrada.

jueves, 16 de agosto de 2012

Dornillo



Al cabo de siete días sin pasar por este mi blog, un tanto abandonado durante este verano, posiblemente no habré dedicado una entrada a utensilio tan insignificante como el que da el título a la misma. Sin ninguna duda para la inmensa mayoría, y perdonar lo rimbombante de "inmensa", de los que puedan leerla, estoy totalmente seguro que eso de "dornillo" les sonará a chino. A mí, no.

Comenzaré por aclarar que dornillo es, o para mejor decir era, una especie de mortero de madera redondo, hecho de madera, generalmente de olivo o de encina, el que había en  casa de mis padres era de esta ultima clase, y que con mazo del mismo material servía para majar los alimentos, y muy especialmente en la época de verano en la que nos encontramos, era donde se hacía el gazpacho. Pues aunque os parezca de tamaña insignificancia tal utensilio, en mi infancia y tambien ya bien entrado en la juventud, puedo asegurar que eran escasos los nuevos contrayentes de los matrimonios, que el mismo no figurara como elemento imprescindible en sus ajuares. Por cuanto en el hogar en el que me crié, como en la mayoría de los compuestos por personal obrero, las desnudez del mobiliario y enseres era tan escaso, que estaba limitado a lo mas imprescindible, pero como apuntaba anteriormente, escasísimos eran los que no aportaban entre sus utensilios de cocina el "dornillo". No se han ido de mis recuerdos aquellos actos cuando mi madre dornillo sobre la mesa, mazo en su mano, y comenzaba por los ajos, pimiento, pepino, tomate, sal, trozos de pan que aun datando de varios días atras los remojaba con agua para poderse majar con facilidad y añadiendo poquito a poco desde la alcuza pequeñas cantidades de aceite, eso sí, puro de oliva, no menos de veinte o treinta minutos le llevaba en preparar aquellos gazpachos, que bien por tener hecho ya el paladar a las comidas preparadas por ella, o porque las madres son las mejores cocineras del mundo, hoy recordándolo, parece regodearme con el sabor tan especial que para mí tenía aquel riquísimo manjar que mi madre hacía. Tampoco se me ha olvidado, y volviendo a los mendrugos de pan duro que en el cajón de la mesa se íban guardando, y con el fin de no tirar el pan, que, según decía mi ya repetida madre, era un pecado, solía muchas veces echarlos al gazpacho una vez hecho, y dado a la gran masa de líquido comparada con los escasos mendrugos de pan agregados al mismo, nos llevaba a los comensales, que como cité en una entrada no muy lejana, lo hacíamos todos en el mismo plato, en este caso en el propio dornillo, precisábamos de tres o cuatro intentos para poder dar caza, o mejor dicho pesca, a una de aquellas "sopas" que a gloria nos sabían. De tan insignificante cuestión tratada como es la del dornillo, me han traido al recuerdo gratísimas rememoraciones, que por tan lejanas no dejan de que por ese regusto, rinda con ello homenaje a lo más sagrado que dá la vida, como es la MADRE. Lo que menos esperaba es que esta entrada tuviera el final que ha tenido, pero si no interesanate, cuando menos para mí, es lo mas sentido que pudiera haber sido. Hasta la próxima entrada.

jueves, 9 de agosto de 2012

Bendita sequía agosteña


Una semana justa llevo sin asomarme por estos lares. No como en otras ocasiones esta tardanza ha obedecido a desidía, falta de temas de que tratar u otra circunstancia que me tuvieron ausente de este humilde blog. Nada de eso, si no que arropado totalmente por todos mis seres queridos y aunque en estos tiempos de calores casi insoportables el estar arropado pueda parecer que pudiera estar en la mismas puertas de la asfixia, resulta que tal arropamiento es lo mas gratificante que, no yo, si no cualquier persona, pueda recibir a lo largo de su vida. Como califico en el asunto, esa bendición es que como estamos en época de vacaciones, ello y aunque sea con el calor, me tiene a todos mis hijos y nietos aquí, aunque alguno de éstos últimos ya hace algunos días que se fueron y otro lo ha hecho en la mañana de hoy, por lo que se van desgajando algunos miembros que por unas u otras causas van decidiendo tomar las de villadiego, como suele decirse, pero en fín, a medida que los días, o mas bien  los años, van pasando, resulta dificil reunir y mantener reunidos a toda la familia.

En no pocas ocasiones e incluso a través de este blog me he manifestado en el sentido de que mis riquezas materiales a lo largo de mi vida no han sido muy extensas por cuanto a su acaparamiento,pero en el plan afectivo me he considerado y lo sigo manteniendo, el hombre, no diré el más, pero sí entre ese grupo que formen los más afortunados que pasaron, estén pasando y lo sigan pasando por esta vida. El  sábado día cuatro del mes actual, en que todos los presentes en su momento, estuvimos reunidos para una comida y un pequeño acto complementario, fue uno de esos momentos que en el  devenir de los días en mi vida, han ido dejando ese hito por el que se ha venido desarrollando todo cuanto supusieron, y así lo siguen siendo, la dicha que han estado conformando mi existencia. Son de esos instantes, en que por fuerza tienes que volver un recuerdo al pasado y traer a la memoria a todos esos seres que hubieres deseado el que no se hubieren ido y a la par que uno habrían compartido esa dicha que se estaba gozando, y a su vez agradeciendo a los que también a su vez se vinieron incorporando y así continua siendo prolongada la cadena de esos seres que como todo en la vida no deja de renovar los eslabones que las circunstancias va desgajando. Y otra vez, consciente de que estoy siendo tal vez un tanto pesado por mi reiteración, no hay en la vida nada que pueda aportar al espíritu mas savia para mantener la felicidad, que ese afecto y cariño que día tras día, mes a mes, y año trás año,  vas recibiendo de ese entorno que es lo mas valioso y maravilloso que te vaya  siendo aportado. A medida que el mes de agosto se siga agostando, dará lugar a que también algunos de esos miembros de los que esta conformado todo el entramado del que tan orgulloso me siento y por imperativo de sus ocupaciones y residencias habrán de irse ausentando, y que darán lugar a que sus distancias físicas por su naturaleza estarán mas lejanas, sus aportes afectivos no menguaran por ello y a mí me irán sustentando, sin duda alguna,  hasta el fín de mi andadura por este mundo, al igual que harán los que junto a mí físicamente quedan.     Posiblemente y para quienes no conformen ese entorno familiar a que me he venido refiriendo a lo largo de esta entrada, pueda parecerle este relato un tanto tedioso, pido sepan perdonar que siempre, siempre, siempre, los sentimientos están por encima de los razonamientos  y como suele decirse, los árboles no dejan que veamos el bosque y yo en estos momentos afectado por ese "nosequé"  de satisfacción y orgullo, no haya podido controlar esos sentimientos que tan dentro del alma me han bullido hacía el exterior.   

Hasta la próxima entrada.                                                                                

jueves, 2 de agosto de 2012

Vámonos otra vez a la mili



Tal día como hoy, pero de hace nada más y nada menos que SESENTA Y SEIS años, me sucedió el hecho mas importante y trascendente de cuantos me acaecieron en los dos años y medio en que permanecí en el Ejército. A grandes rasgos, fue lo siguiente.

Creo que podían ser a ultimos del mes de junio anterior, o sea del año de 1946, estando realizando el servicio militar en el Regimiento de Artillería número 14, de guarnición en Sevilla, después de la lista de Retreta, que para los no iniciados, es la última lista que se pasa en un cuartel, el Sargento de Semana de mi Batería, tomando un escrito anunciaba que pedían personal voluntario para ordenanzas, escribientes y mecanógrafos para Capitanía General de la mencionada plaza. Para ordenanzas lo solicitaban unos cuantos, para escribientes tambien cuatro o cinco y para mencanógrafo no salía nadie. En vista de ello, y sin que nunca haya encontrado explicación al hecho, dí un paso al frente y le dije que me apuntara a mi para mecanográfo. El no encontrar explicación a mi decisión, no es nada más que yo nunca había tocado siquiera una máquina de escribir. Pues precisamente en la misma Lista de Retreta del día 31 del mes siguiente  a mi petición, igualmente el Sargento de Semana, que es el que pasa dichas listas y las demás también, lee una orden en la que se decía que el Artillero Rafael Galán Rodríguez debía verificar su presentación a la mayor urgencia en la Capitania General donde había sido destinado  como mecanógrafo. Lo primero que a la imaginación se me vino fue en que en su consecuencia el premio sería ir al calabozo por haber solicitado un destino para el que no estaba capacitado. Al siguiente día y por falta de no haberme informado a la dependencia o negociado donde iba destinado, verifiqué mi presentación en la Compañía de Destinos de dicha Capitanía y me mandaron nuevamente a mi Regimiento para que al siguiente día, o sea el día 2 de Agosto de aquel 1946 volviera a presentarme sabiendo yá donde era mi destino. Estas veinticuatro horas que me concedieron de plazo suponía otras tantas de mi libertad. Ninguna de las dos noches pasadas conseguí pegar ojo, pero el tiempo pasa sin compasión alguna y ese día dos, por un Brigada de la mencionada Compañía de destinos, tras subir a pie una escalera de caracol con 108 escalones, y en una Dependencia que a su entrada y sobre una mampara de cristal y madera figuraba una inscripción en letras negras que a mi me sugirió era un epitafio, en el que se leía "ZONA DE RECLUTAMIENTO Y MOVILIZACION NUMERO 9"

El Brigada que me acompañaba me presentó a otro de su mismo empleo y éste del que casi sin mirarme, se limitó a decirme: "Acompáñame". Pidiendo la venía en la puerta de un negociado limitado tambien por mamparas, y concedida la misma pasamos al interior y mi conductor dirigiéndose a un Capitán que sentado junto a una mesa estaba le dice: "A sus órdenes mi Capitán, aquí le traigo a su nuevo mecanógrafo que había solicitado". En aquel momento el mundo se hundía a mis pies. Aquella simple palabra de "mecanógrafo", suponía un cañonazo a mi estado de ánimo. El Brigada pidió permiso para retirarse, quedando yo solo ante el Capitán. Era un hombre de pelo canoso, tez sonrosada, barba un tanto rala, debía tener alrededor de los cincuenta años  y tras dirigirme una mirada, para mí inexpresiva, tomaba su petaca, echaba un poco de tabaco sobre la mano y me preguntaba si yo fumaba. Le contesté afirmativamente, me entregó su petaca y yo hice igualmente vertiendo el tabaco suficiente como para liar un cigarro. El Capitán lió el auyo y como yo permaneciera con el tabaco en la mano, me pregunto si no tenía papel de fumar; al decirle que no, me ofreció su librito de donde tomé una hoja y lié mi cigarro. Encedió el suyo y como quiera que yo por toda pertenencia llevaba un sello de correos para escribirle una carta a mis padres donde les daría cuenta del resultado del lío en que me había metido, como no tenía lumbre para el encendido, volvió a preguntarme si carecía de ello, y como volviera a darle la misma respuesta, me dirigió la siguiente frase: "Vienes tú como para irte de juerga". Las cosas no marchaban nada favorables a mí. Pero faltaba lo principal. Encendidos los cigarros, indicándome una silla que estaba junto a una mesa en la que había una máquina de escribir "Underwood", me dice, "Bueno siéntate que vamos a trabajar". Ahora llegaba la hora de la verdad y armándome de valor y deseando de terminar con aquella situación dirigiéndome a él, le digo "Mi Capitán, yo no he tocado una máquina de escribir en mi vida". Con cara de asombro y mirándome fíjamente tras unos instantes, me pregunta: "¿es que te han mandado equivocadamente?". Con gran aplomo le expliqué lo que había sucedido hasta llegar allí, y ahora con cara de mas perplejidad si cabe, creo pensaría: "¡Que hago yo ahora con este tío!". Aquellos momentos de silencio fueron para mí interminables y ansioso esperaba la sentencia que en su caso decidiría y que por su expresión yo no era capaz de adivinar por donde pudiera venir, pero no me hubiera extrañado que terminara en el calabozo, al solicitar un destino para el que no tenía ni la menor idea para su desempeño. Al fín salía de la boca de aquel santo varón la siguiente pregunta: "¿Tú tienes interés en aprender a escribir a máquina?". Cómo si aquellas palabras hubieren sido proferidas por los ángeles del cielo, le contesté que era lo que mas deseaba en el mundo en aquellos momentos. Pues entonces no te preocupes  y si pones interés veras como lo consigues. En aquellos momentos me hubiera lanzado sobre él y hasta creo hubiere sido capaz de colmarlo de besos. Aquel gesto más que de un Capitán del Ejército me pareció mas propio de un Santo y que poniendo su magnanimidad por encima de su deber, me hizo el mayor favor que nunca hasta entonces había recibido de persona ajena a mi propia familia. Unos veinte días despues le daba a él y mucho mas para mí, la noticia de que yo estaba en condiciones de despachar a máquina cualquier trabajo que se presentara. En primer lugar, este hecho me hizo el pasar el mejor tiempo de mi vida hasta entonces durante estuve en la mili, y también con el paso de los año, fue causa y motivo de llegar ya en la Guardia Civil a destinos que fueron de lo mejor que hubiere deseado. Con el relato que termino de hacer en mi entrada de hoy en el blog, quiero, a pesar de haber transcurrido SESENTA Y SEIS AÑOS de aquel hecho, rendir mi mas profundo agradecimiento y recuerdo  a aquel hombre, que por encima de su deber como un superior jerárquico en la vida militar, puso sus sentimientos como hombre y a mí me proporcionó uno de los hechos imborrables que a traves del paso por la vida dejan huella inovidable de gratitud. Hasta la proxima entrada.