martes, 17 de julio de 2012

Cuarenta años y parece que no son nada


En estos momerntos en que comienzo esta nueva entrada en el blog, son las cinco en punto de la tarde. En estos instantes, pero de hace cuarenta años, recuerdo me encontraba despidiéndome de mi mujer, que en el Hospital Provincial Carlos Haya de Málaga, se encontraba acompañando a su padre que se hallaba hospitalizado desde hacía algunos días y que precisamente 6 días después fallecía. Y digo me despedía de mi mujer, porque al mismo tiempo le decía que me iba a vigilar el servicio de una pareja compuesta por un Cabo y un Guardia, de los que tenía a mis órdenes en el servicio de Información y luego después me marcharía para el Cuartel de los Ángeles. Así lo hice. 

La pareja de servicio aludida, tenía la misión de vigilar un coche Seat 124, con matrícula falsa, que había sido robado y que estaba siendo utilizando por el Lute y que unos días antes había sido herido por el Cabo Comandante de Puesto de Cártama, cuando el mismo estaba distrayendo al encargado de una sucursal de la entonces Caja de Ahorros de Ronda, sita en la barriada de la Estación del mencionado pueblo de Cártama, posiblemente estudiando la forma de entrada para robar en la misma, alguna noche posterior.  Al mencionado vehículo le habíamos pinchado dos ruedas la noche anterior a fin de que no pudieran ponerlo en marcha cuando fueran a utilizarlo. Como quiera que todas las informaciones que teniamos sobre el mismo y sus hermanos  las salidas para la comisión de sus hechos delictivos las realizaban siempre cuando menos cuando ya comenzaba a oscurecer, regresando de las mismas antes de la amanecida, ese servicio lo era principalmente con el fín de poder dedectar si alguién solía aproximarse por el vehículo y luego tratar de localizar su domicilio, sigilo que había que tomar dado la cantidad de medidas de seguridad que siempre empleaban antes de tomar los vehículos que uitilizaban en sus desplazamientos, siempre robados y provistos de matrículas falsas. Tras la preceptiva "sin novedad en el servicio" que me fue dada por el Cabo Jefe de la pareja, como tenía previsto me marché para el Cuartel, no sin antes también me había visto con el Guardia, dado a que cada uno ejercia su vigilancia no juntos, pero sin perderse de vista el uno del otro a fin de poder prestarse el correspondiente auxilio en caso necesario. El enfrentamiento tuvo lugar a dicha hora, debido a que el Lolo iba a tirar al campo unos vendajes llenos de sangre que habían utilizado en la cura de su hermano, que como se dice fue herido días antes.

Transcurridos unos veinte minutos en que tardé en llegar al Cuartel, ya se había recibido una llamada de la pareja en la que se comunicaba habían tenido un enfrentamiento con uno de los hermanos del Lute al que sin duda lo habían herido, dado a que se había dejado un pequeño rastro de sangre pero que había desaparecido por entre los cañaverales de un arroyo próximo al lugar de los hechos y donde también se perdía el reguero de sangre que hasta allí llegaba. Con el resto de personal que en aquel momento tenia disponible y dada la  novedad al Teniente Coronel primer Jefe de la Comandancia me trasladé hasta el lugar, y que precisamente estaba en una barriada no mas de ciento cincuenta o doscientos metros de distancia del Hospital Carlos Haya.


Tras tres dias de incensantes gestiones, descubrimos cuatro domicilios, que con nombre falso habían sido adquiridos por El Lute, y en uno de los cuales se encontraban, una hermana y el hermano pequeño del Lute, la madrastra del mismo, la mujer y dos hijos de otro de los hermanos, precisamente el que había sido herido en el enfrentamiento a que se hace mención anteriormente y dos hijos del propio Lute y que mas de un año antes se los había quitado a la madre de los mismos cuando residían en las proximidades de Madrid. El Lute, y sus hermanos el Lolo, los dos heridos, y el Toto, no fueron hallados en ninguno de los domicilios encontrados.

Como quiera que de estos hechos ya en otras ocasiones he dado buena cuenta en este blog, y por no hacerlo mas pesado, diré que la final fué la entrega a la madre de los dos hijos del mencionado Lute y que en aquellos momentos residia en Valencia y la que previo aviso llegó hasta Málaga, por vía aérea, regresando por la misma vía tras hacerse cargo de los mismos en el Tribunal Tutelar de Menores donde habían sido entregados y para cuyos actos los realicé yo personalmente y utilizando un Renault 4-L de mi propiedad, con el fin de pasar totalmente desapercibidos tanto por la prensa como por las gentes de Málaga y que hubieren entorpecido todo el desarrollo de los actos, que lo fueron con toda normalidad.

Con todos los actos que han quedado relatados, estuve siete días sin ir a dormir a mi casa, o sea a esta desde donde hoy escribo. Este tiempo empleado en un servicio no se practica hoy, menos mal.

En esta fecha se cumplen hoy también diez años del fallecimiento de mi cuñado Dionisio, o "Doni", como se le llamaba, al que hoy con esta breve referencia quiero recordar con cariño.

Hasta la próxima entrada.
                                                   

1 comentario:

Carmen dijo...

Esta entrada deberían de leerla muchos guardias jovenes y que supieran como eran antes los servicios, te lo digo porque en la familia de mi marido hay muchos y a veces los oigo de "protestar" por alguna tontería, cuando no tiene absolutamente nada que ver aquella vida y esta, afortunadamente, porque estar una semana sin pasar por casa, debió ser durisimo para ti, pero seguro que lo llevaste bien ¿a que si? Un saludo: Carmen