Como desde hace hoy 60 años, cada vez que llega este día en que era domingo, en el año de 1952, no puede por menos que venirme al recuerdo, que por esa otra casualidad de la vida conocí a la mujer que me llevó a cuarenta y cinco años de felicidad plena con la añadidura de que me dio la descendencia de la que siempre tan orgullosos nos sentimos. Creo que nada me quedaría por añadir a todo cuanto en las diferentes efemérides en que desde que entro en este blog se han sucedido, he dejado constancia de todo ello, pero sí, nunca sería lo suficiente en dar gracias a Dios por cuanto supuso aquel casual encuentro. La vida de toda persona está jalonada de circunstancias casuales, en las que va marcando el camino de cada cual. Yo en la mía, se ha dado en la casi todalidad, por no decir siempre, todas esas casualidades lo fueron, y lo siguen siendo, en beneficio de mi propio discurrir por la misma, lo que me han hecho ser un afortunado de la misma.
Hoy, la multitud de circunstancias favorables de las que gozo, se ven un tanto empañadas por la situación, en que el unico hermano varón que me queda, padece un grave estado de salud y de lo que tuve exacto conocimiento en el día de ayer. Pero así es la vida, que al igual, que en mi caso, casi siempre lo han sido acontecimientos felicísimos, de vez en vez, y con mucho menos espaciados en el tiempo lo van siendo a medida que los años pasan, no dejan de llegarnos otros acontecieres, que también dejan profunda huella en nosotros. Y así seguirá sucediendo, aunque los hechos de una u otra índole más o menos felices, no lo estan equitativamente distribuídos entre los que vamos transitando por este valle de lágrimas. Yo gracias a Dios, hasta hoy, me encuentro entre los afortunados y sigo solicitándole lo sea así hasta que Él disponga.
Con esta entrada, un tanto dispar entre lo relatado, doy finalizados los días de sequía en que estaba el mismo. Hasta la próxima.
Hoy, la multitud de circunstancias favorables de las que gozo, se ven un tanto empañadas por la situación, en que el unico hermano varón que me queda, padece un grave estado de salud y de lo que tuve exacto conocimiento en el día de ayer. Pero así es la vida, que al igual, que en mi caso, casi siempre lo han sido acontecimientos felicísimos, de vez en vez, y con mucho menos espaciados en el tiempo lo van siendo a medida que los años pasan, no dejan de llegarnos otros acontecieres, que también dejan profunda huella en nosotros. Y así seguirá sucediendo, aunque los hechos de una u otra índole más o menos felices, no lo estan equitativamente distribuídos entre los que vamos transitando por este valle de lágrimas. Yo gracias a Dios, hasta hoy, me encuentro entre los afortunados y sigo solicitándole lo sea así hasta que Él disponga.
Con esta entrada, un tanto dispar entre lo relatado, doy finalizados los días de sequía en que estaba el mismo. Hasta la próxima.
1 comentario:
Me alegro muchiiiiiisimo de que seas un afortunado de la vida, al mismo tiempo me asombro de esa memoria fabulosa en que hechos para otros quizás no tan importantes a ti se te han grabado y lo recuerdas aunque hayan pasado 60 años. Siento lo de tu hermano, tambien yo ahora estoy preocupada por mi hermano mas pequeño, esperemos que vaya todo bien. Un saludo: Carmen
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