sábado, 21 de mayo de 2011

¡Aleluya!

Desde anteayer a última hora tengo teléfono y también Internet. Estoy como suele decirse, como niño con zapatos nuevos.

Hoy 21 de mayo, como efemérides destacada solo me afecta el nacimiento de mi quinto nieto, que hoy cumple 16 años. Fue el último que conoció su abuela materna. En este caso, vuelvo a repetir otra vez eso que tanto solemos decir los viejos, de "¡hay que ver cómo pasa el tiempo!". Vuelvo la vista atrás sobre el recuerdo de ese pasado y tal acontecimiento me da la sensación de tenerlo a la vuelta de la esquina. Pero si esa vista atrás la fijo solamente en él, me llevan a su recuerdo de cuando contaba algo más de dos años, que todas las tardes iba a recogerlo a la guardería y después dar buenos paseos por la playa o a la orilla del río. Hoy como ya he citado cumple 16 años y me saca en estatura con seguridad más de quince centímetros. Los cuidados que entonces yo ejercía sobre él, en la actualidad salen de su boca lo que tantas veces yo le decía entonces, pero hoy soy yo el pasivo. Lo que era "Jorge ten cuidado", se han cambiado por el de "Abuelo ten cuidado". Así es el devenir de la vida.

Lo que también es diferente el hoy de aquel ayer, es que en aquellos primeros cuidados y paseos, estaba reciente el fallecimiento de mi mujer y en los momentos en que el niño estaba más distraído en su juego y que mi atención en su consecuencia parecía distraer un tanto la atención sobre el mismo, el recuerdo de ELLA, que aunque nunca llegaba a desviarse de mi sentimiento, parecía estar programado el instante en que la aflicción me embargaba al punto de venirme un desconsolado y profundo llanto que en silencio y sin más testigo que aquel inocente crío ajeno a los sentimientos de su abuelo, estaba inmerso en lo que a su edad era lo propio, pero sin duda era el mínimo tributo que yo debía pagar a lo que durante su vida, supuso todo cuanto aportó, que lo fue casi todo, a la constitución de una familia, que si no totalmente modélica, sí muy poco, o casi nada de ello estoy arrepentido.

Aparte de lo consignado anteriormente, y como no, que para eso soy viejo, tampoco dejo hoy de comparar las causas o motivos que aportan al espíritu alguna satisfacción, que tan diferentes pueden resultar, según la situación por la que se esté atravesando. En este caso, siempre me viene a la memoria aquello que sentenciaba, mi "paisano" Séneca. "Para nuestras necesidades, lo poco es mucho, pero para nuestras ambiciones, lo mucho es poco". Para ello, habremos de recapacitar en lo que solamente hace falta para nuestra supervivencia y hasta donde pueden llegar nuestras ambiciones en lo superfluo.

Bueno lo que en principio solo tenía pensado en relatar que ya tenía teléfono e Internet, he filosofado sobre otros recuerdos. Démoslo por bien empleado.

Hasta la próxima.

P.D.: ¡Ah! , y que no me falte el teléfono e Internet, que me cambia el paso.

1 comentario:

Carmen dijo...

¡¡¡Ya era hora!!! parece que por fin ya están arreglados todos los teléfonos y por consiguiente Internet, parece mentira como echamos de menos algo que no hace mucho no sabiamos ni que existía ja ja, así es la vida, nos creamos necesidades que no son tales, pero honestamente debo reconocer que me alegro de tenerlo otra vez ¡que viva el progreso! Saludos: Carmen