Durante los diez o doce últimos años de su vida, le oí decir a mi madre en muchas ocasiones, que "Estaba cansada de vivir." No decía que estuviera harta, que parece ser que no es lo mismo.
Hoy se cumplen cinco días que llevo padeciendo una pequeña gripe, que incluso no ha llegado a darme fiebre, si acaso solamente unas décimas, y por fin parece que comienzo a tomar el estado de la normalidad.
Si hace años cuando le oía decir esa frase a mi madre la interpretaba como una cosa de "viejos", durante esta breve y leve adversidad en mi salud, he comprendido cuan de fundamento tenía para proferir semejante expresión. Cuando a estas alturas de la vida que las fuerzas físicas tanto flaquean, se te presenta cualquier contrariedad en tu estado de salud, te lleva a un estado de laxitud que en esos momentos, solo parece que se te apetece apartarte del camino de la vida, dejar que todo pase sobre ti y que nada ni nadie te moleste. Tienes la sensación de estar en un estado en que todas las direcciones a partir de ti, son todo cuestas inaccesibles para que continues tu caminar por la vida. En una palabra, y como decía mi madre, parece que estás cansado de vivir.
Después y a medida que vas reponiendo tus menguadas energías, te va volviendo el aliento para poder seguir caminando hasta una nueva recaída y así hasta que por fin te llegue, en la que te sea imposible reanudar la marcha. El peso de los años, efectivamente "CANSA".
Hasta pasado mañana.
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