lunes, 8 de junio de 2009

59º aniversario Día del Corpus

Tal día como hoy, pero de hace cincuenta y nueve AÑOS, fue la festividad del Corpus Christi (o día del Señor como popularmente se llamaba). Os preguntaréis del porqué traigo esto a colación, cuando desde entonces se han sucedido otras cincuenta y ocho festividades como aquélla. Os parecerá una circunstancia insignificante, para mí desde luego, marcó el inicio de una ilusión. Como cito anteriormente se celebró la festividad del Corpus, yo me encontraba entonces en la Academia de Úbeda como Guardia Alumno y aquel día desfilamos en la procesión que se celebró en la mencionada localidad. Como recuerdo conservo una fotografía que nos hicimos en la plaza del Ayuntamiento, dos compañeros míos de clase y yo. Uno se llamaba Juan Dueñas Romero, de Andújar; otro Francisco Duzmán Cortés, de Ceuta (su primer apellido es como está escrito), Nunca más volví a saber nada de ellos desde que salimos de la Academia.

Hasta aquí, tampoco hay nada especial para traer esto al recuerdo, pero el detalle que cito a continuación hace que todos los años me acuerde de aquel día. Parecerá que estoy escribiendo una novela de suspense cuando después de varios renglones mantengo la incógnita de la motivación de recordarlo. Se trata sencillamente de que en dicha ocasión vestí por vez primera el uniforme de paseo de la Guardia Civil y lo mas representativo de ello, también el estreno del tricornio. Desde unos cuantos años antes, siempre soñé con que algún día me pudiera llegar ese momento, quizás tan humilde como deseado por mí.

Para la llegada a cualquier meta, la mayor o menor importancia de su consecución es situarte en el punto de partida hacia la misma. Después de una intentona frustrada para ingresar en el Cuerpo cuando estaba haciendo el servicio militar, que en principio me hizo volver a trabajar en la mina, todo mi desvelo personal era el procurarme un medio de vida, cuando menos estable y seguro. Tras algunas contrariedades, por fin vestía el uniforme con el que tanto llevaba soñando y pese a lo humilde de conseguir el empleo de Guardia Civil, su consecuencia a través de los años, llegó a ser mucho mas importante y rentable de lo que yo nunca hubiera sospechado llegar a alcanzar. Desde luego no lo fue hacerme poseedor de riquezas tal como ello se entiende, de esas que lo mismo que se atesoran pueden dilapidarse, sino el que por su razón poco menos de dos años después del día que estoy rememorando, conocí a la mujer, con la que formé la familia que con ello sí llegué pasando el tiempo, a considerarme el hombre mas afortunado del mundo. Cuando se ha llegado a sobrepasar con holgura los ochenta años de vida, desde esa atalaya que supone el paso del tiempo, es cuando se da todo el valor y alcance de cuanto se consigue en el plano sentimental y afectivo, que nada otra posesión puede comparársele.

Valga este humilde recuerdo a aquel día del Corpus, que supuso el inicio de un modo de vida del que tanto llegué a poseer y tan orgulloso me siento de haber sido como fue.

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