martes, 5 de abril de 2016

Atravesando el mes de abril



Creo haberlo repetido muchas veces, de que en el mes de Abril han acaecido la mayoría de las cosas relacionadas conmigo. Muchas de ellas muy importantes, beneficiosas y hasta felices; las menos, y hasta escasísimas, fatales, y alguna de cierta decepción.

Por orden cronológico, comenzaré por mí, ya que ahí comienzan los  casos, nada menos que en 1925, que dan título a esta entrada, diciendo que naci en abril; me fui a la mili en abril; ingresé en la Guardia Civil, en abril, me casé en abril y causé baja en la Guardia Civil en abril, y regresamos del exilio durante la guerra civil en el mes de abril

Un hijo nació en abril y se casó en abril. Otro hijo se casó precisamente un día cómo hoy. Y un nieto nació en abril.

Y los acontecimientos más tristes, lo fueron, que mi madre y mi suegra fallecieron en abril.

Por el número de veces que he señalado el mes de abril, creo no me falta razón para señalarlo como mes especial en el devenir de mi existencia.

Pero rumiando tantas cosas como me han acaecido en el mes de abril, si me pusiera a desbrozar cuantos hechos lo fueron a lo largo del resto de los meses del año, posiblemente habría alguno que no le fuera a la zaga a este primaveral mes. Y es que, haber atravesado noventa y una vez todos los meses del año, excepción hecha de los días que faltan hasta el día 27 de este, y valga la redundancia, abril, es para que se hayan ido acumulando millares de hechos y circunstancia que han ido, y quiera Dios lo sigan yendo, pero que lo sean buenos, los que me falten en esta, ya tengo que decir, última etapa de mi vivir.

Y volviendo a otro tema, que casi siempre ha sido en abril, este año se ha anticipado, y se ha celebrado en marzo, se trata de lo siguiente. 

El sábado día 26 del mes pasado, Sábado Santo, fuimos a la "merendilla", que se celebraba, como todos los años, en el Domingo de Resurrección, en Villaharta, mi pueblo, y ahora se hace el Sábado Santo por razones de que los villaharteños/as que residan fuera puedan asistir.


Estando allí, cuando en algunos momentos volvía mis recuerdos a las primeras asistencias a dicha celebración, que yo podría tener alrededor de los cinco, seis o siete años, y que entonces se hacía en un punto muy cercano del que hoy se celebra, aguas arriba en el arroyo de Las Navas y punto conocido por la Cruz, haciéndome la composición de lo que eran aquellas "merendillas" a las que hoy son, solo tienen de iguales, en que se salía al campo a comer, pero creo que nada más.

En primer lugar las viandas que se llevaban, nada tenían que ver aquéllas con éstas; las tortillas de patatas que entonces todo el mundo las llevaba, ahora creo nadie lo hace; los hornazos, que eran una especie de torta con un huevo colocado encima de la misma y sujeto  por dos cordones hechos con la propia masa de la torta y cocidos en el horno, ello creo que ya la mayoría de las gentes ni saben lo que son; los desplazamientos hasta La Cruz, lo eran en su inmensa mayoría a pie, y algunas personas, pocas, en caballerías, mientras que hoy lo son todos en vehículos automóviles, y así sería un largo etcétera de diferencias, casi todas mucho mejores las de la actualidad.

Pero lo que sí percibí, es que las de antaño me parecían mucho mas íntimas que las actuales, las reuniones de las gentes aunque no tuvieran relación de familiaridad eran mayores, aquella juventud que en pleno asistía a "la merendilla", se divertían entre ella de la formas que les permitían las circunstancias, y en fin, la diferencia de las viandas de hoy de mucha mejor calidad y buen comer, que las de ayer, pienso aquellas dejaban ese "nosequé" calor humano que da el trato de las gentes, unas con otras, y eso conlleva lo que ha dado en llamarse fraternidad.

Espero no piense nadie, que yo preferiría lo fueran como antes lo eran a como hoy lo son, pero si a lo mejor de ahora, pudiera unírsele, lo que como cito a mi me parecía lo mejor de antes, terminaría siendo como reza el dicho, "miel sobre hojuelas".

Hasta la próxima, que todavía estaremos atravesando el mes de abril y quiera Dios nos tenga reservado muchas cosas, pero todas buenas.

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